Escaparse al Pirineo aragonés siempre es una buena idea. Da igual dirigir nuestros pasos hacia los Valles Occidentales que acercarse a Canfranc, disfrutar del Valle de Tena, o pasar unos días en Benasque, o en L’Ainsa: el Pirineo da mucho de sí. Senderismo, esquí, escalada, paseos por el monte, patrimonio, cultura… y por supuesto, ¡gastronomía!

Porque es inconcebible pasar unos días en el Pirineo sin disfrutar de su amplia y variada oferta gastronómica, con propuestas para todos los gustos. Desde las más tradicionales, a las más innovadoras. Aunque casi todas tienen algo en común: su apuesta por los alimentos de cercanía y de kilómetro 0, producidos en los valles del Pirineo.

DÓNDE COMER EN LA JACETANIA

Alimentos de km 0 / El Boj Hotel Santa Cristina

Evidentemente, es absolutamente imposible hacer un listado completo de restaurantes que merece la pena visitar en el Pirineo aragonés, dada la oferta tan amplia que podemos encontrar. Pero aún así, esta es nuestra selección con algunos de los restaurantes imprescindibles, desde los más selectos y elegantes, a restaurantes montañeses donde se pueden comer migas y deliciosa carne del Pirineo.

Este recorrido lo empezamos por Santa Cruz de la Serós, un encantador pueblo a los pies de San Juan de la Peña donde nos encontramos con la Hostelería de Santa Cruz. Un restaurante de ambiente montañés donde los platos tradicionales se han hecho fuertes, con propuestas como migas a la pastora con uvas, los boliches o la carne del Pirineo a la brasa (atención al entrecot o a las costillas de cordero). En la cercana localidad de Hecho hay que hacer parada en Casa Blasquico; ver su fachada tradicional repleta de plantas es todo un espectáculo. Y sus propuestas, elaboradas y servidas en un coqueto comedor, no lo son menos, con sus verduras rellenas, el cordero asado, los creps de setas, o las cocochas de bacalao. Al lado, tampoco hay que dejar de visitar el restaurante Canteré. Este restaurante, reconocido con el distintito Bib Gourmand de la Guía Michelin, ofrece un atractivo menú degustación por menos de 40 euros que se basa en la cocina tradicional y en los productos de proximidad.

En el Valle del Aragón, podemos acercarnos a El Boj, el restaurante del Hotel Santa Cristina (en Canfranc Estación), con cocina elaborada con producto de temporada con especial atención al producto del Pirineo y aragonés. Y ahora con buen tiempo, es una delicia disfrutar de la terraza que se asoma al valle del río Aragón. También en Canfranc, podemos encontrar el restaurante del Hotel Villa de Anayet, con sugerencias como el pollo de corral a la brasa, secreto de cerdo ibérico con salsa de mostaza y miel y la longaniza de Aragón, que combinan en una sabrosísima sartén de huevos rotos, o Laduanilla, un acogedor restaurante ideal para tomarse unas raciones. Tampoco podemos olvidarnos de L’Anglasse, con sus propuestas de carnes a la brasa, tapas y platos para picar, entre otras muchas opciones.

Si nuestro destino es Jaca, hay sitios que hay que visitar sí o sí, como El Arrebol Comfort Camp encontrarás cocina aragonesa y cocina fusión de vanguardia, utilizando productos de cercanía para elaborar sus platos. A su cocina hay que sumar otros dos atractivos: las vistas a la icónica Peña Oroel, y la amplia bodega con la que maridar sus propuestas.

Cheeseburguer de vaca vieja casera / El Almacén de la Catedral

En Jaca tampoco podemos de probar El Almacén de la Catedral, un proyecto de Alejandro Enériz y Luca Chirizzi inspirado en los viejos colmados de siempre y en el que se pueden degustar las mejores materias primas trabajadas de forma tradicional. En su carta hay pinchos, raciones o propuestas como chuletón de vaca, o el costillar de cerdo de Teruel. Tampoco hay que perderse sus brioches de mantequilla premium y multitud de combinaciones.

Restaurante Corbacho es otra de las propuestas que podemos encontrar en Jaca, con una carta con recetas tradicionales del Alto Aragón y carnes elaboradas en horno y brasa de leña. Si te gustan las tapas, parada imprescindible es La Tasca de Ana. Y a cinco minutos de Jaca, Borda Chaca, uno de los Soletes Repsol de la zona, nos ofrece platos como las migas o el cordero a la brasa.

