Para intentar superar la coyuntura y sobrevivir con sus negocios, muchos hosteleros y cocineros de la capital se han lanzado a la aventura del take away o delivery, como fórmula para intentar, como mínimo, cubrir gastos, durante el nivel de Alarma 3 que se ha impuesto en todo Aragón.


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Con la conciencia de que sus compañeros de la hostelería son complementarios a sus servicios de alojamiento, en Viviendas Turísticas Zaragoza han decidido que la mejor forma de contribuir para apoyarles, en estos momentos tan duros, es recomendar y animar a sus huéspedes a que, por unas semanas, se olviden de utilizar las cocinas de sus apartamentos, a pesar de que todas están completamente equipadas.

La dirección de esta empresa familiar se ha propuesto persuadir a sus clientes reduciendo sus tarifas hasta en un 40%, posicionándose como la opción más económica de la ciudad, con el fin de que se sumen a esta campaña de apoyo a la hostelería durante estas dos próximas semanas.

No sólo eso, les han invitado a que dejen de lado la comida rápida de las franquicias multinacionales y los platos precocinados de las grandes superficies y se lancen a pedir a domicilio en los restaurantes de la ciudad que han habilitado esta opción de venta para intentar mantener la persiana levantada.

Para estimular la participación, convocan también un sorteo en su cuenta de Instagram @alojamientoszaragoza de una noche de alojamiento con cena delivery incluida de uno de los mejores restaurantes de la ciudad y cesta de desayuno.


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A partir de mañana, en sus redes se compartirán las fotografías de los dos primeros pedidos que han hecho estos días: uno es de los restaurantes más reconocidos de la ciudad, Nola Gras; y el otro, de La Tradicional, una tienda de comida para llevar basada en la cocina de toda la vida, perteneciente al Grupo Tándem.

Los han degustado en sus apartamentos El Balcón de Santo Domingo y El Balcón de Plaza del Pilar II, dos de la treintena de apartamentos turísticos que posee la empresa en el centro y el casco histórico de la capital aragonesa.

Además regentan el primer hostel tipo cápsula de Aragón (The Botanic Hostel) que abrió sus puertas para atraer a jóvenes viajeros de todo el mundo pero se vio obligado a cerrarlas a los dos meses de su apertura, aquel 14 de marzo que dio comienzo el estado de alarma y la consiguiente cuarentena.