En torno a las aguas del río Gállego, y salpicado de pueblos a los que siempre apetece volver, como Sallent de Gállego, Panticosa, Lanuza o Biescas, surge en el Pirineo Aragonés el Valle de Tena. Un valle diverso y atractivo en el que se pueden encontrar desde praderas y campos de cultivo situadas en sus zonas más bajas, a 600 metros de altura, a cimas que alcanzan los 3.000 metros de altura, con picos como Balaitus, Argualas o los Picos del Infierno.

Si quieres conocer el Valle de Tena en 48 horas, te hemos preparado un recorrido con los pueblos y parajes que no te puedes perder. Y por supuesto, dónde dormir, y qué direcciones debes apuntarte para comer y disfrutar de una gastronomía deliciosa basada en la gastronomía pirenaica.

EL PORTALET Y FORMIGAL

Valle de Tena

En el Portalet está la frontera entre Francia y Aragón / Valle de Tena

Comenzamos nuestro recorrido por el Valle de Tena en El Portalet, la frontera entre Aragón y Francia. Está situado a 1.794 metros de altitud. En la parte española encontraremos varias ventas, comercios en las que visitantes y franceses de los pueblos cercanos acuden a realizar compras. Al otro lado, ya en Francia, recomendamos visitar las grutas Betharram. Unas cuevas que hay que recorrer andando hasta que se sube a un barco que permite cruzar un lago subterráneo, antes de coger un tren que recorre las entrañas de esta zona del Pirineo.

Tras visitar El Portalet, es el momento de dirigir nuestros pasos hacia Formigal, una de las estaciones de esquí del Valle de Tena. Además de las pistas, se puede visitar el núcleo que da apoyo a la estación, repleto de restaurantes y tiendas. No hay que olvidarse de conocer la iglesia románica del Salvador, una preciosa iglesia del siglo XI de estilo mozárabe o románico-lombardo que procede del desaparecido pueblo de Basarán, en el Sobrepuerto de Biescas. La torre y la portada son un añadido inspirados en la iglesia de Lárrede.

SALLENT DE GÁLLEGO Y LANUZA

Valle de Tena

El embalse de Lanuza, con la Peña Foratata al fondo / Aramon

Nuestra siguiente parada será Sallent de Gállego, una de las localidades más bonitas de todo el Pirineo Aragonés. Situado a orillas del Embalse de Lanuza, Sallent ha sabido cuidar el urbanismo y la arquitectura para crear uno de los pueblos cuya visita es imprescindible. Porque aunque ha crecido y hay un buen número de apartamentos, Sallent, todavía conserva ese encantador aire de pueblo.

Su estampa a orillas del embalse, y con la impresionante Peña Foratata como fondo, es una foto imprescindible. En su casco urbano, repleto de calles estrechas y empedradas llenas de tiendas y restaurantes, destaca la iglesia gótica del siglo XVI situada en la parte superior del pueblo (no perderse su increíble retablo plateresco), además de distintas casonas de arquitectura pirenaica, o el ‘Puente del Paco’. Un puente construido en mampostería en el siglo XVI y que está situado a la entrada del pueblo (las fotos desde aquí son también increíbles).

Desde Sallent, cogiendo una carretera que bordea el pantano, llegamos hasta Lanuza. Uno de los parajes más hermosos del Pirineo Aragonés. Situado a 1265 metros de altitud, este pueblo tuvo que ser abandonado en 1961 por la construcción del embalse que lleva su nombre.

Por suerte, el pueblo ha podido ser recuperado, reconstruyendo las viejas casonas que se apiñan en torno a la iglesia. El pueblo, además de ser atractivo por su arquitectura, por estar a orillas del pantano, o por ser sede del Festival Pirineos Sur con su icónico escenario flotante, es importante por ser cuna de varios Justicias de Aragón.

