La Mantería es una de las iglesias más desconocidas de Zaragoza. Y no es precisamente porque no tenga una ubicación céntrica. Situada junto al Coso, en la plaza de San Roque, y al lado del primer rascacielos zaragozano, este templo zaragozano que realmente se llama iglesia de Santo Tomás de Villanueva, es una de esas joyas escondidas que necesita una restauración urgente para convertirse en uno de los grandes reclamos turísticos de la ciudad.


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La iglesia, conocida como la Capilla Sixtina de Zaragoza gracias a sus fantásticas pinturas murales pintadas por Claudio Coello junto con su discípulo Sebastián Muñoz entre 1683 y 1684, pertenecía al monasterio de Santo Tomás de Villanueva. Y es el único resto de aquel complejo monástico fundado en el siglo XVII y regido por los frailes agustinos observantes.

La Mantería

Las pinturas de la iglesia de La Mantería son obra de Claudio Coello / AZ

El nombre de la iglesia se debe a que durante siglos, en el entorno de la misma se agrupaba el gremio de los manteros. Desde 1833, el templo forma parte de las escuelas de las Madres Escolapias, quienes todavía mantienen la titularidad del mismo.

El exterior de la iglesia es de ladrillo cara vista, con un pequeño torreón a cada lado de la fachada. Pero es en el interior de esta iglesia de planta de cruz latina el que esconde un tesoro: las pinturas de l pintor más representativo del último tercio del siglo XVII, Claudio Coello. Una de las obras cumbre del barroco español, (junto a las pinturas de la sacristía del monasterio de El Escorial),  que corren grave riesgo de desaparecer si nadie lo remedia.

Las pinturas tienen un colorido sencillamente espectacular, mostrando angelotes, frutas, guirnaldas y arquitecturas fingidas, muy del gusto de la época. También pueden verse medallones con las virtudes, y varios retratos. En tiempos, las pinturas recubrían la totalidad de los muros, pero lamentablemente, se han perdido casi todas la pinturas. Hoy solo se conservan las pinturas de la cúpula, los tambores y los frescos que rodeaban los óculos de la cúpula.

Mantería

Las pinturas, de las más importantes del barroco español, corren riesgo de desaparecer / AZ

De hecho, con el derrumbamiento de una de las cúpulas del templo en 2001 mientras trabajaba allí una escuela taller (hubo dos heridos de gravedad). El derrumbamiento se produjo por los problemas de estabilidad que sufrían las cúpulas, a lo que se suman graves humedades. Y los restos de ese derrumbe están custodiados por la Diputación General de Aragón, a la espera de ser repuestos.

Las obras de consolidación de la iglesia concluyeron en 2010, financiadas por el Gobierno de Aragón e Ibercaja. Pero desde entonces, nadie ha hecho nada por proteger las pinturas de Coello, que están en grave riesgo aunque los zaragozanos no podamos disfrutar de ellas, y pese a que el edificio es monumento nacional desde 1946, y Bien de Interés Cultural desde 2001.


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Lamentablemente, este templo está cerrado casi siempre, abriendo de forma puntual. Por ejemplo, durante la pasada Semana Santa, se abrió la iglesia para mostrar pasos de la cofradía del Prendimiento, ante la negativa de la Diputación de Zaragoza de permitir que San Cayetano acogiera los pasos como es habitual a causa de la pandemia.