El Cementerio de Torrero, que dispone de una capacidad de almacenamiento de hasta 204 cadáveres, no se ha visto superada en ningún momento con la pandemia de la COVID-19, aunque se han llegado a plantear hasta tres escenarios en el caso de que por la crisis sanitaria se desbordase ante un elevado número de personas fallecidas.


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«En ningún momento se ha sobrepasado el 50 por ciento de la capacidad del cementerio de Torrero y no ha hecho falta activar ningún plan», ha explicado el consejero de Urbanismo y Equipamientos de Zaragoza, Víctor Serrano, en una rueda de prensa telemática.

Serrano ha apuntado que el día peor de la pandemia fue el pasado 29 de marzo en el que se alcanzó el pico con 90 fallecidos, aunque estaba activado un plan para en caso de haberse necesitado llegar hasta una capacidad de almacenamiento de 250 cadáveres con los dos tanatorios privados de la ciudad, e incluso ha señalado que se contempló una tercera opción para la que se hicieron unas primeras gestiones para conocer la posibilidad de ampliar todavía más esa capacidad.

Víctor Serrano ha explicado que su consejería ha aprobado un protocolo de actuación para los casos en los que los fallecidos no dispongan de familiares o allegados que se hagan cargo del cuerpo en el que desarrolla las recomendaciones del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Aragón (IMLA).

Este protocolo establece que, en estas situaciones excepcionales provocadas por esta pandemia, la inscripción del fallecimiento ante el Registro Civil deberá realizarla el director del centro hospitalario, de la residencia o de cualquier otro centro de características similares donde se encontrase la persona fallecida para que se pueda proceder a emitir, junto al Certificado de Defunción, la correspondiente licencia de enterramiento.


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Posteriormente, el director del centro avisa a la Hermandad de la Sangre de Cristo, «que desarrolla su labor en la ciudad desde hace más de un siglo» ha dicho Serrano, quien se encarga de recoger el cadáver y trasladarlo desde la morgue donde esté hasta el Cementerio de Torrero y proceder a su inhumación o incineración garantizando, en todo momento, la cadena de custodia con la correspondiente documentación.

Sobre la capacidad de almacenamiento de despojos, Serrano ha recordado que es para atender las peticiones de incineración manifestadas por las familias, mientras que en el caso de las inhumaciones la disponibilidad del cementerio es inmediata y de hecho «no ha sido necesario ampliar horarios».

El Complejo Funerario de Torrero dispone de cuatro hornos que precisan para cada incineración de un tiempo de 3 horas por lo que se pueden llegar a realizar hasta ocho turnos diarios ya que el horno necesita bajar su temperatura para proceder con el siguiente turno, en el que habitualmente se incineran hasta 24 cadáveres y se ha llegado a las 28 «y no se ha detectado hasta ahora la necesidad de añadir otro turno».

LOS FALLECIDOS POR COVID-19

Sobre el protocolo de actuación para incinerar cuerpos infectados por coronavirus, ha señalado que ya había previamente uno para actuar ante enfermedades infecto-contagiosas, y lo único que se ha hecho ha sido diferenciar entre los despojos que son positivos en la COVID-19 que se llevan a las cámaras de los velatorios y los que no lo están que van a la cámara general.

Actualmente hay una capacidad de enterramiento suficiente con más de 2.000 nichos disponibles en las tres primeras filas, pero se sigue trabajando para aumentar el número de nichos en caso de que se precisen más.


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La plantilla de operarios de Brigadas del Cementerio se ha incrementado en estos días con nueve operarios más, lo que ha facilitado la disposición de turnos que garanticen la prestación del servicio y la posibilidad, si fuera necesario, de llegar a hacer enterramientos por la tarde.