La crisis económica que asoló el mundo en septiembre del 2018 con la caída de Lehman-Brothers, trajo consigo un lastre que, más de una década después, seguimos arrastrando: el paro. Sin embargo, estas crisis cíclicas ofrecen también una serie de oportunidades que no debemos pasar por alto.

La recesión económica 2008-2014, converge con una época en la que la juventud es la “cualidad” demandada por las empresas, en una sociedad basada en la imagen y en la que priman, la juventud frente a la experiencia, la inmediatez sobre la eficiencia y la efusividad respecto de los conocimientos.

Aunque esta crisis afectó a todos los rangos de edad sin distinción de género, fué particularmente alarmante la situación de aquellos empleados de mediana edad, con hijos y familiares a cargo, que veían cómo su vida se desmoronaba ante la amenaza de la pérdida de empleo de todos los miembros de la unidad familiar.


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Por ello, muchas de estas personas, que vieron cómo en la plenitud de su vida eran rechazadas debido a su edad, se vieron obligadas a tomar caminos arriesgados como el emprendimiento, caminos que acabaron por marcar el progreso de la sociedad española, impulsando la economía del país y favoreciendo la reducción del copioso número de parados.

De acuerdo con lo planteado por la Mesa Estatal por los Derechos de las Personas Mayores, en su Manifiesto por los Derechos de las Personas Mayores, se establece que:

“En España las personas de 65 y más años representan casi el 20% de la población (más de 8 millones de personas) y en las próximas décadas, seguirán aumentando, llegando a alcanzar en 2060, unos 16 millones de personas, es decir un tercio de la sociedad española. El sector que experimenta un mayor crecimiento es el de las personas mayores de 80 años.”

Según un estudio de la Fundación Kauffman, la edad media del emprendedor es de 40 años, edad a la que socialmente atribuimos la categoría “senior”, momento en el cual entramos en un declive profesional y en el que las oportunidades laborales disminuyen en pro de los más jóvenes.


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El INE confirmaba, en el primer trimestre del 2018, que más de un millón de desempleados eran personas mayores de 50 años, por lo que la iniciativa empresarial de este sector de edad, puede ser esencial, teniendo en cuenta el peso de este segmento de edad en el cómputo total de la población española y de un sistema de pensiones cada vez más debilitado.

De acuerdo con la misma Mesa por los Derechos de las Personas Mayores, “A escala mundial, cada segundo, dos personas cumplen 60 años. Anualmente casi 58 millones de personas llegan a esa edad. Hoy 1 de cada 9 personas tiene 60 o más años de edad, y las proyecciones indican que en el año 2050 habrá más personas que superan los 60 años que niños de menos de 15. El envejecimiento de la población es por tanto una gran conquista social, y un fenómeno que presenta retos a todas las sociedades, que no pueden ser ignorados”.

El edadismo”, forma de discriminación basada en prejuicios en torno a la edad y que afecta a millones de personas en todos los ámbitos de su vida, se ceba sobretodo en el aspecto laboral y, de forma colateral, en el emocional, al descatalogar como profesionales y elementos válidos a las personas cuando llegan a la edad de jubilación.

Es una realidad constatada que vivimos más años y con una calidad de vida muy superior a la de nuestros padres y abuelos, por lo que la edad de 65 años de antaño no es comparable con los 65 años de la actualidad. Nuestra esperanza y calidad de vida son mayores, somos útiles más tiempo y nuestra época productiva puede y debe alargarse, favoreciendo así la viabilidad de nuestro sistema económico, social y emocional.


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Así el Manifiesto aprobado por la Mesa, establece que “Las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud (OMS) a través de su Estrategia y el Plan de Acción mundial sobre el envejecimiento y la salud incluyen la necesidad de los Estados de enfrentar la discriminación por edad para “alcanzar el fin último de mejorar las experiencias diarias de las personas mayores y optimizar las intervenciones políticas”, y también que los Gobiernos adopten un modelo de atención que sea integral y esté centrado en la persona, cuando las personas mayores precisan cuidados de larga duración por su situación de dependencia o necesitan apoyos para su autonomía.”

Actualmente, son muchas las multinacionales que han detectado esta situación, convirtiéndola en una oportunidad e impulsando desde sus áreas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) proyectos que visibilizan a los “Seniors” ofreciéndoles la posibilidad de tomar las riendas de su nueva situación, creando sus propias empresas, para poder seguir aportando sus conocimientos a la sociedad, desde su sabiduría y experiencia.

En esta línea, Seniors en Red, asociación nacida hace tres años por el impulso de seis profesionales seniors, decidió comenzar un emprendimiento en este momento de gran inestabilidad económica.

Una de sus misiones consiste en fomentar la participación digna y activa de nuestros seniors mayores en la sociedad, desde su experiencia laboral y vital, desarrollando un proyecto social destinado a aprovechar sus conocimientos y experiencia que permita no desperdiciar ese caudal de valor y simultáneamente, mitigar las necesidades sociales y afectivas de los más mayores.


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Nuestra visión es la de una sociedad en la que los seniors mayores no estén solos ni aislados, que sean respetados socialmente, que tengan una amplia participación cívica. Que aporten talento, conocimientos y experiencias a las generaciones más jóvenes que mantendrán viva, a su vez, la memoria colectiva de nuestra sociedad. Una sociedad de todas las edades, donde no tenga cabida la discriminación por razones de edad.

El proyecto consiste un ágora con un programa de conferencias de personas de todas las edades que comparten sus experiencias vitales, profesionales, de entretenimiento, o simplemente las áreas que más les apasiona, mostrando ideas que merecen la pena sobre cualquier disciplina:  ciencia tecnología, empresa, deporte…

Sesiones en las que se fomenta el debate y las relaciones personales, con la participación social, de diverso contenido para crear y mantener el interés del mayor púbico objetivo posible, implicando a los actores internos próximos a la jubilación en riesgo de desmotivación y cuyo rendimiento puede reducirse ante el “abandono” por parte de la empresa, poniendo en valor el talento adquirido y compartiéndolo con nuevas generaciones.


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Proponemos como recoge la Mesa Estatal por los Derechos de las Personas Mayores “trabajar conjuntamente para combatir la discriminación por edad, los prejuicios y las actitudes negativas sobre la edad avanzada, porque limitan el potencial de las personas mayores, impactan en su salud y bienestar y esconden sus importantes contribuciones a la vida social, económica, cultural y política, insistiendo en la necesidad de fomentar la participación activa de todas las personas sin límites de edad en las actividades de la vida política, social y cultural”, por lo que entendemos que han de ser objeto preferente de las políticas públicas y recibir en clave de derechos los apoyos que precisen.

Seniors en Red

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