Han pasado ya tres años desde que se decretase el confinamiento de toda la población por el riesgo pandémico y desde aquel 4 de marzo en el que el gobierno aragonés comunicaba el primer fallecido en la comunidad con COVID-19.

Aquel baile de datos, de información a cuentagotas y de confusión informativa, ha ido poco a poco esclareciéndose. El pasado uno de marzo, el Ministerio de Sanidad del Gobierno español volvía a actualizar los datos que todavía sigue dejando un virus que ya forma parte de la historia de la humanidad.

En Aragón ya se han contagiado 465.284 personas, casi la mitad de la población de la comunidad autónoma, de los que 133 lo han sido este último mes. Según esta misma fuente, no hay ingresos en UCI y fallecidos en los últimos 7 días. Actualmente, 52 aragoneses están ingresados por COVID-19, pero ninguno en Cuidados Intensivos (UCI).

Hay otros datos oficiales que son mucho más preocupantes y que sitúan a Aragón a la cabeza de España en fallecimientos por porcentaje poblacional. La cifra que ocuparía un titular pero que parece haberse olvidado es la de 5.448 fallecidos en Aragón por COVID-19. Este número sitúa a la comunidad en el primer puesto nacional con una tasa de mortalidad global de la pandemia de 410,76 por cada 100.000 habitantes.

Además, y según estos mismos datos facilitados por el Ministerio de Sanidad y publicados en su página web, Aragón es la segunda comunidad autónoma con mayor índice de letalidad en personas mayores de 60 años por cada 100.000 habitantes, junto con Castilla la Mancha. Más que ciudades como Madrid y a pesar de que hay otras comunidades, como Asturias, Galicia y Castilla la Mancha, mucho más envejecidas.

Son muchos sindicatos médicos y partidos políticos los que, a raíz de estos últimos datos, señalan al gobierno aragonés por una cierta falta de claridad en algunos momentos de la pandemia. Otra parte del colectivo médico aragonés, sin embargo, asegura que la consejería de Sanidad fue «muy honesta con los datos». Lo cierto es que el Gobierno de Lambán achacó la elevada incidencia de la enfermedad, sobre todo entre julio y diciembre de 2020, al gran número de pruebas diagnósticas.

De nuevo nos vamos a los datos publicados por el Ministerio de Sanidad. Con cerca de 1.414.000 pruebas hasta el 28 de octubre de 2021, Aragón hizo más de un 20% menos de pruebas que la media de las comunidades autónomas.

TEMPOREROS Y OCIO NOCTURNO

Pocos recuerdan ya aquel 14 de marzo con el decreto del Estado de Alarma. Ya hace tiempo que el Gobierno de Aragón no notifica el número de casos, ni de hospitalizados ni de fallecidos. Si que es cierto que lo actualiza una vez a la semana en el boletín epidemiológico y una vez al mes en el portal de transparencia. Pero no diariamente como era habitual en el peor momento de la pandemia.

Nadie recuerda que en Aragón se sufrió una ola más de COVID-19, un total de nueve en los últimos tres años. Las fiestas de los jóvenes o los temporeros llegados a trabajar en la recogida de la fruta fueron los señalados en el gran aumento de las cifras. Por ejemplo, en la sexta ola, allá por el verano de 2021, se llegaron a registrar 1.000 contagios en un solo día.

Se siguen solicitando datos, como los de las primeras olas que dejaron verdaderos dramas en las residencias aragonesas. Las cifras que bailaron entonces, ahora poco a poco, dejan de hacerlo. Una ola más de contagios por COVID-19 y el mayor índice de muertes por cada 100.000 habitantes. Datos que tres años después generan más preguntas de una pandemia de la que, se fuera más o menos honesto con la información, parece que ya se ha dado el carpetazo.