Burdeos es la ciudad francesa de moda entre los españoles. No hay que más pasear por sus calles, para darse cuenta de la cantidad de visitantes de nuestro país que la han convertido en un destino único. Burdeos, la ciudad del vino, es conocida como la pequeña París por las similitudes de su arquitectura. Y por todos los parisinos que tienen casa en esta ciudad atlántica que marca el paso y que desborda cultura, historia y diseño en todos sus rincones.

La capital de la región de Nueva Aquitana es una ciudad hermosa y dinámica. Aunque es la sexta ciudad más poblada del país (no crece más porque no tiene terrenos para hacerlo), es uno de los motores de la economía francesa. Y eso, se percibe recorriendo las calles de esta ciudad, repleta de tiendas y restaurantes que animan su casco urbano. Un casco urbano que vio nacer a personajes ilustres como el ensayista Montaigne, alcalde de la ciudad entre 1581 y 1585; y Montesquieu, una de las grandes figuras de la Francia del siglo XVIII. También vivió entre sus calles el pintor aragonés Francisco de Goya entre 1824 y 1828 tras exiliarse de España.

QUÉ VER EN BURDEOS

Burdeos

La fuente de las 3 Gracias, en la plaza de la Bolsa / Nacho Viñau

Comenzamos nuestro recorrido en la zona más reconocible para cualquier visitante que acaba de llegar: la plaza de la Bolsa de Burdeos. Situada a orillas del río Garona (el mismo que atraviesa Toulouse), esta plaza de aires neoclásicos está presidido por el majestuoso Palacio de la Bolsa de Burdeos, un edificio que alberga en la actualidad la Cámara de Comercio e Industria, y por la fuente de las Tres Gracias. Y frente a la plaza, a orillas del río, está el espejo de agua que refleja de forma perfecta los edificios que conforman  este espacio urbano y que fue creado en 2006 por el arquitecto paisajista Michel Corajoud. Desde allí, se ven el Pont de Pierre, el puente más antiguo de Burdeos.

Desde la plaza de la Bolsa podemos encaminar nuestros pasos hacia la plaza de la Comedia. Allí, nos esperan otros dos edificios icónicos de la ciudad: el Gran Teatro, sede de la Ópera Nacional. Diseñado por el arquitecto parisino Victor Louis, fue inaugurado en abril de 1789. Y justo enfrente (atención antes a las farolas con relojes que embellecen la plaza), nos encontramos con el icónico hotel InterContinental Bordeaux. Desde su terraza hay unas vistas increíbles de la zona.

Qué ver en Burdeos

El Gran Teatro de Burdeos se construyó en el siglo XVIII / Unsplash

Desde esta plaza podemos recorrer le Cours de l’Intendance, una avenida que acogió la guillotina y los castigos en la época más tenebrosa de Burdeos, pero que hoy acoge los escaparates de decenas de firmas de primer nivel, o lugares como el Passage Sarget, un pasaje cubierto del siglo XIX que aloja tiendas y cafés. Al final de esta avenida, nos encontramos con la plaza Gambetta, vértice del triángulo de oro formado por las avenidas Cours George Clemenceau, Cours de l’ Intendance y Allée de Tourny encontraremos el epicentro burgués de la ciudad, con tiendas preciosas para todos los gustos.

Una vez visitada esta zona, y desde el Gran Teatro también podemos dirigirnos hacia la rue Santa Catherina. O lo que es lo mismo, la calle comercial más larga de Europa, con decenas de tiendas, grandes almacenes como Lafayette, o la Galerie Bordelaise, otro pasaje comercial cubierto del siglo XIX. En el entorno de esta calle también podemos encontrar sitios tan atractivos como el Cinema-Café Utopia (5 Pl. Camille Jullian), una antigua iglesia que ha sido reconvertida en cine donde se proyectan películas independientes y que también cuenta con un café.

Y ya que hablamos de calles comerciales, tampoco podemos dejar de visitar la calle Saint-Georges, o la calle St James. En esta última calle, además de visitar el Grosse Cloche, un campanario imponente que da comienzo a la calle, encontraremos locales como Books & Café (26 Rue Saint-James,), un lugar muy agradable para picar algo, tomarse un vino, o un café con algún dulce. No muy lejos, se puede visitar la puerta Cailhau, una puerta de la muralla de finales del siglo XVI que se abre a la ribera del río.