ESCARRILLA

Escarrilla

Escarrilla está situada a pie de carretera / Escarrilla

Esta población está situada a 1.120 metros de altitud, en la confluencia de los ríos Escarra y Gállego. Rodeada de bosques de hayas, pinos y abetos, el pueblo combina las casas de arquitectura pirenaica de piedra y tejados de pizarra con construcciones más modernas.

En la localidad destaca la iglesia parroquial, con su retablo barroco, o el viejo puente de piedra sobre el río Gállego. También hay varias fuentes que hay que merece la pena visitar. Además, el pueblo es punto de partida de varias excursiones en torno al embalse de Escarra, y a las cimas que rodean el pueblo.

TRAMACASTILLA Y PANTICOSA

Balneario de Panticosa

El Balneario de Panticosa es visita imprescindible / HA

Nuestra siguiente parada será Tramacastilla de Tena. Un pueblo situado a 1.224 metros de altitud en la ladera a orillas del pantano de Bubal. Rodeado de pinares, prados y robledales, en este pueblo hay que perderse por sus calles para dejarse sorprender por sus casas solariegas, o por su iglesia románica del siglo XII (con un retablo renacentista del siglo XVI), o por los miradores de la Cruceta o de Santa Marina. Otra opción es pillar el tren turístico del Valle de Tena, que parte desde esta localidad para recorrer la Sierra de la Partacua, a su paso por el Ibón de Tramacastilla.

Desde Tramacastilla nos dirigiremos hacia Panticosa, un pequeño pueblo de montaña situado en la confluencia de los ríos Bolática y Caldarés. Situado a 1.184 metros de altitud, este pueblo cuenta con una estación de esquí del Grupo Aramón y está rodeado de cimas de más de 3.000 metros. El pueblo, de calles empedradas, está lleno de casonas de piedra, sobre las que destaca la iglesia de la Asunción, con su retablo mayor del XVI, además de varias fuentes y un puente medieval. En su entorno, hay unos lagos de montaña y paisajes increíbles que merece la pena conocer.

Entre las posibilidades que ofrece esta localidad del Valle de Tena, destacan las pasarelas de Panticosa o el Tren de Alta Montaña El Sarrio, que nos acerca hasta el Valle de la Ripera. El telecabina a los ibones de Asnos y Sabocos. Tampoco hay que perderse miradores como el de Santa María, la Claveta, la Peña del Medio, o la Peña del Saso.

A pocos kilómetros de Panticosa, y tras ascender durante 8 kilómetros por una tortuosa carretera, nos encontramos con uno de los parajes más bellos del Pirineo: el Balneario de Panticosa. Enclavado a 1.630 metros de altitud en el fondo de un valle de origen glaciar, rodeado de altas cumbres, y a orillas de un lago que recoge las aguas de los barrancos y cascadas que descienden por las montañas, se levantan los edificios que conforman este balneario único que hunde su historia hasta la época romana. En el siglo XIX es cuando se construyen los principales edificios, además de los jardines, de este icónico complejo termal, entre los que destacan el Gran Hotel, el Casino, la capilla del Carmen o los templetes de las fuentes.

PIEDRAFITA DE JACA Y LACUNIACHA

Lacuniacha

Lacuniacha es ideal para ser descubrir la fauna pirenaica / Lacuniacha

Piedrafita de Jaca es un punto que hay que visitar sí o sí si vamos con peques. Porque además de su caserío de estilo pirenaico, en este pueblo nos encontramos con el Parque Faunístico de Lacuniacha, un “Bioparque” de 30 hectáreas donde hay una representación tanto de flora como de fauna de las especies que viven o vivieron en algún momento en el Pirineo, con alrededor de 120 individuos, de 15 especies diferentes.

En lo que respecta a Tramacastilla, además de visitar su casco urbano, se puede recorrer el camino El Betato, que comunica este pueblo con Tramacastilla y que atraviesa un bosque en el que la leyenda cuenta que se reunían brujos, brujas y duendes.

