Los coches hoy en día cuentan con una gran cantidad de extras o sistemas de seguridad tanto activa como pasiva que nos permiten una conducción más confortable y también una conducción más segura. 

Cuando viajamos en coche, bien sea en un viaje de placer o de trabajo, nos gusta sentirnos seguros y saber que en caso de que algo falle, todos los elementos del vehículos responderán adecuadamente para que nuestras familias y nosotros mismos estemos seguros. 

Cada vez los coches incorporan, como decíamos antes con mucha tecnología y electrónica para protegernos de ese posible imprevisto, tanto a baja velocidad en ciudad como en velocidades más altas cuando circulamos por carretera. 

En el caso de la ciudad, es habitual que un peatón se ponga a cruzar en un paso de cebra a pesar de tener el disco en rojo, o un cambio de carril de un vehículo. Por su parte en carretera, un animal que cruza, un adelantamiento frustrado o simplemente un exceso de velocidad en una curva hace que todos esos elementos tecnológicos se activen y realicen sus trabajo para que todo quede en un pequeño susto. 

Sin embargo, a pesar de todas esas tecnologías de seguridad, los amortiguadores siguen siendo un elemento muy importante en la seguridad activa del vehículo que muchas veces pasa desapercibido. 

Los amortiguadores son los responsables del comportamiento del coche en muchas situaciones graves. El contacto del coche con el asfalto es únicamente a través de las ruedas, por lo que cualquier elemento que forme parte de ellas se convierten en un elemento que hay que revisar, mantener y cambiar cuando sea necesario. 

Cualquier elemento de la rueda que esté en mal estado afecta tanto a la conducción, como al confort y por supuesto a la respuesta del vehículo en una situación de emergencia como puede ser un frenado de emergencia. 

MANTENIMIENTO ADECUADO

Los amortiguadores como elemento de seguridad activa del vehículo, debe de tener un buen mantenimiento cada 100.000 o 120.000km. 

Los amortiguadores pueden mostrar su deterioro por diferentes comportamientos del vehículo. Estos comportamientos pueden ser por ejemplo la pérdida de fluido. 

La pérdida de fluido muestra que estos tienen un problema serio y que por tanto hay que acudir al taller para cambiarlos, o por el contrario cambiarlos nosotros mismos. El principal componente que suele estropearse es consecuencia del i) desgaste de los bujes de montaje o el sellado de la barra, ii) corrosión de las fijaciones, iii) corrosión de la base de montaje del resorte de los amortiguadores, iv) la deformación de la estructura y por último v) la avería de la válvula. 

La principal señal de alarma de estos problemas, la percibimos gracias a la fuga de fluidos del interior del amortiguador. Cuando aparcamos el coche, de vez en cuando hay que observar que el suelo no contiene ninguna mancha de fluido que pueda indicarnos que existe un problema en el interior del vehículo. Estas manchas aparecerán en la zona de cada una de las cuatro ruedas del vehículo. 

Otra señal que podemos recibir es la de un empeoramiento de la capacidad de agarre y tenencia en la carretera, especialmente en momentos concretos de la conducción como curvas cerradas. 

Y por último, y el más peligroso, el control de vehículo. Esta señal se percibe en velocidades más altas por lo que su riesgo es mayor.

UN TIPO DE AMORTIGUADOR PARA CADA COCHE 

Cada coche es un mundo. Peso, diseño, carreteras para las que está destinado (no es lo mismo un todoterreno que un utilitario), aerodinámica, etc. son algunas de las variables que tienen en cuenta los ingenieros a la hora de decantarse por un amortiguador u otro en el proceso de montaje de un coche. 

También los amortiguadores han evolucionado mucho, desde la falta de amortiguadores de los primeros coches, al uso de ballestas en los coches más antiguos a los amortiguadores electrónicos que hoy en día montan algunos coches en el mercado. 

Todos ellos han cumplido una función importante en la conducción y en la seguridad de los ocupantes del vehículo.

Los amortiguadores que existen en el mercado son de diferentes tipos, y por tanto en función de su composición tendrán un mantenimiento u otro, los más comunes son:

1. Los hidráulicos son los más comunes en el parque automovilístico. 

2. Los amortiguadores de gas o con nitrógeno, son los hidráulicos a los que se les añade gas.

3. Neumático o con cámara adicional de aire. Este tipo de amortiguadores está pensado para coches oficiales blindados. 

4. Load leveler o nivelador de carga, son aquellos que llevan las furgonetas o vehículos similares que suelen llevar una gran carga. 

5. Monotubo, para los entendidos del mundo de la amortiguación, son los mejores por sus características, y es que se compone de un tubo con dos cámaras: una de aceite y otra de nitrógeno.

 

Con independencia de que amortiguador montemos en nuestro vehículo, debemos de saber siempre de la importancia de contar con unos buenos amortiguadores, ya que son un elemento de especial importancia en la seguridad y confort de nuestro vehículo.  

Se utilizó información del sitio web repuestoscoches24.es.