La investigación, el desarrollo y la innovación tecnológica como base del progreso es la filosofía de trabajo que se aplica en cada proceso del Centro de Innovación Alfonso Maíllo (CIAM) de Urbaser, empresa líder en gestión medioambiental en más de 25 países La compañía dedicó 10 millones de euros en 2020 a financiar proyectos de I+D+i en este centro, situado dentro del CTRUZ (Complejo para el Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza), en la Cartuja Baja.

Seis años después de su apertura, el CIAM es un referente a nivel mundial en innovación medioambiental. Lo que hace de este centro unos de los mejores es que en las mismas instalaciones es posible reproducir a escala piloto todas las etapas críticas del tratamiento de residuos. El equipo multidisciplinar de técnicos que trabaja en él recibe a diario materia prima del CTRUZ, que es sometida a procesos térmicos y biológicos para realizar pruebas en sólido, líquido y gas. Todo el proceso se produce en una misma planta de 2.500 metros cuadrados, cubriendo el salto que se suele dar entre la investigación, que se produce en universidades y centros tecnológicos, y el uso industrial final. 

En el desarrollo de las acciones del CIAM el objetivo es claro: conseguir materias primas de valor añadido a partir de residuos. Es una clara operativa de economía circular, una filosofía que busca nuevos productos a los que dar un segundo uso con mayor valor, evitando así depositar en el vertedero cada vez más cantidad de residuos.  Así, en el Centro Alfonso Maíllo de Urbaser se investiga para obtener gasóleo a partir de plásticos o biogás y compost de materia orgánica. En esta última línea, se trabaja mano a mano con el Ayuntamiento de Zaragoza, que, en una decidida apuesta por la economía circular, va a crear el llamado Bosque de los Zaragozanos a través de residuos orgánicos convertidos en compost en el CTRUZ.  

El año pasado, en el complejo se recogieron más de 7.000 toneladas de biorresiduos procedentes de distintos orígenes de la propia ciudad. De una parte, los procedentes de la recogida selectiva domiciliaria (380 toneladas); por otra, los biorresiduos de la recogida  efectuada en Mercazaragoza (647 tm) y los recogidos desde el mes de julio en los grandes centros productores de la ciudad, como supermercados y grandes superficies (327 tm). A ellos se suman las 5.900 tm de restos vegetales procedentes de las podas y mantenimiento de los parques y jardines de la ciudad, fuente de carbono fundamental para el proceso de compostaje, y las 65 toneladas anuales de estiércol de las caballerizas tanto de la Policía Local como de la Academia General Militar.

Con toda esta basura orgánica que se va recogiendo de forma selectiva se genera abono natural en la planta de tratamiento de residuos que luego se aprovechará para la repoblar de vegetación la ciudad. El objetivo es plantar 700.000 árboles en los próximos diez años. “No se trata solo de un proyecto de reforestación sino también de un ejemplo de economía circular. La calidad del suelo de Zaragoza no es excesivamente buena y de esta manera vamos a poder mejorar la fertilidad gracias a las 7.000 toneladas de biorresiduos que los zaragozanos han reciclado”, explica Natalia Chueca, consejera de Servicios Públicos y Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza, en conversación con HOY ARAGÓN.

Actualmente, en el centro de Urbaser se están haciendo distintas pruebas para poner en marcha el proceso, que también redundará en beneficios para el ciudadano. “La buena gestión de los residuos tiene una utilidad directa para la salud de los zaragozanos, ya que se absorbe más dióxido de carbono y se disfruta de un espacio verde más amplio y amable, lo que influye en la salud mental y física de las personas”, añade Chueca.

La planta de biorrefinería se ubicará en el centro Alfonso Maíllo del CTRUZ / Urbaser

PIONEROS EN BIORREFINERÍA URBANA

Urbaser, a través del CIAM, va a poner en marcha en Zaragoza la primera biorrefinería de residuos sólidos urbanos y lodos de depuradora de Europa. En la iniciativa participan un total de once socios pertenecientes a cinco países europeos: España, Italia, Dinamarca, Francia y Alemania.

Este megaproyecto se basa en no contemplar los residuos orgánicos como un desecho, sino como una materia prima que puede ser transformada en diversidad de productos aprovechables: nuevos materiales, aditivos, componentes esenciales para la industria química, biomateriales, etc. Así, en la planta de Zaragoza, se obtendrán fertilizantes de gran calidad o productos basados en biogás o bioplásticos.

Con una inversión de 23 millones de euros, la instalación se llevará a cabo en el CIAM y se ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza. La ciudad se reafirma así en su compromiso con el reciclaje y la economía circular, como ya demuestran los datos publicados recientemente. Por primera vez en 2020 se ha alcanzado el 55% de residuos reciclados, una cifra que sitúa a Zaragoza como líder de España y por encima de la media europea (45% de tasa de reciclaje).