De estar vandalizados, con las concesiones caducadas y otros muchos de ellos desaprovechados. Así estaban muchos de los quioscos públicos de Zaragoza y que ahora han dado un cambio radical. El estado de precariedad que presentaban ha sido el principal motivo que ha llevado al Ayuntamiento a darle la vuelta a la situación. Así, ahora, la ciudad cuenta con una decena de renovados espacios que no hacen más que embellecer las calles, mejorar la oferta de ocio y ofrecer más servicios al ciudadano.


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El proyecto de renovación de quioscos, impulsado por el área de Servicios Públicos que lidera la consejera Natalia Chueca, se lanzó en junio de 2020. En esta fecha se dieron a conocer los siete primeros establecimientos municipales de este tipo que se iban a sacar a concurso. Fueron los de los parques de La Granja, Bruil y Castillo Palomar, así como el del paseo Sagasta, paseo de la Ilustración (Montecanal) y los de las plazas de la Armonía (Valdefierro) y Los Sitios. Tiempo después, se anunció la construcción de dos quioscos en el Parque Pignatelli, una zona en ebullición, y también se adjudicó el de la plaza de San Pedro Nolasco, en el Casco Histórico. Más recientemente, y dentro del plan global para revitalizar el Parque Grande, el principio del cambio en los quioscos llegó también a los de este espacio verde, donde hay seis: Flandes y Fabiola, El Parque Bar, El Cabezo de Buenavista, El Rincón de Goya, La Rosaleda y el Bar Infante.

En todos los casos, lo que más llama la atención es su estética renovada y la unificación de criterios, de modo que ahora todos estos quioscos municipales de Zaragoza tienen o tendrán un mismo estilo. Pero esta renovación va más allá de la imagen y también afecta, para mejor, al servicio. En el caso de los establecimientos del Parque Grande, además de tener cocina para poder funcionar como restaurante, deberán contar con una programación cultural con conciertos y otras actividades. Según las condiciones del contrato, también deberán tener hamacas de tela para que los zaragozanos puedan alquilarlas y poder tumbarse en cualquier rincón del parque, como sucede en los de muchas grandes capitales.

CÓMO HAN CAMBIADO LOS PRIMEROS QUIOSCOS

Mientras la apertura de los renovados quioscos del Parque Grande está prevista para principios del año que viene, otros establecimientos ya lucen desde hace meses su nueva cara. Es el caso del de paseo Sagasta, de los primeros en abrir tras el cambio, en primavera de este año. Atrás quedaron los toldos de plástico y la caseta llena de pintadas. Ahora, los desayunos, comidas o cenas se toman en una terraza acogedora a las puertas de El Corte Inglés. Poco después, subió la persiana el quiosco de Montecanal, en la avenida de la Ilustración. En este espacio, el atractivo gastronómico son los arroces, pero también tiene su gancho cultural, con el desarrollo de actividades para todos los públicos en su espacio central. Además, como curiosidad, en este quiosco, el personal puede abrir los aseos pulsando un botón desde la barra. Un claro ejemplo de la nueva generación de quioscos que va a dar a Zaragoza un salto tanto estético como de calidad.

Desde junio de este año, El Chiringuito de Constitución sigue siendo el mismo, pero su imagen ha cambiado. Este quiosco ubicado en uno de los bulevares más importantes de la ciudad ha renacido tras someterse a una renovación integral llevada a cabo por sus nuevos gestores, Grupo Fuenclara y Grupo Gambrinus. Respetando su estética original y esa cúpula que tanto le caracteriza, el establecimiento ha ganado en modernidad y también en calidad del servicio. Ahora se ofrecen desayunos con cafés especiales, pero también copas a media noche, comidas y cenas, o unas cañas después del trabajo.  Todo esto tanto en el local interior como en su amplia terraza.

Nusa Dua Terraza es el nombre del quiosco del parque Castillo Palomar. Su ubicación en lo alto de este espacio recreativo del barrio de Las Delicias lo hace un oasis al que acudir cuando uno no puede salir de la ciudad, pero le gustaría. A su perfecta localización se suma que desde la primavera pasada el establecimiento triunfa por sus especialidades en coctelería: mojitos con y sin alcohol, granizados y smoothies de muchos sabores, así como frappés y cappuccinos de avellana, de canela, de gallera o de chocolate blanco son algunas de sus propuestas más atractivas. En este caso, el cambio estético también es significativo, con un nuevo quiosco acristalado donde ya no tienen cabida los grafitis sobre las viejas persianas metálicas.

Lo mismo sucede en la plaza de la Armonía de Valdefierro, donde la antigua construcción cilíndrica de ladrillo y llena de pintadas es ahora el Kiosko. Su forma se ha respetado y goza de una zona verde alrededor con muchas posibilidades.

La última incorporación ha sido el nuevo quiosco de la plaza de los Sitios. Se llama Camerino Bungalobar y se ha levantado donde antes estaba el quiosco de prensa. Tras varios meses de obras abrió hace unos días para sumarse a la gran revolución de los quioscos públicos de Zaragoza. Así es el antes y el después sin retorno que cambia para siempre la estética de la ciudad.