Nadie duda que con el buen tiempo los destinos de playa son los más ansiados por los aragoneses, pero desde la capital aragonesa y el resto de localidades se pueden hacer también escapadas a grandes ciudades de España. Por su localización, Zaragoza está muy bien situada en medio de las principales capitales como Barcelona, Madrid, Valencia, Bilbao o San Sebastián. Por su relativa cercanía y su conexión con Zaragoza, son destinos habituales de fin de semana o incluso para pasar el día.

Si se quiere evitar pasar la noche fuera de casa, una escapada a cualquiera de estas ciudades es factible. San Sebastián es una de las posibles candidatas a una excursión exprés. Para facilitar la planificación, aquí una propuesta sobre qué ver y qué hacer en San Sebastián.

48 HORAS EN SAN SEBASTIÁN

Situada a unos 260 kilómetros de Zaragoza, la manera más rápida de llegar hasta allí es en coche, aunque no la más económica ya que para ganar en tiempo la ruta es por autopista de pago. Además, no una cualquiera, sino la AP-68, la más cara de España y la cuarta de Europa en precio. Otra opción más asequible es ir en autobús, con un trayecto directo de unas tres horas y veinte (frente las dos horas y 45 minutos del viaje en coche).

Una vez allí, los planes que ofrece San Sebastián son variados y según se trate de una escapada en familia, en pareja o con amigos, se podrá optar por unos u otros. Para las familias, uno de los lugares más frecuentados es el Parque Cristina Enea, donde se pueden ver animales, como pavos reales. Si llueve, cosa que es frecuente en el País Vasco, visitar el Aquarium es una buena opción a cubierto. Un paseo por la playa de la Concha es obligatorio (¡ojo con las olas!) y también es muy recomendable subir al monte Igueldo en funicular. Las vistas desde arriba son las más bonitas de la ciudad y, además, hay un pequeño parque de atracciones para los pequeños de la casa.

Si la escapada es en pareja cualquiera de estos planes tienen cabida en estas ocho horas en San Sebastián. Otras opciones, como tomarse algo en la terraza chillout El Polvorín, en el monte Urgull, o coger un barco hasta la isla de Santa Clara, son más adecuadas para este tipo de turistas. Además, quienes busquen relajarse con vistas al mar, las termas La Perla-Talaso Sport, un macro spa de referencia en Europa, son la mejor opción. 

Pero si algo es universal y para todos los públicos en Donosti es su gastronomía. No se puede dejar la ciudad sin ir de ‘pintxos’ por las calles 31 de agosto y Fermín Calbetón, en la parte vieja de la ciudad, o sin comerse un bocata en el Juantxo. Para ser fiel a la tradición y si el tiempo acompaña, el plan perfecto es coger el bocadillo y una botella de sidra e ir al puerto a comérselo. Y estando allí, imposible dejar pasar un trozo de tarta de queso del restaurante La Viña.

Una repleta barra de pintxos para ponerse hasta arriba / HA

Quienes quieran incluir un plan más cultural en sus ocho horas en San Sebastián, pueden visitar el Museo Chillida Leku, con buena parte de su exposición al aire libre, donde la vegetación convive con las esculturas. Entre otras, recoge parte de la obra de Eduardo Chillida, que también se puede ver en otro punto de la ciudad, en el conocido como Peine del Viento. Se sitúa al final de la playa de Ondarreta y es un conjunto de creaciones escultóricas.

San Sebastián y toda la costa de Guipúzcoa es también territorio de surferos. Los amantes de este deporte pueden visitar la playa de la Zurriola, una de las tres que hay en la ciudad. El plan más habitual es comer una hamburguesa del Campero sentado en el muro de Sagües viendo a los surfistas hacer sus virguerías. En el otro extremo de la playa está el Kursaal, una gran obra arquitectónica que alberga el palacio de congresos de la ciudad. 

No por planes ni ganas, sino por tiempo, aquí terminan estas ocho horas en San Sebastián. Si el tiempo y el covid lo permiten, es el destino perfecto para una escapada desde Zaragoza.