ZARAGOZA – Cerca de un 25 por ciento de los niños adoptados en Aragón sufre algún tipo de dificultad en su adaptación social que puede variar desde complicaciones en el aprendizaje hasta un desorden de la conducta o el desarrollo de un trastorno de apego hacia sus nuevos familiares.

A pesar de estas dificultades, tan solo un 0,5 por ciento de las adopciones que se han realizado en la comunidad autónoma en los últimos 17 años han derivado en una ruptura de la convivencia con las nuevas familias, de acuerdo a los datos proporcionados por el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS).


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Desde el año 2000, se han producido un total de 2.302 adopciones en Aragón, de las cuales 621 corresponden a acogidas en el ámbito nacional, mientras que 1.681 son jóvenes que provienen de otros países.

En ese periodo de tiempo, únicamente tres niños/as del extranjero se han visto obligados a abandonar su nuevo hogar, entre ellas la menor india que recientemente fue rechazada por sus padres adoptivos y que actualmente se encuentra en un centro de Zaragoza a la espera de una nueva familia para su adopción o acogimiento, o bien de regresar a su país (opción más remota).

Precisamente, los datos del primer trimestre del año revelan un aumento en el número de adopciones internacionales de la comunidad, ya que 13 jóvenes procedentes de países como India, China, Filipinas, Bulgaria o Vietnam han encontrado una nueva familia en Aragón en 2018.

«Las familias se sienten defraudadas y solas porque los profesionales no les estamos dando la respuesta adecuada», confiesa el psicólogo especialista Gabriel Gómez, quien reclama una mayor coordinación entre, servicios sociales, sanitarios y familiares para atajar el problema.


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El trastorno reactivo de apego, caracterizado por una inhibición emocional de los niños que rehuyen el contacto con sus progenitores o cuidadores, será el principal foco de atención de las jornadas, en las que los expertos tratarán de buscar el origen y la solución de este problema.

«Algunos comportamientos no son de rebeldía, sino de dolor e inseguridad», expresa la presidenta de la Asociación de Familias Adoptantes de Aragón, Mercedes Navarro, que recuerda la «dolorosa» historia que acumulan algunos de los jóvenes antes de trasladarse a la comunidad autónoma.