Máximo ha puesto unos lazos blancos en los grifos de cerveza a modo de protesta. “Preparados para lo que nos pueda venir”, cuenta en su perfil de una red social este empresario de la hostelería.

Muchos le han respondido pensando que bajaba la persiana, pero él insiste y aclara que continuará. “Ni el COVID, ni las decisiones de los gobiernos van a obligarme a cerrar. Aguantaré hasta el último momento”, asegura.


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Lo cierto es que después del confinamiento en marzo vio que la situación se complicaba de verdad. El dueño del asador “La Torre” de Utebo, tras cinco años de servicio, si que pensó en cerrar porque no encontraba alternativa.

«Entonces llegó un cliente, y no de esos de toda la vida sino uno reciente que venía a diario al bar y me dijo: No quiero que cierres, toma este dinero y sal adelante”, recuerda.

A Máximo no se le caen los anillos por reconocerlo, incluso nos da la cantidad. “Esos 1.000 euros me sirvieron para poder pagar los ingredientes de la comida a domicilio que compré para seguir adelante”, dice.

VIVIR AL DÍA

Desde hace ya unos meses, Máximo vive al día. “Estoy pagando ahora deudas que tengo con proveedores de antes de la pandemia”, explica. Ahora trabaja al día y con lo que va sacando de la caja va priorizando sus gastos.

“¿Qué pasa? Pues que para mí ahora mismo es más importante comprar materia prima o pagar a mi cocinero que estar al día con la Seguridad Social, reconoce.

Máximo acaba de enterarse de las nuevas restricciones que el Gobierno de Aragón ha decretado en el recién estrenado nivel 2. “Ahora volvemos hacia atrás. Lo que me cuesta entender es porque no se toman ya medidas de confinamiento y nos cierran”, añade.


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Lo que Máximo quiere es sobrevivir, seguir adelante a pesar de los reveses y volver a sonreír.”Estoy sometido como muchos a una gran presión psicológica y esto al final me va a pesar”, se sincera.

A pesar de todos los problemas, Máximo continúa, y lo hace dando las gracias a clientes y amigos que han hecho posible que siga tras la barra de su negocio. “Al final no pasa a mayores porque muchos hacemos como aquel aragonés famoso, Pedro Saputo, que usaba la picaresca para seguir viviendo con un mínimo de dignidad”, sentencia.