Bea y Tito tendrían que haber estado el 25 de abril en Trujillo (Extremadura), para celebrar su boda, pero la pandemia de coronavirus truncó sus planes, hasta que sus vecinos de Madrid decidieron organizar un enlace alternativo de balcón a balcón y por primera vez fueron los novios los que recibieron una invitación a su propia boda.


Publicidad


El enlace, planificado por Ramiro, «cabecilla» vecinal, comenzó en la tarde de este sábado con la marcha nupcial, un locutor leyó un poema y la pareja, que siguió al pie de la letra las instrucciones de su barrio, dio un discurso y bailó un vals a pie de calle, la de Martín Machio en Prosperidad.

Después, Bea, de blanco y con deportivas y Tito, con levita y chanclas se pasearon agradeciendo el gesto entre pétalos y arroz lanzado desde las ventanas.

«Que se besen, que se besen», vitoreaban, aplaudiendo a los novios sus vecinos. El florista del barrio diseñó un ramo para la ocasión y los balcones se engalanaron con globos, guirnaldas y las iniciales de los novios. «Vivan los novios», y ellos devolvieron el aplauso a sus vecinos.

«No decidimos prepararla, ha sido cosa de los vecinos, que no los conocíamos de nada hasta que empezamos a aplaudir«, cuenta Bea en conversación telefónica. «Nos mandaron una invitación por Whatsapp«, completa Tito.

La celebración fue «increíble» y alegró el que iba a ser un «día triste» tras una «semana rara», explican estos novios, que han tenido que posponer sus planes originales, boda por la iglesia y celebración, al 31 de octubre.

«Te das cuenta de los pequeños detalles, carteles con los nombres, recortes, el poema, la gente se ha involucrado de forma desinteresada completamente«, señala Bea sobre un día que, dice Tito, no se les va a olvidar nunca.

Además, mejoraron su particular celebración, un intento de migas para honrar Extremadura, que desencadenó en «solo pan tostado» y un buen aperitivo mandado por sus amigos ‘sedientos’ con el que compensaron el poco acierto con la receta.

Hasta este confinamiento ambos viajaban mucho, por placer o por trabajo. Bea, con 29 años, es la responsable del programa Iberia Plus, Tito, de 31, trabaja en consultoría digital. Con tres años de relación y «y a por el cuarto» ahora teletrabajan muchas horas en una situación «inestable laboralmente».

El ocio lo encuentran en su calle, «muy estrechita», pero con un grupo en el que se organizan «los que más salen». Al balcón.


Publicidad


Tras la boda tendría que haber llegado la Luna de Miel, pero como mucho irán a «Punta cama», bromea Tito. El plan original era viajar a Japón y Filipinas y como homenaje este domingo han pedido sushi para comer.

El siguiente destino está en el aire, a expensas del virus, pero no necesitan mucho tiempo para planificar porque son «de viajar de macuto«, cuentan, mientras atesoran los vídeos y las fotos de un enlace inesperado.