El precio de la energía ha sido el gran caballo de batalla para las empresas desde que estalló el conflicto de Ucrania. Tanto que, entre las industrias más demandantes, se han producido cierres. La mayoría de las supervivientes, por su parte, han tenido que revisar al alza los precios de sus productos y servicios por este motivo.

Hasta hace muy poco, las decisiones energéticas en las compañías se basaban únicamente en elegir el plan de una compañía u otra, como quien elige una tarifa de móvil. Pero hoy son muchas las que estan decidiendo confiar en consultores profesionales para gestionar sus activos energéticos conforme a sus necesidades y previsiones de consumo.

Y una de estas consultoras, cuyo peso específico está creciendo de forma exponencial en España, tiene su sede en Zaragoza: Switching Consulting (SwC). Más desde que, hace unos pocos días, se confirmara que han firmado con el mayor consumidor energético de todo el país: Renfe, cuya demanda de 2,5 TWh de electricidad verde equivale a 700.000 hogares o, lo que es lo mismo, todos los hogares de Aragón y La Rioja juntos.

Para hablar de este contrato, así como del consumo energético empresarial y el papel de Aragón en el mercado, ahora que el debate sobre las renovables se agudiza, ha visitado la sede de HOY ARAGÓN el director comercial de SwC, Jesús María Sahún.

Pregunta: ¿Cómo ha conseguido SwC captar al mayor cliente de España?

Respuesta: La relación se ha cocinado a fuego lento. Teníamos la experiencia de gestionar a grandes empresas como Metro de Madrid o Globalvía, con quienes hemos profundizado en el sector ferroviario de altos consumos. Ha habido muchas reuniones y las negociaciones han sido largas, tanto que el acuerdo se ha fraguado durante más de un año.

Nosotros somos una pyme, que debido a nuestro grado de especialización, soporte en sistemas y la información de la que disponemos nos permite abordar productos complejos; una especie de consultoría gourmet de la energía, con clientes como los mencionados, así como el Ayuntamiento de Zaragoza, la Universidad de Zaragoza, MercaZaragoza, la autopista A-2 o Palafox Hoteles. A ello se suma además que somos miembros del Consejo del Clúster de Energía de Aragón (CLENAR) y de la Asociación de Empresas de Eficiencia Energética (A3E).

¿Qué supone para vosotros el contrato?

La mayor particularidad para Switching Consulting es asesorar al mayor consumidor de energía eléctrica, toda ella certificada con garantía de origen. Renfe es clave en la descarbonización del sistema eléctrico español y es una gran satisfacción y una gran responsabilidad porque optimizar sus costes energéticos supone que puedan ofrecer servicios de calidad y competitivos a millones de pasajeros y en millones de toneladas transportadas.

Otra particularidad del contrato es que Renfe, por ley, no puede comprar directamente energía, sino que es Adif el que lo hace para todos los operadores y posteriormente les refactura. Sin embargo, desde este año, por primera vez los operadores pueden cerrar posiciones de energía en el mercado de futuros, aprovechando las oportunidades detectadas. Es decir, es la primera vez que Renfe adquiere soberanía en su gestión, algo histórico.

¿Y en qué se basa el papel de SwC?

En el seguimiento del mercado de futuros, que es crítico, monitorizando todos los valores que influyen en el precio: el precio de barril de Brent, la estimación de demanda en base al clima, los análisis de reservas estratégicas, la tasa de cambio euro – dólar, la cotización de otras monedas… Las variables son muy numerosas.

¿Y ante este galimatías, qué deben hacer empresas más modestas que Renfe para asegurarse un precio de energía competitivo?

La clave es disponer de un método crítico de toma de decisiones en la compra de energía: analizar bien los consumos, cuantificar las expectativas, llevar a cabo una valoración de los mercados presentes y futuros, y trazar una hoja de ruta donde se contemplen los riesgos de cada una de las opciones.

Los procesos de gestión energética deben ser continuados, con criterios técnicos de eficiencia y financieros, con el fin de garantizar su competitividad.

¿Como expertos energéticos, cuál es vuestro punto de vista sobre el papel que debe jugar Aragón en el sector energético?

El potencial de Aragón es una realidad: somos más que autosuficientes en consumo de electricidad y ha sido así desde que ésta existe. Ya a principios del siglo XX ingenieros catalanes construyeron presas en nuestro territorio para dar energía a sus empresas. A partir de ahí Aragón se convirtió en el arca energética para todo el nordeste y norte peninsular.

En las décadas centrales del siglo XX, la Administración consideró necesaria la generación energética con carbón y se reforzó la tradición minera de Teruel con las centrales térmicas para exportar electricidad a Cataluña y Levante.

El Aragón del presente sigue igual de generoso: despoblado y generando electricidad para comunidades vecinas. Ahora hay cierto consenso en que los territorios productores deben ser los primeros beneficiados. No puede ser que Aragón sea un adalid de la producción y quedarse solamente con el impacto ambiental.

¿Y cuál es la solución para que el potencial energético de Aragón se vea justamente recompensado?

El Gobierno autonómico y otras fuerzas políticas coinciden en que la energía debe ser una herramienta no solo para frenar la despoblación, sino para repoblar. Hay que escuchar más a los territorios, con beneficios claros que faciliten la vida y estimulen a nuevos pobladores.

Puede ser la gran oportunidad de la Comunidad para que el medio rural no desaparezca, con ventajas como consumos energéticos gratuitos para personas e industrias en el territorio, porque además coincide que se trata de zonas frías, así como impuestos sobre la energía que se queden aquí, donde se produce.

Hubo polémica con el cierre de la Térmica de Andorra, ¿qué opinas al respecto?

La decisión del cierre respondía a la política imperante de descarbonización. Todo debe contextualizarse: si ese proceso de toma de decisión se hubiera realizado tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la circunstancia probablemente hubiera sido otra.