Iglesias románicas de más de mil años de antigüedad en parajes y pueblos con los picos del Pirineo de fondo, poco concurridos todavía… Esta es la tarjeta de presentación de una de las rutas con más magia del Pirineo, la Ruta del Serrablo; una excursión perfecta si estás pasando unos días en el Valle del Aragón o en el Valle de Tena.

La ruta está compuesta por 15 templos construidos en románico lombardo, un estilo que está rodeado de misterio, ya que su origen es todavía desconocido para los expertos en arte y arquitectura. Estas iglesias se caracterizan por tener una decoración sencilla, que en parte, les proporciona ese encanto que sorprende a cuantos las visitan.

Como regla general, la mayor parte de estas iglesias milenarias cuentan con una sola nave con ábside semicircular, y unas esbeltas y airosas torres campanario, muy propias de una época de inestabilidad en la que se estaba conformando el incipiente reino de Aragón.

Las iglesias están datadas entre el siglo X y el XI, y según algunas teorías, se inscriben dentro del arte mozárabe, o al primer románico aragonés. Entre los elementos decorativos que encontramos, destacan el empleo del arco de herradura, y marcos a modo de alfices en puertas y ventanas.

LA RUTA DEL SERRABLO

Las ermitas románicas están levantadas entre praderas, con el Pirineo de fondo / Valle de Tena

El inicio de la ruta para descubrir estos templos milenarios es la ermita de San Bartolomé de Gavín. Nada más atravesar el túnel de Gavín en dirección a Ordesa y el puerto del Cotefablo, veremos una pista a la izquierda. Allí, junto a un prado, se levanta magnífica una de las iglesias más bellas de la ruta serrablesa. En ella, destaca su preciosa torre, decorada en la parte alta por una serie de motivos circulares o rosetas decorativas, coronadas por ventanas geminadas y un friso de baquetones.

Desde Gavín, seguiremos camino de Biescas en dirección a Sabiñánigo hasta el cruce que conduce a Orós Bajo y a Oliván. En Orós se levanta la ermita de Santa Eulalia, (a la que se llega tras atravesar un precioso camino entre prados y huertas), con un sencillo ábside con los tradicionales arquillos ciegos, aunque sin frisos o baquetones.

En Oliván nos encontramos con la iglesia parroquial de San Martín, una de las iglesias más importantes del Serrablo. Destaca el ábside, y la torre, aunque este elemento fue remodelado en el siglo XVI. En esa época también se añadió una segunda nave en el lado sur.

Nuestra siguiente parada será Susín, donde descubriremos una preciosa ventana geminada. Desde Susín pasaremos por Basarán, donde se levantaba una elegante iglesia que fue desmontada piedra a piedra, y que hoy podemos ver en Formigal, y llegaremos a Otal, donde encontramos otro templo que reúne todos los elementos característicos del resto de iglesias de la ruta.

Recorriendo la carretera que comunica las poblaciones de la margen izquierda del Gállego, llegamos a dos de los templos más importantes de la ruta. El primero, es San Juan de Busa. Esta ermita tiene una puerta de arco de herradura decorada con relieves (algo inusual en otras iglesias del Serrablo) además del característico ábside, y una ventana con tres arcos de herradura.

Las iglesias se levantaron entre el siglo X y XI / Turismo de Aragón

A continuación, deberíamos visitar el que para muchos, es una de las iglesias más bellas de la ruta: San Pedro de Larrede. Esta iglesia es la única de la ruta que tiene planta de cruz latina, estando cubierta por una bóveda de medio cañón. Tiene una esbelta torre, con arquerías de triple herradura en su parte superior, y un ábside, también decorado con arcos de herradura.

En Satué se levanta la ermita de San Andrés, un templo que reúne las características del resto de templos de la ruta, y en Isún de Basa disfrutaremos de la ermita de Santa María. A la altura del Hostal de Ipiés encontramos el desvío a Arto, donde encontraremos la ermita de San Martín, y en Lasieso, tenemos la iglesia de San Pedro. Una iglesia con torre, ábside y una doble nave que revela que fue el templo de un monasterio fundado a mediados del siglo XI por el conde Sancho Ramírez, hijo de Ramiro I.

Desde Hostal de Ipiés también encontramos el desvío a Latre (allí se levanta la iglesia de San Miguel), y Javierrelatre, donde nos encontraremos con la iglesia de la Adoración de los Santos Reyes. Este templo conserva de su fábrica original del siglo XII el ábside, el muro norte y parte del sur. El resto se amplio después de un incendio en el siglo XVIII. Se trata del tempo románico con más elementos decorativos de todo este área meridional de Serrablo a la derecha del río Gállego, y no falta el tradicional ajedrezado jaqués. Para acabar, y volviendo al eje Sabiñanigo-Huesca, en la Guarguera nos espera la iglesia de San Martín de Ordovés.