El movimiento del pelo con el aire, un simple café… Sensaciones y momentos aparentemente pequeños del día a día que pasan a tener un gran valor cuando se logra superar un cáncer de mama. Así lo cuenta Belén Martín, paciente de Quirónsalud Zaragoza, en un nuevo capítulo de ‘Píldoras de Vida’. Iniciativa audiovisual que forma parte de las acciones que el grupo hospitalario desarrolla dentro del programa de sensibilización ‘Un mes en rosa’ con motivo del Día Internacional de esta enfermedad.


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Esta zaragozana de 43 años asegura que “la primera fase fue muy dura”. “Piensas que te vas a morir… Estuve quince días llorando, intentado disimular ante mis hijas. Es como si te cogiera una ola gigante y no puedes salir de ella. Te bloqueas totalmente”, afirma. Sin embargo, al final, consiguió levantarse, ver poco a poco la luz y aprender, sobre todo, lo fuerte que una persona es capaz de ser.

Tuvo que pasar por el quirófano donde le quitaron una cuarta parte del pecho. Después de la intervención, comenzó el proceso de quimioterapia y radioterapia para terminar con la medicación. Hoy, “tras haber dormido al bicho”, como ella lo define, insiste en la importancia de la actitud: “No influye a la hora de salvarte porque eso depende de muchos factores, pero sí para sobrellevar mejor la enfermedad y, principalmente, para no hacer sufrir a los que te rodean”.

En este sentido, recuerda con emoción cómo se aferró a su familia, fundamentalmente a su marido y a sus dos hijas, y también el papel crucial que jugó el deporte. “Mientras estuve con goteros, salía a andar y me venía muy bien. Ahora, he comenzado a correr y, cuando cruzo la meta, me siento viva”, apunta.

El deporte: una herramienta clave

La doctora Elena Aguirre, oncóloga médica en el Instituto Oncológico Quirónsalud Zaragoza, subraya que el ejercicio físico es “un gran aliado” para hacer frente a la enfermedad antes, durante y después. “En prevención primaria, las mujeres que practican deporte tienen menos riesgo de padecer cáncer de mama. A lo largo del proceso, mejora la cumplimentación de los tratamientos, especialmente en la quimioterapia, y su calidad de vida. Y, posteriormente, los datos demuestran que las pacientes ven mejorado su pronóstico de supervivencia”, explica.

 En el caso de Belén Martín, la doctora puntualiza que “fue decisivo, ya que, durante los tratamientos activos, el ejercicio físico optimiza el cumplimiento y la eficacia, reduce la tasa de efectos secundarios y mejora la calidad de vida”.

Asimismo, la especialista señala que “resulta prioritario que los pacientes se sientan arropados, acompañados y correctamente informados”. “No solo por nuestro equipo médico multidisciplinar -recalca-, sino también por su entorno, puesto que les ayuda a entender la enfermedad y a comprometerse con las medidas que disminuyen el riesgo de una recaída”.

En los últimos años, el cáncer de mama ha experimentado una evolución positiva en cuanto a la supervivencia. Una mejoría que, como destaca la doctora Aguirre, responde esencialmente a los avances en las técnicas de cribado y en los tratamientos curativos sistémicos que se administran posteriormente.

Diagnóstico precoz y terapia individualizada

En este sentido, el doctor Fernando Colmenarejo, ginecólogo y director de la Unidad de la Mujer en Quirónsalud Zaragoza, indica que “la realización de un diagnóstico precoz, así como intentar la terapia individualizada, constituyen los dos pilares básicos para tener éxito en los resultados”. “El primero -continúa-, nos posibilitará tratar con menos agresividad a la paciente y mejorar los datos de su supervivencia; y el segundo, nos facilitará hacer una medicina más humanizada con ella y su entorno familiar”.

Acelerador lineal de QuirónSalud Zaragoza / QuirónSalud

El doctor hace hincapié en la importancia del comité de tumores de mama, ya que es un órgano consultivo donde se reúnen todos los especialistas implicados en el diagnóstico y en la terapia. “Discutimos caso por caso para garantizar el tratamiento más individualizado y a su vez el cumplimiento de protocolos estrictos de esta patología. Dos claves que nos permiten llegar a tener los mejores resultados”, afirma.

Los medios técnicos como el acelerador lineal, la tomosíntesis o los ecógrafos 3D de alta definición han sido estratégicos para mejorar en la calidad asistencial, pero además el especialista destaca como valor diferencial el tener dentro del equipo a radiólogos especializados en mama que consiguen que las técnicas aplicadas sean más eficaces.

Para el doctor Colmenarejo, los próximos retos pasan por dos avances. “Por un lado, progresar en el diagnóstico precoz de las pacientes e incluso saber qué grupos necesitan más mamografías o resonancias por tener factores de riesgo”. “Y, por otro -añade-, en la localización de dianas terapéuticas. Es decir, fármacos que actúen frente a determinados tipos de tumores y lograr una terapia sistémica más especializada para cada uno de ellos y para cada mujer”.


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Hoy, Belén Martín recuerda su desafío mirando al futuro con optimismo. “He cogido algo de peso y hay días que me duelen los huesos, pero he recuperado mi vida normal”, concluye.