Aragón «endurecerá» la semana que viene las medidas de prevención frente al COVID-19 con la reducción de aforos, con carácter general «prácticamente en todas las actividades», y la disminución de los grupos sociales a 6 personas, además de la recomendación de establecer también en este ámbito grupos burbuja en todo el territorio.

Pese a la situación crítica no ha decidido ninguna medida de aplicación inmediata. Las medidas anunciadas serán para hacer frente a la «amplía difusión» del COVID-19 por el territorio aragonés experimentada en los últimos días.


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Transmisión que «preocupa» tras unas semanas en situación «de meseta», aunque el hecho de que el virus esté teniendo menos incidencia en la capital «aumenta las posibilidades de control».

Las medidas, que Falo ha señalado que se darán a conocer a principios de la próxima semana, no supondrán modificaciones en el ámbito educativo y universitario, ya que la transmisión es comunitaria y se produce fuera de estos ámbitos, ni prevé restricciones de movilidad interprovincial.

El Gobierno de Aragón no rechaza la posibilidad de confinar localidades, aunque esta circunstancia, ha recordado, no ha sido avalada por los tribunales en esta Comunidad, aunque sí en otras.


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Falo ha señalado que la difusión del coronavirus por el territorio aragonés coincide con la onda epidémica que afecta a todo el territorio nacional, pero ha diferenciado la situación en la Comunidad con la que se vivió en marzo y el pasado mes de agosto.

En la primera oleada, en marzo, Aragón identificaba los casos graves, aproximadamente el 10 % del total, y la afectación se produjo sobre todo en los centros sanitarios y residenciales ya que con el estado de alarma las relaciones sociales se redujeron.

En julio y agosto hubo una nueva subida de casos en Aragón vinculadas al ámbito laboral y a la recogida de la fruta que afectó a territorios vinculados con ella y llegó a Zaragoza capital, que «tiraba» de la media de la Comunidad autónoma con 414 casos por cada 100.000 habitantes en la semana 31 cuando Aragón contabilizó 300.

La situación actual es de menor incidencia que en agosto en el conjunto de Aragón, con 218 casos por 100.000 habitantes, y un patrón diferente, ya que la capital aragonesa presenta menor incidencia que la región y hay mayor transmisión en el territorio, fuera de Zaragoza.

El director general de Asistencia Sanitaria, José María Abad, ha insistido por su parte en que la capacidad hospitalaria en estos momentos en Aragón es «suficiente» y que «no hay déficit de camas». Sin embargo, sí que se detecta un ligero repunte de la frecuentación de pacientes con síntomas compatibles con COVID en Urgencias o en los centros de salud.


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El sistema sanitario, ha agregado, está en condiciones de mantener la atención en condiciones adecuadas y, además, se cuenta con planes de contingencia. En la actualidad, hay 524 camas de hospitalización convencional y 67 de UCI ocupadas por pacientes COVID.

Ha reconocido ciertos problemas en los hospitales periféricos, que tienen menos capacidad de ampliar su capacidad asistencial, pero eso se solventa con traslados de pacientes entre hospitales, algo que «no es nuevo» de esta pandemia aunque tampoco muy frecuente.