BIESCAS

Biescas

El Ayuntamiento y la plaza Mayor es el centro neurálgico de esta localidad / Ayuntamiento de Biescas

Biescas es una villa situada a 875 sobre el fondo de un antiguo valle glaciar, a orillas del Gállego. En el casco urbano destaca las iglesias de San Pedro y del Salvador, la Torraza de los Acín (del siglo XVI), además de un buen número de casonas llenas de escudos, o el ayuntamiento, situado en la plaza Mayor.

En la carretera que baja desde Sallent hay un desvío desde el que se puede acceder al fuerte de Santa Elena, a la ermita o al Dolmen del mismo nombre. También se puede realizar desde aquí una visita a las iglesias de la Ruta del Serrablo, o a las viñas más altas de la Península Ibérica, en Bodegas Bal Minuta.

DÓNDE COMER DE FÁBULA

Restaurantes en Sallent de Gállego

Casa Martón es un clásico en Sallent de Gállego / HA

El Valle de Tena, además de contar con unos paisajes de impresión y unos pueblos bucólicos que te atrapan sin remedio, también ofrece un amplio surtido de sitios en los que comer bien gracias a productos de cercanía y una cocina montañesa que no deja a nadie insatisfecho.

Entre las direcciones a destacar (aunque sin duda hay muchas más), en Sallent de Gállego podemos recomendar el Asador Casa Jaimico (un restaurante de comida casera que destaca por su cochinillo), o  Casa Martón. Un restaurante de cocina tensina de toda la vida que fue reformado durante la pandemia para ofrecer una renovada imagen y que cuenta con una atractiva carta elaborada con productos de km 0, verduras naturales, paté casero, y unas exquisitas carnes del propio valle hechas en leña.

También en Sallent son recomendables el Garmo Blanco, o Casa Fauré, donde además de la carne, hay especialidades como las borrajas con almejas y salsa verde que son una auténtica maravilla. En Formigal, una parada imprescindible en La Tosquera, un restaurante que cocina productos de la manera tradicional y en el que no hay que dejar de pedir cualquiera de sus carnes.

Un poco más abajo, en Lanuza, nos encontramos con el merendero Suscalar. Un lugar muy apropiado ahora que viene el buen tiempo, y en el que además de comer, podemos practicar actividades acuáticas, ya que alquilan pirguas o tablas de surf.

En Tramacastilla, no hay que dejar de comer las tradicionales migas en Casa Patro o Casa Blasco. Y en Escarrilla, un clásico es el restaurante asador Casa Mingo gracias a sus menús del día, a su cocina tradicional, y a la abundancia de sus platos.

DÓNDE DORMIR EN EL VALLE DE TENA

Alojamientos en el Valle de Tena

En Piedrafita Mountain Lounge puedes dormir en casas únicas en plena montaña / HA

Para dormir, el Valle de Tena está lleno de hoteles, casas rurales y apartamentos turísticos en los que es posible alojarse. Entre nuestros preferidos, podemos destacar direcciones como Piedrafita Mountain Lodge. Un resort con ocho casas de madera situado en una gran pradera a 1.400 metros de altitud a tan solo 800 metros de Piedrafita de Jaca, con vistas de 360° sobre los picos de Peña Telera.

Si quieres dormir en Sallent de Gállego, el Hotel Balaitus es una estupenda opción. El hotel se ubica en una antigua casa solariega del centro del pueblo, y es ideal si buscas un ambiente familiar en el que se combina la autenticidad de lo tradicional con el confort y la funcionalidad de lo moderno.

Y si buscas alojarte en un alojamiento con encanto, el Pajar de Leña, en Sandiniés, es el lugar que estás buscando. Este alojamiento se sitúa en un antiguo pajar de la familia que ha sido completamente rehabilitado que combina la arquitectura y muebles tradicionales con elementos de diseño moderno, lo que le valió un Accésit en el Premio anual de Arquitectura Fernando García Mercadal, en la categoría “Restauración e Intervención en el Patrimonio Histórico”.