Qué ver en Burdeos

Puerta Cailhau / Unsplash

En nuestra visita a Burdeos tampoco podemos dejar de visitar la  catedral de Saint-André, un edificio que es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como parte de uno de los 69 monumentos que forman parte de los Caminos de Santiago de Francia. Al lado, encontramos la torre Pey Berland, el campanario exento de la catedral que se levantó en el siglo XV porque la vibraciones de la campana original estaban poniendo en riesgo a la sede catedralicia. Si te atreves a subir sus 50 metros mediante sus 231 peldaños, tendrás una increíble vista de la capital de Nueva Aquitania. Desde allí, también podemos acercarnos hasta otro sitio de lo más instagrameable: Persona Design Café (4 Rue Duffour Dubergier), un café que también es tienda de decoración.

Algo alejado del centro, pero de imprescindible visita (se puede ir andando perfectamente desde la plaza del Gran Teatro atravesando la plaza des Quinconces, una de las más grandes de Europa y en la que puedes ver el impresionante monumento a los Girondinos), es el barrio de Chartrons. Este barrio tiene un increíble parecido con París gracias a su arquitectura y a su ambiente bohemio y burgués. La vida de esta zona se estructura principalmente en torno a la rue du Notre Dame, una calle repleta de tiendas de antigüedades, tiendas de moda, cafés y restaurantes. Aquí, podemos hacer un alto en el camino para disfrutar de los croissants y de la repostería francesa en la P’tite Boulangerie Notre-Dame (62 Rue Notre Dame), situada casi al lado de la iglesia de Notre Dame.  En esta misma calle también tenemos otra dirección que hay que visitar sí o sí: Do you speak French?, una concept store llena de productos franceses.

Qué ver en Burdeos

Las proyecciones digitales se reflejan en las aguas de los depósitos de la base de submarinos / Nacho Viñau

Fuera del centro urbano hay dos lugares que también merece la pena conocer. El primero de ellos es Les Bassins de Lumières (Imp. Brown de Colstoun). Esta es una de las cinco bases de submarinos construidas por los alemanes en la costa atlántica para albergar su flota durante la II Guerra Mundial. Tras permanecer en desuso, se la ha dado una solución imaginativa al albergar desde el año 2020 el centro de arte digital más grande del mundo. Unos 13.000 m2 de la base se utilizan para celebrar exposiciones de arte digital inmersivo, con gigantescos paneles digitales que se reflejan en las aguas de los depósitos de la antigua base.

El segundo de los lugares que hay que conocer fuera del centro urbano es la Ciudad del Vino, o la Cité du Vin (134 Quai de Bacalan). Desde su apertura en 2016, este edificio obra del estudio de arquitectura francés XTU Architecs se ha convertido en uno de los principales agentes dinamizadores del turismo en esta ciudad francesa. Tiene 55 metros de altura, diez plantas y más de 13.000 metros cuadrados que permiten conocer todo lo que necesites o quieras saber sobre la cultura del vino, además de disfrutar de catas y actividades varias relacionadas con el mundo vitivinícola, o comer en su restaurante panorámico.

DÓNDE COMER O CENAR

Qué ver en Burdeos

Le Pointe, un restaurante especializado en pescado / Nacho Viñau

Burdeos está repleto de lugares interesantes para comer o cenar, con direcciones para todos los gustos. En el barrio de Chartrons está el lugar ideal para los amantes del pescado: La Pointe (10 Rue Sicard), un lugar con una decoración bonita y moderna cuya especialidad son los productos del mar, aunque las carnes tampoco están nada mal. En este mismo barrio, en el 45 de la Rue Notre Dame, tenemos Chez Dupont, un bistró con una carta basada en productos frescos preparados con precisión.

En el centro, Berthus ( (15 Rue des Bahutiers) es un bonito restaurante de dos plantas con una carta llena de platos tradicionales franceses. El menú, con varias opciones a elegir, cuesta 25 euros. Casa Gaïa (16 bis Rue Latour) es ideal para comer productos locales). Y Le Petit Commerce (22 Rue Parlement Saint-Pierre) es perfecto para comer unas ostras o algo de marisco. Si te gusta la combinación de vino y queso, tampoco puedes dejar de visitar Baud et Millet (19 Rue Huguerie).

Estar en Francia y no comer un crêpe es casi un pecado mortal. Y para comerlos en Burdeos, Nome d’un Crêpe (32 Rue Saint-Rémi) es el lugar ideal, con propuestas dulces y saladas para todos los paladares. Y ya que hablamos de dulces, tampoco deberías dejar de probar los canelés, el postre típico de Burdeos. Está disponible en varios tamaños, y puedes probarlo en  La Toque Cuivrée (69 Rue de la Prte Dijeaux), Boulangerie Jocteur (76 Rue des Trois-Conils) o en Baillardran (tienen tiendas por toda la ciudad).