Tras cruzar el Somport y atravesar el encantador valle de Aspe, con sus paisajes pirenaicos y pueblos bucólicos como Sarrance o Urdós, llegamos a la cosmopolita Pau. La capital del departamento de los Pirineos Atlánticos está a 3,20 horas desde Zaragoza, y a 1,40 horas desde Canfranc Estación. Esta elegante ciudad despegó en el siglo XIX gracias al turismo internacional, y en particular,  gracias al turismo inglés que llegó hasta este rincón de Francia atraído por las bondades de su climatología.


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En esa época se inauguraron numerosos hoteles de lujo, se levantaron grandes y elegantes edificios, y se construyó en sus inmediaciones el primer campo de golf del continente europeo. Y en la actualidad, todavía mantiene el encanto y la grandiosidad de las ciudades turísticas del siglo XIX, gracias a sus grandes edificios, o al impresionante balcón de los Pirineos, el bulevar que se abre a la cordillera y que nos permite disfrutar de una de las mejores vistas de la cadena montañosa.

EL CASTILLO DE PAU, PRINCIPAL MONUMENTO DE LA CIUDAD

Pau

El castillo de Pau es el símbolo de la ciudad / Andrey Khrobostov – Canva

Sin duda, el principal monumento de la ciudad que más veces ha recibido el Tour de Francia tras París y Burdeos (más de 70 etapas han pasado por aquí) es el castillo que domina la ciudad. Un castillo en el que nació Enrique IV de Francia y III de Navarra. Porque no hay que olvidar que cuando Fernando El Católico conquistó la Navarra situada al sur de los Pirineos, el rey navarro y su corte se trasladaron a los territorios navarros al norte de la cordillera y estableció su capital en la ciudad de Pau.

El castillo, declarado monumento histórico, es en la actualidad museo nacional. Y alberga una impresionante colección de tapices de Flandes y de los Gobelinos de los siglos XVI, XVII y XVIII, además de estancias que hacen única su visita, como el apartamento de la emperatriz Eugenia (con porcelana de Sévres), o la Sala de los cien cubiertos, con una inmensa mesa de roble. El castillo de Pau también destaca por sus jardines renacentistas.

Tras visitar el castillo, lo mejor es es recorrer las callejuelas medievales del centro histórico y perderse disfrutando de la arquitectura y del ambiente de esta ciudad francesa. Enfrente del castillo se encuentra el Parlamento de Navarra. El edificio actual es una construcción de 1716, y en la actualidad acoge al Consejo General de los Pirineos Atlánticos. En esta zona tampoco hay que perderse el Palacete Sully, una preciosa mansión del siglo XVII que tiene un patio interior muy llamativo al estar revestido por pequeños cantos rodados.

EL BULEVAR DE LOS PIRINEOS

Pau

El Bulevar de los Pirineos es una de las zonas más bonitas de Pau / Andrey Khrobostov – Canva

Desde el Castillo, y antes de meternos por las calles del bullicioso centro de Pau, no hay que olvidarse de dar un paseo por el Bulevar de los Pirineos, un imprescindible en la visita a esta ciudad que ya maravilló a los visitantes del siglo XIX al permitir disfrutar del sol y de unas vistas increíbles de la cordillera pirenaica.

El paseo tiene 850 metros, y fue diseñado como una réplica del Paseo de los Ingleses de Niza, aunque cambiando las vistas del Mediterráneo por las vistas de los Pirineos. No en vano, en los días claros este paseo tiene unas impresionantes vistas de cumbres pirenaicas como el Midi d’Ossau. En su barandilla hay grabados con el nombre de muchos picos y de sus correspondientes alturas.

Sentarse en las múltiples terrazas a la sombra de las palmeras para disfrutar de una copa, un café o de una crêpe, o deleitarse de los edificios de aires clasicistas es un placer que nadie debería perderse.  En medio del bulevar destaca la presencia de un funicular que une esta zona de Pau con la estación y la parte baja de la ciudad. Fue inaugurado en 1908, y como curiosidad, los vagones todavía son los originales. Al lado del funicular, destaca la presencia de la iglesia de Saint Martin, un templo del siglo XIX de estilo neogótico que destaca por sus grandes vidrieras. Junto a la iglesia hay un momento a los soldados caídos en las Guerras Mundiales.

