Los efectivos de las Fuerzas Armadas que han rastreado casos de la COVID-19 en Aragón, dentro de la Operación Baluarte, concluyen esta semana su trabajo en este campo, después de haber atendido aproximadamente 300.000 llamadas desde octubre, cuando el Ministerio de Defensa recibió la solicitud de sus servicios en la Comunidad.

Durante ocho meses, 250 efectivos de los ejércitos de Tierra y Aire han realizado esta labor, un trabajo que han agradecido este lunes la consejera de Sanidad del Ejecutivo aragonés, Sira Repollés, y la delegada del Gobierno en la Comunidad, Pilar Alegría, quienes han desglosado los datos de la operación durante su visita a las instalaciones del Hospital Militar de Zaragoza. “Si ya tenemos que prescindir de su labor es porque, afortunadamente, estamos viendo ya la luz al final del túnel”, ha señalado la delegada del Gobierno.

Repollés ha explicado que esta operación ha permitido gestionar los contagios en los colegios y que, posteriormente, ha propiciado esta labor en los mutualistas, mientras que durante las últimas semanas ha hecho posible comunicar los resultados negativos y gestionar las cuarentenas. La consejera de Sanidad ha descrito este trabajo del Ejército como “una colaboración muy valiosa e insustituible” y de una “calidad excelente”, además de resultar una “experiencia enriquecedora tanto para estos rastreadores militares como para la población, que agradecía “su corrección, su profesionalidad y su forma de comunicar las noticias”.

Las unidades implicadas en esta operación pertenecían a la Brigada Aragón I, al Regimiento de Caballería España 11 y a la Base Aérea de Zaragoza, que han estado coordinadas por el Cuartel General de la División Castillejos (Huesca). Además, Repollés ha afirmado, como ya avanzó el viernes, que los datos actuales invitan a pensar que “previsiblemente muy pronto” el territorio aragonés podrá pasar a la fase 1, una situación que, ha indicado, se deberá modular, como ha pasado igualmente al pasar a otras fases.

En cuanto al comportamiento de los ciudadanos durante el primer fin de semana sin la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores, Alegría ha indicado que ha resultado “tranquilo”. “No ha habido que alarmarnos por ninguna situación de actitudes insolidarias o que tuviéramos que actuar a través de los cuerpos y fuerzas de seguridad”, ha señalado la delegada del Gobierno, quien ha considerado que, aunque el momento actual es de “mejora clara”, no hay que abandonar la prudencia, “que sigue siendo necesaria hasta que todo el mundo esté vacunado y finalmente superemos esta pandemia”.

La consejera ha reconocido que «hay que alegrarse moderadamente de esta situación, pero no abandonar nunca la prudencia, que tiene que seguir siendo nuestra mejor consejera” . Repollés ha evaluado que la población ha sido “bastante reticente a librarse de la mascarilla” y ha juzgado como “muy cívicos” los comportamientos de la sociedad, de manera que ha sido “muy cuidadosa” en el cese del uso de los tapabocas en espacios abiertos. Además, la consejera se ha referido al reparto de 116.930 vacunas a lo largo de esta semana en Aragón, de las que, ha señalado, 75.000 corresponderán a segundas dosis, lo que aumentará mucho, según Repollés, el porcentaje de personas inmunizadas completamente, que en estos momentos está en torno a un 40%.