Las aguas del Ebro comienzan a regresar a su cauce y los municipios ribereños de Navarra, La Rioja y Aragón, incluida Zaragoza, empiezan a dejar atrás la última gran avenida del río, que ha sido «descomunal», como ya auguraba el pasado sábado el presidente aragonés, Javier Lambán, pero no histórica, al menos no en toda la cuenca, gracias a la prevención y las limpiezas efectuadas por tramos.

En menos de 15 días el Ebro ha experimentado dos crecidas, una ordinaria a principios de mes y la que todavía corre aguas abajo camino del embalse de Mequinenza, resultado de eventos persistentes y en algunos casos extraordinarios de precipitación registrada en la cuenca entre el 26 de noviembre y el 10 de diciembre, por encima de los 150 litros por metro cuadrado y que han superado los 300 en la cornisa cantábrica.

Mientras la crecida extraordinaria del Ebro ha superado en Tudela la magnitud de la riada de 2015, la última gran avenida registrada en el eje del cauce, con 2.700 metros cúbicos por segundo frente a los 2.580 de hace seis años, aguas abajo el caudal se ha atenuado y el Ebro ha bajado con medio metro menos que en 2015, como ha explicado la jefa de Hidrología de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), María Luisa Moreno.

Moreno ha informado de que este jueves se dará por cerrado el episodio con la llegada de los máximos caudales a la cola del embalse de Mequinenza. La CHE emitió la alerta el viernes 10 y ese mismo día Aragón y Zaragoza activaron sus respectivos planes de emergencia, que tanto el alcalde de la capital aragonesa, Jorge Azcón, como Lambán han considerado «clave» para anticiparse y adoptar decisiones que han permitido salvar cascos urbanos, vidas y ganado.

Lo ha recordado este miércoles Lambán durante una visita a la Ribera Baja del Ebro: en la riada de 2015 fueron evacuadas 1.500 personas de esta zona y en la de este año y de manera preventiva se han desalojado solo 23 viviendas en Novillas durante menos de 24 horas.

En Zaragoza, como prevención, han sido 200 personas de diferentes pedanías y núcleos residenciales, algunas de las cuales, sin embargo, no podrán volver hasta que los bomberos puedan bombear el agua, según ha anunciado hoy el alcalde.

En opinión de Azcón, pese al inferior caudal del agua, 2.100 m3/s frente a los 2.448 de hace seis años, las consecuencias en la ciudad y el término municipal, donde se han inundado alrededor de 3.000 hectáreas, han sido similares a las de 2015, y ha pedido una «reflexión» sobre la necesidad de limpieza.

LA LIMPIEZA EVITÓ UNA CATÁSTROFE MAYOR

Una labor a la que, sin embargo, Lambán y la CHE atribuyen el éxito de que esta esta avenida extraordinaria no haya sido catastrófica, junto a la coordinación de las distintas instituciones, organismos y efectivos de las administraciones que hoy mismo ha resaltado el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la sesión de control del Congreso, y a los trabajos de refuerzo de defensas acometidos tras la riada de 2015.

La efectividad que ha demostrado la limpieza para laminar ha llevado al Gobierno a comprometer 13 millones de euros para llevar a cabo actuaciones de este tipo en el cauce del Ebro, enmarcadas en el proyecto Ebro Resilience, según ha anunciado este miércoles la delegada del Gobierno en Aragón, Rosa Serrano.

Lambán ha destacado que el aprendizaje que deja esta crecida, de la que «afortunadamente no se han cumplido los peores presagios», es que las limpiezas de gravas y vegetación realizadas en los tres últimos años «han surtido efecto», por lo que ha animado a que se sigan llevando a cabo.

Tras pasar hoy la punta por la Ribera Baja, sus alcaldes también han respirado aliviados, sobre todo el de El Burgo de Ebro, donde ayer se tuvo que crear un cordón de refuerzo con gravas ante la duda de que la mota que protege el caso resistiera la presión. Ha sido la primera vez que se ha corrido este riesgo, dado que está pendiente el refuerzo de la mota actual.

Pero a pesar de que se han salvado vidas humanas, salvo en Navarra, donde a consecuencia de este temporal de lluvia e inundaciones han muerto dos personas, la muestra de que ha sido una riada descomunal es que las tres comunidades más afectadas han solicitado la declaración de zona afectada gravemente por emergencia de protección civil, que hoy han presentado formalmente Aragón y Navarra y que el presidente de España, Pedro Sánchez, tiene intención de aprobar el viernes.

Una declaración en la que Zaragoza también espera ser incluida. «Una cosa es que Pedro Sánchez no venga a visitarnos y otra que no nos incluya en la declaración de zona catastrófica. No quiero ni pensarlo», ha asegurado Azcón, quien este miércoles todavía pedía prudencia a los vecinos para evitar las zonas balizadas.

EVALUACIÓN DE DAÑOS

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno de Aragón, la consejera de Presidencia, Mayte Pérez, ha adelantado que la evaluación de daños aún tendrá que esperar para que sea «más meticulosa y concienzuda» porque, ha reconocido, las afecciones van a ser «de magnitud» y requerirán «de un intenso esfuerzo» de todas las administraciones para reparar todos los desperfectos y resarcir a los afectados.

Pérez ha incidido en el «trabajo enorme de justificación» que necesitan los expedientes de esa naturaleza para aprobar las indemnizaciones, pero ha asegurado que el gobierno central «ha imprimido bastante ritmo» y que el pago de ayudas de las últimas borrascas como «Gloria» o «Filomena» se han reducido prácticamente a la mitad.