El Ayuntamiento de Calatayud quiere potenciar el atractivo turístico de su judería. El primer paso para poner en valor esta zona de la localidad ha sido la adjudicación de un estudio del barrio. Posteriormente, se crearán itinerarios y se señalizarán los principales enclaves para favorecer las visitas de los turistas. También se tiene previsto crear un centro de interpretación en una antigua bodega medieval.


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La importante presencia pasada de judíos en Calatayud todavía pervive en la localidad. Su mayor riqueza reside en la arquitectura de las calles, que se ha conservado prácticamente como la original. Encaramado en torno al castillo de Don Álvaro o Doña Martina, también conocido como el de la Judería (prácticamente en ruinas), el barrio lo forman calles estrechas y sinuosas.

Las viviendas no se construyeron con materiales excesivamente buenos y son desiguales. La vía de acceso principal arrancaba a través de un arco de medio punto desde la plaza de San Andrés y ascendía por la cuesta de Santa Ana.

La localidad llegó a tener hasta tres sinagogas, la mayor, la menor y una tercera mandada construir bajo el patrocinio de Juce Abencabra, aunque algunos historiadores discrepan sobre si esta era realmente un templo judío o no. Todas ellas fueron reformadas a finales del siglo XIV con mano de obra mudéjar.

Actualmente se conserva la sinagoga mayor y se puede visitar, aunque se convirtió en ermita. No obstante, se mantuvo el muro original con las dos puertas de acceso, una para hombres y otra para mujeres. 

Pegada a ella hay un solar donde en aquel momento se levantaba la Casa del Rabino. El Ayuntamiento ya lo ha comprado con el objetivo de realizar catas en el terreno y poder recuperar este espacio como centro de estudios. 

Por el momento, el proyecto del estudio se ha adjudicado por valor de 14.899 euros y se espera que esté elaborado dentro de entre tres y seis meses. A partir de ahí, se empezarán a ejecutar las indicaciones extraídas del análisis.


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Una de las prioridades dentro de este plan de acción es la rehabilitación de una bodega medieval que apareció bajo la plaza de Consolación, cuando se estaban realizando unas obras en la vía pública. La idea es crear un centro de interpretación para los visitantes. 

Al mismo tiempo, se quiere crear una red de recorridos. Estos ya se realizan con guías expertos pero con este proyecto se instalará toda una serie de elementos de cartelería y señalización para hacer la judería de Calatayud un espacio más accesible y visitable. 

Además de seguir promocionando el patrimonio judío bilbilitano, con estas acciones se quiere conseguir el acceso de la ciudad a la Red de Juderías. “Lo intentamos ya en la legislatura anterior pero por una serie de fallos, como no tener señalización en las calles, no lo conseguimos”, explica Jorge Lázaro, concejal de Turismo del Ayuntamiento de Calatayud. Además, varios hoteles cerraron y no se alcanzaba el número de camas mínimo que dicha red requiere para ser miembro.

Ahora, se han recuperado estas plazas de alojamiento y, con el impulso que se va a dar al barrio, se espera poder entrar en la red. Junto con la proyección que supondría para Calatayud, formar parte de dicho colectivo sería un reconocimiento a su pasado judío. “Calatayud tiene la entidad suficiente para estar en la red. Se lo merece por su tamaño (es la aljama más grande Aragón después de la de Zaragoza), por la historia y por el peso que tuvieron los judíos aquí, donde un tercio de la población lo eran”, explica Lázaro.  


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En la actualidad, unas 1.500 personas viven en la judería bilbilitana, que recibe el nombre de barrio de la Consolación. Se localiza en la zona alta del pueblo antiguo, bajando desde el castillo Mayor, en la parte derecha. Sus calles estrechas y laberínticas, así como sus casas bajas, de apenas tres alturas, todavía se conservan. Esta ordenación, la misma de hace 600 años, hace que el mero hecho de pasear por el barrio sea ya todo un lujo.