Tapear por el Tubo, disfrutar del Museo de Goya, o pasear por las calles del Casco Histórico es una realidad diaria para todos nosotros. Pero esos actos cotidianos que forman parte de nuestra idiosincrasia actual, podría haber sido ciencia ficción en caso de que hubieran salido adelante cualquiera de los intentos por prolongar el Paseo de la Independencia hasta la plaza del Pilar.

En tiempos pasados, en los que se esponjaban los centros urbanos para sanear y abrir espacios más amplios, arquitectos y políticos soñaban con crear nuevas vías al más puro estilo de París. En Zaragoza, tenemos el ejemplo de calles como Alfonso I, Don Jaime, San Vicente de Paúl, la Avenida César Augusto o la propia plaza del Pilar. Vías que rompieron el entramado habitual del casco histórico para adaptarlo a los nuevos tiempos.

LOS FRACASADOS INTENTOS DE PROLONGAR INDEPENDENCIA

Ante ese deseo de esponjar la ciudad tradicional, políticos y arquitectos soñaron en varias ocasiones con prolongar el Paseo de la Independencia desde Plaza de España hasta la plaza del Pilar para abrir una nueva vía comercial y eliminar las viviendas insalubres que en aquel momento había en el Casco Histórico. Por suerte en este caso, esos proyectos nunca se convirtieron en realidad, aunque hubo varios intentos para conseguirlo.

El primero de esos intentos para conectar Independencia con el Ebro data del año 1861. En aquel momento, el arquitecto José de Yarza plantea esponjar el casco histórico con dos ejes en sentido este-oeste, y otros dos viales en dirección norte-sur. Uno de estos dos viales de nueva construcción era la prolongación de Independencia, y no llegó a desarrollarse por falta de presupuesto.

A principios del siglo XX llega un nuevo proyecto de prolongación del Paseo. En una Zaragoza en plena efervescencia, con la celebración de la Exposición Hispano Francesa en el entorno de Plaza de los Sitios, el alcalde Antonio Fleta convoca en 1909 un concurso de ideas para prolongar la principal avenida de la ciudad siguiendo el eje de la calle Mártires. Finalmente, el concurso fue declarado desierto ante la falta de propuestas.

En la década de los años 30, se proyecta una nueva prolongación, de la mano del arquitecto madrileño Secundino Zuazo. En este caso, la prolongación iba a llamarse Avenida del 12 de Octubre, y hubiera tenido una amplitud de 25 metros. Este proyecto nunca se convirtió en realidad porque llegó la Guerra Civil Española. En aquellos años, los periódicos de la época llegaron a realizar encuestas sobre esta propuesta.

EL GOBIERNO CIVIL, CONSTRUIDO EN EL INICIO DE LA PROLONGACIÓN DE INDEPENDENCIA

Prolongación de Independencia

En una plaza del Pilar en construcción ya se adivinaba el inicio de la prolongación de Independencia / AZ

En noviembre de 1936, durante la Guerra Civil, el arquitecto Regino Borobio firma el «anteproyecto de avenida de Nuestra Señora del Pilar o avenida de las Catedrales». Un plan que permitió crear a grandes rasgos el espacio urbano que hoy conocemos como Plaza del Pilar, y que ya planteaba la prolongación del Paseo de la Independencia. En 1949 se construyó el edificio de la actual delegación del Gobierno, haciendo esquina con la Plaza del Pilar. Y como dato, en lugar de orientar la fachada principal hacia la plaza del Pilar, se orientó hacia el espacio que iba a ser la prolongación del Paseo, única zona del proyecto que se construyó. Durante varios años, la fachada del Gobierno Civil lució una placa que indicaba «Paseo de la Independencia».

Mientras la plaza del Pilar cogía forma, y el resto del casco antiguo se caía a pedazos, el Plan General de Ordenación Urbana redactado por Yarza en 1943 incorpora de nuevo la posibilidad de prolongar el paseo.  En el año 1952, desde el servicio de Urbanismo del Ayuntamiento se redactó el «proyecto definitivo de la prolongación del Paseo de la Independencia hasta la plaza de las Catedrales». Este proyecto contemplaba una avenida de 45 metros de anchura. Unos años después, en 1957, el Plan General de Ordenación Urbana redactado por José de Yarza desvía ligeramente el eje de la nueva avenida para salvar la iglesia de Santa Cruz y el palacio que acoge en la actualidad el Museo de Goya. En 1965 aún se realizó otro proyecto que contemplaba la ampliación del Paseo, con porches incluidos y respetando la iglesia de Santa Cruz.

Prolongación Independencia

Plan de Reforma Interior de 1939, redactado
por Regino Borobio y José Beltrán / HA

Aún así, en aquella época ya empezaron a surgir dudas sobre la idoneidad de ampliar el Paseo. En 1969, con una Zaragoza en plena expansión, el Ayuntamiento de la ciudad convocó un concurso de ideas para renovar urbanísticamente el casco antiguo de la capital aragonesa. Al concurso se presentaron diecisiete trabajos, y algunos de ellos, todavía plantearon la prolongación de la vía. Por fortuna, el jurado del concurso apostó por no arrasar con buena parte del Casco Histórico para prolongar Independencia, ya que el proyecto suponía la pérdida de entidad de esta zona de la ciudad.

En 1970, el Ayuntamiento todavía debatió el resultado del concurso, y en el pleno se enfrentaron los defensores de prolongar Independencia, frente a los que apostaban por mantener el entramado urbano del Casco Antiguo. De esos debates, se aprobó el dictamen de la Comisión de Urbanismo para redactar el Plan Parcial del Casco Antiguo, siguiendo las recomendaciones del Jurado del Concurso de Ideas, a la par que se encargó la redacción de un Plan Parcial a un arquitecto urbanista para unir la Plaza de España con la del Pilar.

Al poco tiempo, desde el Ministerio de Educación y Ciencia se pidió información al Ayuntamiento de Zaragoza sobre el proyecto de prolongación, ya que suponía la destrucción de edificios históricos como la iglesia de Santa Cruz o la Casa Moliner. Años después, en 1978, el Casco Antiguo fue calificado como conjunto histórico, eliminando así de forma definitiva la posibilidad de prolongar Independencia.