«¿Cómo es posible que un local de fiesta haya sobrevivido en el mismo sitio más de 30 años?» Se pregunta Eduardo Meneses, uno de los socios de «La Cucaracha» y de «Licenciado Vidriera». Lo cierto es que lo que dice es un hecho, y habla bien del trabajo, tanto de tardeo como nocturno, que han hecho estos empresarios procurando que la delincuencia o la droga no traspasase sus puertas.

«Las peleas nunca puedes evitarlas pero intentas prevenirlas. Es algo que pasa, ha pasado y pasará», argumenta un responsable de una conocida empresa de seguridad que ha trabajado mucho en la noche de esta zona de marcha. Los poco más de una decena de bares entre las Plazas de San Felipe y San Cayetano tienen vigilantes de seguridad en sus puertas, pero son los ojos de los dueños los que están preocupados por lo que han visto en otras zonas de Zaragoza. «No quiero dar nombres, pero a finales de enero de 2022 ya hubo una macrorredada en un local por los conflictos que en él se producían. Cuando permites algo dentro de tu negocio, lo corrompes», explica este miembro de seguridad que prefiere no desvelar su nombre.

Meneses echa la vista atrás y cree que el Casco ha sabido sobrevivir a épocas duras y conflictivas. «Hemos creado pequeñas familias. Al final acabas poniendo copas y música para abuelos, padres y ahora hijos. Eso quiere decir que los locales de esta zona gustan y siguen gustando», insiste. Hablando del tardeo, que atrae a a más cuarentones, explica que ahora tienen dos tipos de público, porque a los de cuarenta les relevan a medianoche los veinteañeros. «Pero esto del tardeo no es nuevo; hace años que se hace», apostilla.

El mítico bar ‘La Cucaracha’ permanece intacto con su esencia tras décadas / E.L

Cuando preguntamos a este empresario si echa de menos algo, hace una petición que no es la primera vez que reivindica. «Un coche policial en San Felipe, o en San Cayetano, podría dar más sensación de seguridad». No lo dice por lo que puede pasar dentro de los locales, donde siempre se puede colar algún carterista o producirse una pelea, sino por lo que pasa fuera. «Les esperan y cuando van solos y algo pasados por el alcohol, les roban y si se resisten, les pegan», relata una situación que no solo se vive en el Casco, según dice.

El Jefe de la Comisaria Centro de la Policía Nacional de Zaragoza, Ricardo Jaraba, no niega que este tipo de robos se dan. «Hablamos del Casco; siempre tenemos patrullas por el centro y llegamos enseguida. Creo que, salvo en casos concretos, no es tan necesario una furgoneta o patrulla estática», responde a Meneses. Con todo, coincide con este empresario zaragozano en las oleadas de robos con violencia.

«PRESAS FÁCILES»

También les da la razón el responsable de seguridad con el que ha hablado para este reportaje HOY ARAGÓN. Este trabajador de la noche va incluso más lejos. «Son grupos de cuatro o cinco muy organizados. Buscan presas fáciles, personas solas y con síntomas de embriaguez. Van en patines eléctricos para huir con rapidez y son en su mayoría menores de edad. Una de las líderes de estas bandas de ladrones es una chica rubia de 17 años. Todos les conocemos y ellos a nosotros», argumenta.

«Pasa cuando ya salen de local y van solos», coinciden Castro y el empresario Meneses. «Aquí poco podemos hacer más que avisar si vemos algo sospechoso», dice Meneses. «Están cada vez más vigilados y sabemos cuáles son sus objetivos y movimientos. Algunos llevan varias detenciones«, explica el Jefe de la Comisaría Centro.

¿Redadas en el Casco? Castro recuerda una, al hilo de los robos con violencia, que acabó con una banda muy peligrosa. «Los del ‘Mataleón’ les llamaban. Dos hermanos de origen africano acabaron en prisión. Eran capaces de apretar a la víctima pudiendo causar daños graves», dice Ricardo Jaraba.

Esa redada fue la última en el entorno de El Casco, ninguna en los últimos años en los locales. «Los empresarios se cuidan mucho de que no entre droga o personas conflictivas porque no es bueno para sus negocios», dice este Policía Nacional. Otro de los hechos que creó mucho revuelo fue el sucedido en octubre de 2021, cuando la Policía Nacional tuvo que cargar contra grupos descontrolados de jóvenes que produjeron disturbios en la entrada de esta zona de bares. «Aquello fue algo puntual», insiste Castro.

Imagen de los disturbios en octubre de 2021 en las inmediaciones del Casco Viejo de Zaragoza / HOY ARAGÓN

Mientras, la fiesta sigue en los locales del Casco, la zona por antonomasia del centro de la ciudad que se está convirtiendo en refugio de aquellos que buscan tener una noche tranquila, a pesar de estos grupos de delincuentes que casi nunca entran en los locales. «Los tenemos fichadísimos», dice Meneses.

Los vecinos conviven con cierta armonía, a sabiendas que cada fin de semana tienen bajo sus casas una gran concentración de personas, que en muchos casos copan las estrechas calles del Casco. «Tenemos una cierta concordia con los problemas de siempre que son el ruido y la suciedad. De hecho, aprovecho para decir que si hubiese contenedores de vidrio soterrados, para nosotros sería todo mucho más sencillo y evitaríamos tanto vidrio en la calle al alcance de cualquiera», dice Meneses, uno de los socios de «Licenciado Vidriera» y «La Cucaracha», que ahora junto a Daniel Hervías, son una de las referencias de El Casco. Treinta años y, dicen, todavía tienen fuerza para otros treinta más.