Sucedió en enero de 2019 y tres años después el tema está dando mucho que hablar en la localidad turolense de Castelserás. Aquella noche, como desde hace años, y en honor a San Sebastian, se quemaba en una gran hoguera un mayo cortado días antes de entre 19 y 24 metros de altura.


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Una fiesta declarada Bien de Interés Cultural y que se celebra desde tiempos inmemoriales. Como cada enero, son muchos los presentes que quieren inmortalizar el momento. El chopo se emboca en un agujero de unos 70 centímetros; el alcalde de la localidad da permiso para su quema y después los restos se cortan con hachas. 

Este árbol, mejor dicho, sus restos, caen sobre las fachadas o tejados de edificios de la plaza, pero no siempre, como indica el atestado realizado por la Guardia Civil al que ha tenido acceso HOY ARAGÓN, hacía el mismo lado. «Es imprevisible saber hacia qué punto caerá», dice este informe policial.

Aquella noche pasó algo que, según relatan desde el Ayuntamiento de Castelserás, nunca había sucedido. «Es uno de los argumentos que esgrimen; no habíamos añadido ningún tipo de perímetro de seguridad porque nunca en la historia de la fiesta había pasado nada. Resulta triste y criticable comprobar que el ayuntamiento no asume su responsabilidad”, apunta Ricardo Orús, abogado de la víctima y denunciante.

El chopo, que terminaba según el informe de los hechos, con dos ramas grandes en forma de ‘v’, cayó tras ser cortado, y una de las ramas golpeó, tras ser cortada, en una fachada y después cayó sobre un grupo de espectadores.


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En ese grupo estaba Gerardo, un conocido vecino de la localidad, que con 42 años vio como en segundos su vida cambiaba. «Le cayó una rama de lleno, en la cabeza, y se le empezó a inflamar», recuerda Cristina, su mujer. El atestado policial, tras la toma de fotografías y el visionado de vídeos de aquel día, concluye que «no había ninguna medida de seguridad, sobre todo respecto a la distancia a la que tiene que estar el público cuando se corta el árbol».

“Les falta sensibilidad para entender que en un caso como el presente en el que un acto imprudente inteligente del ayuntamiento, un ciudadano suyo ha quedado afectado por secuelas permanentes que le han truncado su vida y su futuro “, relata Orús, abogado de Gerardo, que ya ha emprendido acciones legales.

«Le han dado un cien por cien de incapacidad y casi cuatro años después sigue recibiendo ayuda psicológica y médica. ¿Estamos pidiendo algo que no nos corresponde? Gerardo estaba bien y ahora no es el mismo, y no por algo que buscase», se sincera la mujer del afectado. «Gerardo estaba allí porque en teoría se podía estar; no había peligro. Además de él otras personas tuvieron lesiones, aunque más leves. Entre ellas un chico de 8 años. Llegaron incluso a indemnizar a otra mujer afectada», añade Orús.


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DAÑOS IRREPARABLES

La vida de Gerardo, explica su mujer, cambió aquel día. “Un mes en la UCI, recuperación, trabajo para convivir con espasmos y dolores. No va en silla de ruedas pero necesita de alguien en muchas ocasiones. ¿Qué pasa, necesita estar encamado o lisiado para mostrar que aquel día le cambió la vida?”, añade Cristina.

El ayuntamiento de Castelserás ha cambiado de titularidad desde entonces y la denuncia sigue su curso. “No fue mala suerte porque se pudo evitar. ¿Entenderías que te pasase a ti y te dijesen que no había protección ni distancia de seguridad porque nunca antes había pasado?”, añade la mujer de Gerardo, que en el momento de la entrevista se encuentra en rehabilitación.