DÓNDE COMER EN EL ALTO GÁLLEGO Y EL SOBRARBE

Banh mi de longaniza de Graus asada en kamado / Vidocq

En el vecino Valle de Tena tampoco nos faltan las opciones para comer bien. En este valle de la comarca del Alto Gállego tenemos direcciones como Vidocq, un restaurante Sol Repsol situado en Formigal que merece la pena visitar por la cocina del chef Diego Herrero. Su menú gastronómico es súper recomendable.

En Sallent de Gállego tenemos Casa Martón, con una carta elaborada con productos de km 0, verduras naturales, paté casero, y unas exquisitas carnes del propio valle hechas en leña, o Casa Fauré, un restaurante clásico de esta localidad pirenaica donde se puede degustar una carta basada en la cocina tradicional.

En Panticosa destaca Mesón Sampietro, donde se puede degustar un menú típico del Pirineo Aragonés, con hortalizas y verduras recolectadas en su propia huerta, o una amplia variedad de carnes a la brasa, mientras que en Biescas, destacan El Montañés, un restaurante de cocina actual con productos locales e internacionales, o el Tiki Bar, un Solete de la Guía Repsol con tapas y raciones como las manitas deshuesadas con patata trufada o el pisto al aroma de trufa.

Saltando de valle, en Torla no hay que perderse los chuletones de El Duende, un restaurante recomendado por la Guía Michelín en el que también llevan fama el corzo estofado al Oporto o las costillas de Ternasco a la brasa. Muy cerca, en Buesa, tienes que marcan en tu agenda de direcciones pendientes El Balcón del Pirineo; un restaurante que destaca por las vistas, el trato amable y por las propuestas de su carta, elaborada con productos del huerto y del bosque, o carnes como el chuletón de vaca y buey cocinados con diferentes leñas en la parrilla y el horno, y aromatizadas tenuemente por el humo. Los huevos rotos preparados con huevos de gallinas felices también son imprescindibles.

Un clásico a descubrir (o redescubrir) / Restaurante Callizo

Siguiendo el curso del río Ara, llegamos hasta L’Ainsa, y allí, en su espectacular plaza porticada, abre sus puertas un clásico: el restaurante Callizo. Allí, podrás saborea los paisajes del Sobrarbe llevados como nadie de la olla al plato, eligiendo entre el Menú Tierra, o el Menú Piedras, un menú más extenso que es un viaje completo por la Comarca del Sobrarbe y el mundo entero con una secuencia de más de 15 platos.

En Ainsa también puedes comer en lugares como el Bodegón de Mallacán, un restaurante situado en una casona de los siglos XI-XII en la plaza Mayor que presenta una cocina pirenaica elaborada con productos locales y en el que es recomendable el asado de ternasco, o en La Carrasca, el sitio ideal si quieres comer de tapeo. 

DÓNDE COMER EN LA RIBAGORZA

Civet de jabalí / La Llardana

En nuestra tourné por el Pirineo para encontrar lugares para comer, no podíamos olvidarnos de la Ribagorza. En Benasque podemos encontrar lugares con Soletes de la Guía Repsol como La Llardana, donde podrás disfrutar de carnes a la brasa, asados, pucheros y cocina de temporada, o El Fogaril del Hotel Ciria donde hay que probar las carnes de caza o las carnes rojas criadas en el valle de Benasque,

Junto a Benasque, en Anciles, nos encanta Ansils, un restaurante perfecto para degustar la carta elaborada con productos de temporada y de cercanía con maravillas como el lingote de manitas de cerdo y civet, el puerro confitado con cocochas y pilpil de vainilla, el solomillo de ciervo a la brasa con su propio tuétano o la imprescindible tarta de queso. Además, si quieres darte un homenaje por completo, también tienen un atractivo menú de degutación.

En Cerler, destacan la brasería El Rincón Cerler, donde la carne se asa a la vista de los comensales, o La Borda del Mastín, donde la especialidad es la carne de buey, En Chía encontramos Chongastán. En este restaurante reconocido por la Guía Michelín encontrarás cocina tradicional con platos de antaño transmitidos de generación en generación y cocinados con mimo y reposo, con ternera criada de manera natural en su propia explotación y productos de su huerto. Sus guisos caseros y la carne de caza también merecen mención especial.

Casa Arcas, en Villanova, es otra de las direcciones a tener en cuenta. Seleccionado por la Guía Michelín, este restaurante situado en un hotel rural tiene al frente a Ainhoa Lozano y David Beltrán, formados con Martín Berasategui. La sala tiene chimenea, bellas vistas, y una carta de cocina creativa con un menú sorpresa que cambia en función del mercado.