Cada vez son más los pequeños comercios que se están subiendo al carro de la digitalización de sus servicios. Pescaderías, fruterías o carnicerías de toda la vida venden ahora sus productos por whatsapp y se dan a conocer a través de redes sociales, sobre todo, Instagram.


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En Zaragoza esta tendencia del comercio de proximidad hacia la modernización de sus canales de comunicación y de venta va en aumento. Para hacer más sencillo este camino hacia la digitalización, Mercazaragoza y el Ayuntamiento de Zaragoza han lanzado el proyecto ‘Mi comercio en la red’

A través de esta iniciativa, expertos en la materia asesoran y guían a los pequeños comerciantes en un campo, en algunos casos, totalmente desconocido para ellos. Es el caso de Elena Rodríguez, dueña de la pescadería El Faro Buenavista. Tras mucho tiempo en el sector del pescado pero trabajando para otros, hace cuatro año se hizo con el traspaso de este negocio en la calle Alfonso X el Sabio. 

Reconoce que, antes de embarcarse en el proyecto de digitalización de su negocio, apenas era usuaria de redes sociales. Ahora, se encarga de mantener actualizado el perfil de Instagram de su pescadería, a través del que también le llega algún pedido.

Además, ha conocido las ventajas de emplear Whatsapp Business, que permite compartir catálogos de productos con fotos entre los destinatarios de los mensajes. Antes ya usaba este medio para recibir encargos pero ahora lo ha formalizado un poco más. “La pandemia ha contribuido a que mucha gente, sobre todo joven, me conociera”, explica. Este es el perfil que más uso hace de whatsapp para pedidos. “Me envían un mensaje con lo que quieren y lo pasan a recoger ese mismo día”, añade Elena.

Pilar Lobez es la dueña, junto a su marido Héctor Ballarín, de la carnicería Mucha Chicha. Naturales de Épila, este matrimonio llevaba años con su negocio en el pueblo pero decidieron cambiar de aires y dar el salto a la ciudad. Desde entonces, los vecinos de la calle Hermano Adolfo y alrededores tienen en la puerta de casa sus productos artesanos como morcilla, salchichas o hamburguesas.

“Antes no sabía ni lo que era un hashtag y ahora he aprendido a elegirlos e incorporarlos en las publicaciones que comparto Instagram”, explica, sobre sus primeros meses dentro del proyecto de digitalización. También ha cambiado el perfil de Facebook a uno de empresa y los pedidos van que vuelan por whatsapp. “Nos mandan el mensaje y normalmente en el día puede pasar a recogerlo, sin hacer filas y evitando aglomeraciones en la tienda”, comenta Pilar.

Aunque todavía es pronto para notar un aumento de clientela gracias a la digitalización, sí han visto cómo crecen sus seguidores en redes. “Incluso nos hacen pedidos con productos que hemos compartido ese mismo día en Instagram”, asegura.


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Patricia Guerrero es una de las empleadas de la tienda de Frutas Gabi de la calle Morería, 6. Esta joven de 29 años se desenvuelve con soltura en las redes sociales y formar parte de este proyecto es un nuevo reto para ella. “Como usuaria de Instagram sé qué tipo de publicaciones prefiero ver y esas son las que intento compartir en la cuenta de la frutería”, explica. 

Así, en el Instagram de Frutas Gabi no solo se pueden ver fotos con la fruta de temporada y un escaparate repleto de producto. También se comparten consejos como, por ejemplo, cómo conservar el plátano (¿dentro o fuera de la nevera?). “Queremos ofrecer una experiencia de compra más completa al cliente”, añade.

A raíz de la pandemia, la frutería empezó a ofrecer el servicio de envío a domicilio en 24 horas. Los encargos se reciben por whatsapp y se pueden o bien ir a recoger a la tienda o pedirlos para casa. Esta dinámica surgió con el confinamiento, cuando notaron que muchos de sus clientes dejaron de ir porque trabajaban desde casa  y no llevaban a los niños al colegio.

Ahora que ha vuelto en cierto modo la normalidad, el servicio se ha mantenido y en Frutas Gabi han notado como, aunque han perdido a algunos clientes, han ganado a nuevos. “Muchos nos han conocido por redes sociales y ya no han dejado de confiar en nosotros”, asegura Patricia.

También en el sector centro de Zaragoza, en este caso en la calle San Miguel, está la Frutería Navarrete. Masiel, su dueña desde agosto del año pasado, apostó desde el primer día por la digitalización del negocio. “Creamos nuestra propia página web y abrimos perfil en Facebook e Instagram”, explica. 

Desde que forma parte del proyecto ‘Mi comercio en la red’ ha incorporado Whatsapp Business como herramienta de venta y los pedidos que reciben los reparte su marido. “Muchos clientes hacen encargos por mensaje pero también hay quienes prefieren venir y ver el género. Luego se lo llevamos a casa si lo prefieren”, añade Masiel.

Gracias a estas facilidades y a que se han movido más en Facebook e Instagram, la Frutería Navarrete no ha parado de ganar clientes en estos pocos meses de vida. 


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Tanto ella como el resto de comerciantes que se han embarcado en este proyecto de digitalización coinciden en su principal motivo: llegar a más clientes. “No podemos parar de crecer de una forma u otra porque si no, el pequeño comercio está abocado al fracaso”, sentencia Elena, desde el mostrador de su pescadería.

*Nota del editor: El objetivo de este reportaje en colaboración con Mercazaragoza es dar un apoyo al comercio detallista aragonés para que apueste por la digitalización.