Los expertos que participan en el programa ‘Irrizeb’, de control y mitigación del impacto de la plaga del mejillón cebra, consideran que esta especie invasora que se ubica en ríos y pantanos de españoles, en especial de la cuenca del Ebro, ha provocado daños por valor de 1.600 millones de euros en diez años.

Según informa la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón, que coordina la investigación en el marco del Programa de Desarrollo Rural de Aragón 2014-2020, fue detectado por primera vez en el río Ebro en 2001, entre Flix (Tarragona) y el embalse de Ribarroja.

Su rápida expansión y adaptabilidad al medio motivó en 2013 la inclusión de este molusco en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, debido a su voracidad para las especies autóctonas y sus afecciones para hábitats o ecosistemas.


El estudio, que apunta como causa de su introducción en la cuenca del Ebro a la pesca deportiva o al paso las embarcaciones ligeras por distintos entornos, advierte de la práctica inexistencia de depredadores naturales para hacer frente a la especie en sus ecosistemas adoptivos.


Publicidad


El mejillón cebra es el enemigo natural del molusco bivalvo ‘Margaritifera auricularia’, protegido por estar en peligro de extinción.

Además, esta especie invasora ocupa los fondos lacustres, tapiza rocas y conchas de otros bivalvos, modifica el sustrato de los cauces fluviales así como de las riberas de ríos, lagos y embalses.

También altera los hábitats de los peces y compite con especies autóctonas por una fuente de alimento clave: el fitoplancton.

Según los investigadores, al reproducirse tan deprisa, el mejillón cebra no da tiempo a que el fitoplancton disuelto se regenere de forma adecuada, mientras que su constante e intensa filtración purga en demasía el agua, lo que provoca que se desarrollen más algas y plantas acuáticas.

Aparte de las consecuencias perniciosas para el medio ambiente, el mejillón cebra causa daños a las obras e infraestructuras hidráulicas, y a los cascos y motores de las embarcaciones afectadas.

En general, obtura conducciones de agua con destino a abastecimientos urbanos, agrícolas e industriales al adherirse en grandes montones en desagües, compuertas o redes de riego, lo que obstruye o disminuye la capacidad de paso del agua.

En el regadío, provoca grandes daños cuando crece en el interior de tuberías de riego presurizadas de las comunidades de regantes que sirven agua para riego por aspersión y por goteo.

Además, las bacterias que se alojan entre el biso del mejillón y las paredes de las conducciones aceleran la corrosión del acero, de ahí que se hayan disparado los costes de mantenimiento de las infraestructuras afectadas.

El proyecto ‘Irrizeb’ surge como un programa integral para el control y mitigación del impacto de la plaga de mejillón cebra en sistemas de regadío, con unos objetivos dirigidos a la detección de colonias, a la destrucción de valvas y a la optimización de los tratamientos de control.