Como si fuera un castillo de naipes, los 343 metros de la icónica chimenea de la central térmica de Andorra (Teruel) se han venido abajo, demolida por 265 kilos de explosivos y que han generado alrededor de 25.000 toneladas de residuos. Su altura la hizo la estructura más alta de Aragón y la segunda de España, muy por encima de cualquier edificio de oficinas de Madrid o incluso de los rascacielos que levantó Benidorm en los 80.

El impacto de la demolición ha tenido su eco político y el partido de la España Vacía, Teruel Existe, ha defendido que el derribo debe seguir a varias dimisiones. Entienden desde el partido turolense que debería haberse protegido como un icono industrial de la provincia. Desde varias asociaciones culturales y sociales de la provincia también se reclamaba su mantenimiento como símbolo de una identidad territorial ligada a la minería del carbón desde hace décadas.

El líder de la plataforma Teruel Existe, y candidato al gobierno de Aragón, Tomás Guitarte, ha expresado que es un día muy triste, “patrimonialmente, la chimenea tenía un valor importantísimo para Aragón, no se entiende por qué se tira, no se gana nada”. Ha denunciado que se pudo evitar, “la comisión provincial de patrimonio de Teruel, por dos veces, en octubre de 2021 y diciembre de 2022, expresó que tenía valores suficientes como para mantenerse, pero está visto que no se atendió su postura desde la dirección general de Patrimonio del Gobierno de Aragón”. En consecuencia, Teruel Existe pide la dimisión de su directora Marisancho Menjón y del consejero de Cultura del Gobierno de Aragón, Felipe Faci. 

Un informe publicado por Teruel Existe especifica que estas instalaciones son consideradas patrimonio industrial y como tal «debería contemplarse como un importante activo a la hora de fomentar la actividad económica y la empleabilidad de la zona, y mitigar el impacto social y emocional». Desde Teruel Existe se sienten «indignados», porque «todos han hecho oídos sordos, y a esta hora ya no queda nada, oportunidades perdidas y un espacio vacío».

¿UN DERRIBO NECESARIO?

La historia de porqué la construyeron tan alta tiene su aquel. En su construcción se decidió subirla tantos metros para lograr que el CO2 pudiera desaparecer en la atmósfera más fácilmente. Una decisión que con el tiempo se demostró errónea en base a varios estudios que demostraron que el aire de la zona de Andorra estaba más contaminado.

Para la demolición que se ha producido este jueves se han utilizado 170 detonadores no eléctricos, 108 conectadores de superficie y ocho detonadores no electrónicos. Con ello, Endesa avanza de esta manera en los trabajos de desmantelamiento de la central bajoaragonesa, un paso más en el proceso de cierre de las centrales de carbón que la compañía está llevando a cabo y que culminarán en España en 2027 por el proceso de transición ecológica.

Símbolo de la época dorada de la industria del carbón en la provincia de Teruel, la chimenea, con 343 metros de altura, 23,5 metros de diámetro en su base y 9,65 metros en la coronación, fue construida entre 1978 y 1979 y pesaba aproximadamente 25.000 toneladas. Ahora, esos residuos, básicamente hormigón, se valorizarán para ser usados como material de relleno, mientras que el hierro que constituía la armadura también será revalorizado.

La demolición de la chimenea ha estado rodeada de polémica, dado que desde varias asociaciones culturales, sociales y políticas de la provincia se reclamaba su mantenimiento como símbolo de una identidad territorial ligada a la minería del carbón desde hace décadas. De hecho,

La térmica de Andorra constaba de tres grupos, con una potencia total de 1.100 MW. Cada grupo disponía de caldera, turboalternador y torre de refrigeración. En mayo se demolieron las tres torres de refrigeración de la central, que dejó de funcionar en junio de 2020. Ahora, con la caída de la chimenea, el horizonte de Andorra queda definitivamente desnudo de este símbolo.

EL FIN DEL DESMANTELAMIENTO

El proceso de desmantelamiento de la central, una operación de «gran complejidad técnica» que ocupa a 250 personas como mano de obra directa, se acompaña de un plan de futuro para la zona que incluye la implantación de nueva industria y el desarrollo de nueva potencia energética, esta vez renovable.

Está previsto por parte de Endesa la implantación de siete proyectos renovables hibridados, dos proyectos de almacenamiento con baterías, un proyecto de hidrógeno verde y un compensador síncrono.