DESCUBRIR EL BULLICIOSO CASCO HISTÓRICO

Pau

La plaza Clemenceau es el centro neurálgico de Pau / Andrey Khrobostov – Canva

Para entrar en la ciudad, nada mejor que hacerlo por el Boulevard d’Aragón. Una avenida ajardinada que nos conduce a la zona comercial de la ciudad (si vas en Navidad, la avenida se transforma, con luces en los árboles, un animado mercadillo e incluso una noria.

Desde el bulevar de Aragón, y atravesando el comercial Palais des Pyrenees, llegaremos a la Place Clemenceau, epicentro comercial y social de Pau. Y desde ahí, lo mejor es perderse y callejear por vías como la rue Jofree, la rue Maréchal Foch o al rue Serviez para perderse y descubrir las tiendas y restaurantes que nos ofrece la ciudad.

LOS MUSEOS DE PAU

En la ciudad de Pau encontrarás varios museos. Entre ellos, destaca el Museo de Bellas Artes, con obras que nos permiten hacer un repaso de la pintura occidental desde el siglo XVI hasta la época contemporánea gracias a la presencia de obras de artistas como Luca Giordano, Rubens, Jan Brueghel el Viejo, José de Ribera, El Greco, Zurbarán, Boudin, o Degás, entre otros muchos nombres.

También destaca la presencia del museo Bernadotte. La casa natal del mariscal Jean-Baptiste Bernadotte, quien se convirtió en rey de Suecia y Noruega, es una construcción de 1730 ejemplo de arquitectura del Béarn. Y en su interior se pueden contemplar documentos y objetos que formaron parte de la vida este militar, además de una selección de obras de artistas escandinavos.

DÓNDE COMER (Y BEBER)

Dónde comer en Pau

Este mercado es ideal para probar productos locales / Les Halles Pau

Si no disfrutas de la gastronomía de Pau, no podrás decir que has estado en esta ciudad que está a caballo del mar y de la montaña. Para empezar, nada mejor que visitar el mercado Les Halles (rue Carnot, 8). Este mercado, renovado por los arquitectos Ameller y Dubois, permite hacer minidesgustaciones de productos locales y bio, con una amplia presencia de delicias como foie-gras, magret y confit de pato, embutidos bearneses, jamón de Bayona,  quesos de la zonao el omnipresente vino de Jurançon, elaborado en el entorno de Pau.

En el mercado además se pueden utilizar los vales Pau Pass Gorumand que venden en la plaza de la oficina de turismo de la Place Royale (Tarifa básica Formula 6 o 12 entradas, de 8€ a 15€, y puede utilizarse en el mercado, o en locales del centro de la ciudad). Entre los puestos más célebres del mercado, se encuentran nombres como el Oyster Bar (ideal para tomarse unas ostras) o Balme, un puesto imprescindible para los amantes de la trufa.

En el entorno del castillo, nada mejor que perderse por locales como la Crêperie du Château (Rue du Château, 6), o Snug (rue du Château, 1), un lugar perfecto para tomar uno de esos cócteles que causan impresión al paladar (si os gusta el negroni, es imprescindible), acompañados de delicias como una tabla de embutidos locales, ceviches vegetales o un salmón Grauvlax.

Dónde comer en Pau

Este local es ideal para tomar el brunch / Fika Pause Nordic

Más hacia el centro de la ciudad, nos quedamos con direcciones como Flike Pause Nordic (rue Valéry Meunier, 2), un encantador local de aires nórdicos en el que uno puede tomarse un café con una rica tarta, un brunc, o pedirse un rico sándwich o un croisstant relleno. La brasserie Le Berry (plaza de Georges Clemenceau, 6) es otro de los clásicos del centro de Pau gracias a su carta repleta de especialidades francesas.


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El bulevar de los Pirineos es otra de las zonas que no puedes dejar de visitar no solo para tomar una crêpe o un café con vistas a los Pirineos al atardecer, sino también para comer bien, gracias a direcciones como Le Poulet á 3 Pattes (Bld. des Pyrénées, 26), con menú del día de miércoles a domingo y una atractiva carta que se renueva en cada estación.