La consejera de Sanidad del Gobierno de Aragón, Sira Repollés, ha estimado que tras la reducción del número de contagios de coronavirus en los últimos días «parece que hemos llegado al pico» de la séptima onda epidémica en la comunidad autónoma «y podemos estar empezando a descender». La consejera ha señalado que los contagios de las últimas semanas han supuesto el 40 por ciento de todos los registrados en la pandemia en Aragón y desde el pasado 1 de diciembre se han notificado 130.000 de los cerca de 300.000 que ha habido en esta comunidad autónoma. «Solo la vacunación ha permitido mantener las capacidades asistenciales, aunque hemos tenido que redistribuir recursos», ha apuntado Repollés.

En rueda de prensa, Repollés ha subrayado la «intensidad» de una ola que, si el 90 por ciento de la población no hubiera estado vacunada contra la COVID-19, «hubiese sido imposible de abordar» y se hubiera generado un «auténtico colapso» del sistema sanitario, que, sin embargo, se ha mostrado «robusto», «elástico» y «capaz».

«No ha habido ninguna otra ola más difícil de gestionar«, ha reconocido la consejera, ya que ha coincidido la «irrupción» de la cepa ómicron, «altamente contagiosa», con las reuniones sociales y familiares, fruto de la celebración de las fiestas de Navidad.

Si en la última semana de diciembre hubo días con hasta 4.000 y 5.000 contagios, y en la primera de enero se sobrepasaron los 6.000 y 7.000, ha sido el martes, el 11 de enero, con 8.290 nuevos positivos, correspondientes a los confirmados el día anterior, la jornada de toda la pandemia en la que más casos se han notificado en Aragón, para ir bajando los días sucesivos a los 7.567, 6.673 y 5.594 de este viernes.

El director general de Salud Pública, Francisco Javier Falo, ha aportado el dato de que en una jornada se alcanzaron entre 13.000 y 14.000 pruebas diagnósticas por los autotest. «Nunca se habían hecho tantos», para opinar que entre el día de Reyes, 6 de enero, y el lunes o martes siguiente se ha dado un pseudocribado poblacional, «con muchos casos asintomáticos».

Por su parte, la consejera de Sanidad ha comentado que si bien ahora es más difícil la predicción de la evolución de la pandemia, tras cuatro días consecutivos de descenso de las cifras, se puede haber alcanzado el pico, si bien ha advertido de que, tras lo ocurrido, «nunca más volveremos a decir que esto está acabado».

SÉPTIMA OLA EN ARAGÓN

Repollés ha explicado que el pasado 23 de noviembre se inició en Aragón un crecimiento de casos, aunque «lento», con la presencia de la cepa Delta, que se mantuvo tras el puente de la Constitución y la Inmaculada, por la movilidad y la interacción social, si bien con la llegada de ómicron, a partir del 19 de diciembre, se pasó a un ascenso «muy abrupto» de contagios, a lo que se sumaron las fiestas navideñas.

Esto ha hecho que la curva se haya mantenido ascendente, fruto de un contagio «social», en el que el ritmo de infección ha llegado a alcanzar a casi el cuatro por ciento de la población semanalmente, si bien la repercusión en el sistema hospitalario ha sido «menor que en otras olas». Ha precisado que si en la primera ola el 46,6 por ciento de los casos requirieron de hospitalización y el cuatro por ciento ingresaron en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), con una letalidad del 12,9 por ciento, según datos del conjunto de España, en esta última ola estos porcentajes han bajado al 1,4, 0,1 y 0,1 respectivamente.

También ha remarcado que en el grupo de edad de 70 años en adelante se ha registrado una incidencia de la mitad de la media de Aragón y «se han salvaguardado las residencias y a las personas mas vulnerables».

PASAPORTE COVID Y RESTRICCIONES

Por otra parte, se implantó el certificado COVID a mediados de noviembre y se ha ampliado en diciembre ante el aumento de positivos, aunque el Tribunal Superior de Justicia de Aragón no aceptó todos los supuestos que planteaba el Ejecutivo. Del mismo modo, se ha establecido un nivel de alerta sanitaria en fase 2 modulada desde el 28 de diciembre, con limitación de horarios y aforos, que se mantendrán hasta que la situación lo requiera, con evaluación semanal.

Además, se han realizado 8.553 contratos temporales y de sustitución, 2.200 de ellos específicos para la asistencia de COVID. En cuanto a la incorporación de profesionales jubilados, hasta el momento se han realizado contratos a 16 médicos y 14 enfermeros. El número de sanitarios de baja por coronavirus suma 1.200.

En el ámbito hospitalario, se han aplicado planes de contingencia, se han revisado los criterios de ingresos y alta, y se ha establecido un mando único para las UCI, cuyas camas se han ampliado a 13 –cuatro en el Hospital San Jorge, abiertas desde la pasada semana, cuatro en el Miguel Servet, tres en el Clínico y dos en el Royo Villanova– y si es preciso, se activará una segunda fase con hasta 30 camas.