El presidente de las Cortes de Aragón, Javier Sada, ha afirmado: «Aragón tiene la obligación de ser partícipe activo en la conformación del futuro de este país«. Sada dejará el próximo mes de junio la política activa tras más de 20 años en La Aljafería, los cuatro últimos al frente del legislativo aragonés.

En una entrevista concedida a Europa Press, Sada ha señalado que una de las etapas decisivas de la legislatura ha sido la pandemia de la COVID-19 y ha hecho notar que la cámara «fue capaz de mantenerse abierta siempre y orientar su trabajo a encontrar soluciones: Que en pocos días fuéramos capaces de poner en marcha la Administración electrónica, que solo se perdiera un Pleno que se recuperó después, y que se mantuviera todos los días abierta y con actividad, es que goza de buena salud; había que enviar el mensaje de que no solo estábamos preocupados, sino ocupados».

El 23 de abril de 2020, con motivo de la pandemia, los ocho grupos parlamentarios elaboraron un comunicado conjunto «y eso es algo que no ha pasado en ningún sitio y aquí sí. «Los aragoneses nos ponemos de acuerdo, al menos en los momentos importantes».

En cuanto a la fragmentación del Parlamento, ha manifestado: «La legislatura pasada, que estuve de portavoz, parecía imposible que se pudiera mantener el Parlamento de siete grupos y, sin embargo, fue una legislatura con bastantes acuerdos y sin ningún conflicto importante».

En esta legislatura, «con ocho grupos es difícil presidir un Parlamento, pero no me lo han puesto muy difícil» y, de hecho, «los grupos, cuando ha habido que tomar decisiones importantes siempre han escuchado al presidente y a la Mesa, donde he tenido un apoyo muy importante, y segundo, han intentado siempre ponerse de acuerdo en temas fundamentales».

Sada plantea dos condiciones para el debate: «No me importa que se sea vehemente a la hora de defender los argumentos si se respete a la otra parte, ese respeto tiene que existir siempre por muy duro que se sea» y, además, «el límite lo pone siempre el presidente». «Estas dos condiciones se han respetado siempre y cuando alguien se ha pasado un poco se le ha llamado al orden y ha rectificado».

El presidente de las Cortes es optimista sobre el consenso: «Es verdad que ha habido temas que han salido de la unanimidad, por desgracia, como la violencia machista o el cambio climático, pero se han hecho un montón de declaraciones institucionales«, de manera que «es más difícil llegar a la unanimidad, pero se han hecho bastantes declaraciones institucionales», que requieren reglamentariamente al acuerdo de todos los grupos.

«Yo dije, cuanto tomé posesión, que no era independiente y que votaría con mi grupo, pero también que el papel institucional me lo creía y que tenía que estar funcionando como presidente de las Cortes; lo he intentado y creo que he estado cerca de conseguirlo».

LA BRONCA NACIONAL

«Siempre he tenido una idea sobre la política: Tienes que jugar con lo que hay» y «en algunos momentos puede mucho, sobre todo, la bronca nacional», aunque «no refleja el trabajo que se lleva a cabo porque si contamos un acuerdo no suele ser noticia, cuando hay bronca es difícil salir, pero si son PNL de política nacional y con más bronca son las que suelen salir al exterior».

«No me parece positivo que haya demasiada política nacional y poca autonómica, pero no es posible que no exista porque Aragón no es una isla, ni se pretende, sino que está en medio de una situación nacional» y, por ejemplo, «los debates sobre el salario mínimo no tienen que ser ajenos a Aragón, sino que hay que intentar implicarse».

De esta forma, «Aragón tiene que dar un paso más, pasar de buscar reforzar la identidad como aragoneses con sus competencias a empezar a reivindicar cada vez más el papel que tiene que jugar en el futuro de España, hacia dónde queremos ir, jugar un papel activo, no mirarnos al ombligo, sino llevar el sentimiento de Aragón a que tenemos el derecho y obligación de participar en la conformación del futuro de este país que es España».

Javier Sada ha opinado que «es una desgracia que los partidos de centro se diluyan, no ya para Aragón, sino para España, que no haya partidos de centro que equilibren en un momento determinado la política es dejar sin referentes a parte de la sociedad, lo cual es problemático, aunque pueda llegar a beneficiar a determinados partidos y también porque tiene un efecto de centrifugación, frente a lo que ha recomendado «ir a la transversalidad» porque «no es positivo ir a los extremos».

Ha aludido a la supresión de los aforamientos con la última reforma del Estatuto de Autonomía, este año, recalcando que «eso no es un logro de la Presidencia de las Cortes, sino de los grupos, que se han puesto de acuerdo», y ha recordado que «ya hubo un compromiso previo, pero se tenía que reformar el Estatuto, se pusieron de acuerdo para hacerlo por unanimidad, lo que es sorprendentemente extraño en esta España que hoy conocemos, pero se ha dado».

POLÍTICA PROFESIONAL

Sobre la imagen de los políticos, ha comentado que «hay un porcentaje que son alcaldes y concejales, y más atados a la realidad que los ediles no hay nada ni nadie, no solo de políticos, sino de cualquier profesión», lamentando que «la política no goza de prestigio y, por ello, mucha gente no entra en política. Ha agregado: «Llevo 20 años de diputado y he visto gente implicada, que trabaja muchísimas horas; no sé cuándo tuve mi último fin de semana libre, no yo, sino todos».

«Llevo en política desde los 15 años, siempre he estado en política, como profesional 20 años», ha referido Sada, para añadir que ahora, ya a punto de su jubilación, tiene un problema: «No tengo hobby, mi hobby y profesión ha sido la política». Sada ha ejercido «dos profesiones maravillosas», la medicina y la política, que le han aportado «prácticamente todo».

«Cuando he metido muchas horas en esto no lo he visto como un trabajo y me retiro de la política profesional, pero de la política nunca, aunque sea poniendo sillas en un acto o ayudando a la comisión en Ateca; la política local, la de verdad, la más importante, nunca la dejaré».

Javier Sada seguirá viviendo en Ateca, localidad de la que fue alcalde. «La ventaja para un político de vivir en un pueblo es que no me han llamado nunca presidente, me han llamado siempre Javi, y eso permite estar con los pies en el suelo».

Ha opinado que se habla de la despoblación «con una gran charlatanería a veces» y ha recordado que su padre, jornalero en un pueblo de 900 habitantes, «tenía que salir cada día a ver si le contrataban y, lógicamente, se vino aquí –a Zaragoza– y eso fue muy bueno». «Yo sí pude volver al pueblo de mi madre, algo que me ha gustado mucho».