El próximo martes, 2 de junio, el Museo Goya, de Fundación Ibercaja vuelve a abrir sus puertas a los visitantes con todas las medidas necesarias de seguridad para el público y los trabajadores.

Una de las principales novedades es la exhibición de un óleo del Greco, “San Pedro”, que permanecerá como obra invitada hasta septiembre, procedente del Museo del Greco en Toledo. Además, también se iniciarán las visitas a la exposición “Paula Rego. Con razón o sin ella”, que junto al Museo tuvo que cerrarse tras su presentación como medida preventiva por la crisis sanitaria de la COVID-19.


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Podrá realizarse el recorrido íntegro de sus salas e inicialmente el aforo se reduce a un tercio de su capacidad, cifra que se incrementará a medida que la región vaya avanzando en las fases de la desescalada.

Otras de las medidas adoptadas para cumplir los protocolos sanitarios son la implantación de un sistema de espera en el acceso, mediante señales en el suelo que indican la necesidad de conservar la distancia de seguridad de 2 metros.

Por otra parte, el personal del Museo estará protegido con mamparas de metacrilato, soluciones desinfectantes, mascarillas y guantes. Las mascarillas serán de uso obligatorio en el interior del Museo y no se entregarán a los usuarios folletos, catálogos o audioguías en soporte físico.

Para evitar aglomeraciones, está previsto también que el personal de atención al público pueda limitar el tiempo de permanencia en cada sala, o variar el recorrido por el Museo. No funcionarán las taquillas ni el guardarropa, y el uso de los ascensores se limitará a personas con movilidad reducida, dando preferencia a las escaleras. También se han instalado carteles con las indicaciones de seguridad y protección. La compra de entradas se podrá hacer a través de internet y en taquillas, fomentando el pago electrónico.

EL GRECO EN ZARAGOZA

El Museo Goya ofrece una colección permanente que incluye pinturas, grabados, dibujos y algunas esculturas y piezas de cerámica.

Destaca la magnífica colección de pinturas y grabados del pintor aragonés Francisco de Goya, sus cuatro series de grabados: Los caprichos, Los desastres de la guerra, La tauromaquia y Los disparates, así como las litografías de Los toros de Burdeos.

El cuadro “San Pedro”, del Greco, iniciará los próximos meses el recorrido a la colección permanente. El público zaragozano y los visitantes del Museo Goya pueden contemplar desde el mismo día de la reapertura el óleo sobre lienzo “San Pedro”, 1610-1614, de El Greco.

En este cuadro, San Pedro, forma parte del excelente apostolado conservado en el Museo del Greco de Toledo, el de mayor calidad de cuantos se conocen del genial artista cretense.

Simón Pedro, uno de los primeros apóstoles y de los más allegados a Cristo, se representa vestido con túnica azul y manto amarillo -de connotaciones pontificias- dirige la mirada directamente al espectador con gesto concentrado. Sostiene con la mano izquierda su atributo tradicional, las dos llaves del Cielo, mientras que la derecha se prende elegantemente al pliegue frontal del manto, en un gesto grave y equilibrado que recuerda la estatuaria romana, aspecto que se subraya por la definición de la rotunda cabeza del apóstol: cabello corto y barba recortada.


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A lo largo del siglo XVI había en Toledo interesantes representaciones pictóricas de los doce apóstoles, los cuales, junto con la imagen del Salvador, conforman un conjunto denominado apostolado. La visión continua de los primeros seguidores de Cristo se convertía así, para la comunidad cristiana, en un necesario y ejemplar modelo de conducta para los creyentes y el clero local.

En los años finales del Greco, el artista renovó el sentido de estas series hasta convertirlas en una producción novedosa, que ya no estaba destinada a ocupar un lugar en los retablos. Concibió trece lienzos exentos, con las imágenes de Cristo Salvador y los doce apóstoles, representados de busto largo o medio cuerpo, recortados sobre fondos neutros, y dotados de monumental formalidad y expresividad psicológica.

Los apóstoles se cubren con túnica y manto y se acompañan de los atributos martiriales asociados tradicionalmente a cada uno de ellos. Además de esos atributos, el Greco concibió para cada apóstol unas combinaciones cromáticas para la vestimenta y una gestualidad propia, que pasarían a convertirse en códigos de identificación de los personajes.