El Gobierno de Aragón incorporará a su patrimonio el Centro Aragonés de Barcelona, tras aceptar la cesión gratuita del inmueble, que acordó la Asamblea extraordinaria del centro en junio del año pasado. El presidente del Ejecutivo regional, Javier Lambán, ha oficializado la aceptación del inmueble ‘in situ’ con el compromiso de asumir su rehabilitación progresiva para subrayar la labor del centro como referente de los aragoneses que viven en la ciudad condal y como expresión de una larga y fructífera colaboración con Cataluña. El presidente Lambán se ha comprometido con la protección de este edificio con inspiraciones renacentistas aragonesas y obra del arquitecto Miguel Ángel Navarro.


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A su juicio, este inmueble, de importante valor arquitectónico e inaugurado en 1916, debe «pervivir en el tiempo en las mejores condiciones posibles» como el referente que ha sido siempre e incluso con una mayor proyección que acompase la incesante actividad y creatividad aragonesa en numerosos órdenes. El jefe del Ejecutivo autonómico ha señalado que el Centro «sufre deterioros serios por el paso del tiempo y poco a poco ha ido perdiendo socios», por lo que el Gobierno de Aragón ha buscado «una fórmula adecuada» y «la ha encontrado con el impulso de la Junta Directiva».

«Hay que hacer una declaración de gratitud y reconocimiento a los fundadores y a todas las sucesivas generaciones que han hecho del Centro algo de lo que todos los aragoneses nos hayamos sentido siempre francamente orgullosos», ha dicho.

Ha comentado que el Centro «ha prestado un magnífico servicio a los aragoneses», que han acudido para participar en las actividades culturales. «Llegado el momento, además de remozarlo es cuestión de plantearse sus usos sin perder de vista su objetivo fundacional», ha continuado Lambán, quien ha apostado por adaptar el Centro «a la realidad actual. El presidente de la Comunidad Autónoma ha destacado que la economía aragonesa ha podido «acortar las brechas existentes con Cataluña», región con la que hay una relación de vecindad con «un componente especial«, ya que el comercio entre ambas comunidades es muy intenso.

«Este Centro tiene que ser escaparate de lo que significa Aragón en Cataluña, tiene que ser un espacio de diálogo y respeto mutuo«, ha continuado Lambán, recalcando que «a nadie queremos más que a nuestros vecinos y queremos que ese afecto colectivo» se plasme en el Centro Aragonés de Barcelona. El Gobierno de Aragón contará con la Cámara de Comercio de Zaragoza para redefinir a qué destinar el Centro, «adaptándolo a las nuevas prioridades que tiene el mundo actual», ha dicho Lambán, para quien los responsables del Centro son «los mejores embajadores» de Aragón en la región vecina.


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Por su parte, el presidente del Centro Aragonés de Barcelona, Jesús Félez, ha explicado que el edificio ha sufrido «infinidad de problemas con el agua que hay que subsanar» y ha lamentado que, por consejo de los arquitectos, las instalaciones están cerradas desde el inicio de la pandemia. También ha comentado que la institución cuenta con «fidelísimos» socios, que «siguen siéndolo aunque no puedan venir nunca».

UN EDIFICIO HISTÓRICO Y CON UN VALOR SENTIMENTAL

El edificio que se cede al Gobierno de Aragón, que desde 1923 se denomina Joaquín Costa, se ubica en el chaflán de las calles Torres Amat y Poniente. Consta de planta baja con sótano y dos pisos alzados, además de un teatro, el Teatro Goya, que totaliza una superficie de 948 metros cuadrados.

El inmueble, que ha sido valorado en algo más de 10 millones por el Gobierno de Aragón, será sometido a trabajos de mejora y rehabilitación, principalmente en las cubiertas y en el sistema de recogida de aguas, además de en las cubiertas de piedra artificial que rematan los antepechos y las dos tribunas de fachada. La aceptación de la sede del Centro Aragonés de Barcelona no expresa solo una decisión del Gobierno de Aragón, sino que es una obligación recogida en el Estatuto de Autonomía, que dispone en su artículo 8 que los poderes públicos aragoneses deben fomentar los vínculos sociales y culturales con las comunidades aragonesas en el exterior y prestarles la ayuda necesaria.

Una atención que también debe prestarse en función de lo dispuesto en el artículo 13.b de la Ley 5/2000 de 28 de noviembre, de Relaciones con las Comunidades Aragonesas del Exterior, a fin de favorecer el mantenimiento de las infraestructuras. Esta Casa de Aragón de Barcelona es una de las que más tradición e historia acumula, y aunque su sede data de 1916, el centro como tal se constituyó el 3 de enero de 1909, en un momento de fuerte desarrollo económico de la capital catalana que ejerció una poderosa atracción a numerosos aragoneses que buscaban mayores posibilidades laborales y profesionales.


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Incluso llegó a crear una cooperativa de productos aragoneses que funcionó durante la primera mitad del siglo XX. En esta nueva etapa que se pone hoy en marcha, el edificio va a servir para seguir reforzando los lazos de relación que han existido siempre entre Aragón y Cataluña, a la vez que para visibilizar las iniciativas y la pujanza de los proyectos que nacen en Aragón, en un intento de favorecer el conocimiento entre los pueblos, acortar las distancias geográficas y favorecer la vecindad y la colaboración entre los pueblos.