«Yo ya no vuelvo por ahí; me han quemado la casa dos veces», explica José María Simón, uno de los vecinos de Épila que más luchó para erradicar la delincuencia de su pueblo. «Llegamos a ir al Congreso de los Diputados pero no sirvió de nada», se lamenta. Y presentaron una propuesta de seguridad dentro de un plan contra los robos y delitos en zonas rurales. «¿De qué sirve que estén 30 guardias durante una semana y luego se vayan?», insiste. Es lo que más consiguieron. Una presencia policial, dice, ficticia.

La zona de Los Cabezos sigue siendo un foco, explica Simón, de problemas casi diarios. La quema de coches en plena calle, las peleas, el menudeo con droga, ha generado desde hace años que esta zona del pueblo se convierta en una especie de «gueto» para algunos vecinos. «Si no eres de allí y vas a determinadas horas, podrías tener problemas», dicen fuentes policiales consultadas por HOY ARAGÓN.

Vehículo ardiendo durante los últimos días en la zona de Los Cabezos de Épila

«Yo me marché porque era como nadar contra corriente. Parecemos invisibles en este sentido. Todos son conscientes del problema, y los primeros la Guardia Civil. Pero ¿Qué van a hacer si tienen que proteger a los pueblos de toda la Comarca con efectivos limitados?», afirma Simón, este vecino de Épila.

Según le vamos preguntando, suelta la frase que pronuncian muchos vecinos de zonas en las que ha aumentado la delincuencia: «Y seguirá así hasta que pase una desgracia». El problema se ha enquistado gracias a la impunidad que creen tener, afirma Simón, a la seguridad efímera que les hace actuar con violencia y siguiendo impulsos irracionales. «Ya me dirás qué sentido tiene quemar una casa», insiste José María Simón.

Vivienda ardiendo en la zona de Los Cabezos de Épila

«Creo que le llamaban ‘Tarzán’; llegó a quitar a un policía el arma en Ejea de los Caballeros hace años y fue detenido en la zona de la Comarca del Alto Gállego», explica una fuente cercana a la policía. «¿Cinco Villas? El problema son los nietos de las familias que llegaron de asentamientos chabolistas de Madrid u otras zonas de España, sus padres y abuelos sí respetaban a la Guardia Civil, ellos no», insiste esta misma fuente.

Control de la Guardia Civil tras los últimos tiroteos registrados en Ejea de los Caballeros y Tauste

Se rigen por la otra ley, su ley, la de sus familias. Una ley que ha propiciado en Tauste y Ejea intentos de homicidio y un fallecido hace casi un año. «Suelen ser disputas familiares; se casan entre familias y luego el marido acaba pegando a la mujer. La respuesta es inmediata pero no solo contra el presunto agresor, sino contra toda su familia. Aquí llega lo que llaman el gran destierro, que suele ser por delitos de sangre», añade esta fuente consultada.

Otro de los puntos señalados en los últimos años es Fraga, sobre todo tras una trifulca en febrero de 2022 a la salida de una conocida discoteca. «Una agente de la Guardia Civil resultó herida y hubo varios detenidos. El problema era el botellón fuera del local. Dentro no había demasiados problemas. Hubo una reunión para evitar más problemas y se dividió la fiesta; por un lado botellón, y por otro la discoteca», informa la fuente consultada añadiendo que desde entonces no se han producido problemas similares».

ALGO MÁS QUE FRUTA

Fuentes cercanas a las Fuerzas y Cuerpos del Estado aseguran que la temporada inminente de la recogida de la fruta en zonas como Fraga o La Almunia preocupan porque siempre se produce un incremento de la delincuencia en proporción a la población de cada zona.

«Es cierto que ahora hay mucha más regulación que antes. Que los temporeros que vienen lo hace con contrato y está todo más controlado, pero no se puede evitar que en este tránsito de personas se cuele la delincuencia». A esto hay que añadir, explican a este diario digital, que se suelen producir peleas en locales fruto, en muchos casos, del exceso de consumo de alcohol. «Podríamos luego hablar de los hurtos, sobre todo de la fruta ‘golosa’ para su posterior venta, por ejemplo, la cereza», explican.

Los medios son los mismos, insisten, pero las temporadas no. La llegada de la primavera de las campañas de la fruta sube el índice poblacional en algunas zonas del territorio. En otras Comarcas el control policial en determinadas zonas se ha intensificado. «Son temporadas pero si que es cierto que hay que vigilar en determinados pueblos donde todo el mundo sabe que viven personas que pueden acabar causando problemas».