*Nota del editor: Este perfil se realizó en una comida informal con el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, y parte del equipo de HOY ARAGÓN, en el restaurante Cebrián del barrio del Actur, dentro de una línea de artículos con personajes de la sociedad para poner en valor a la hostelería con el apoyo de AJ CASH tras un fatídico año por la pandemia

La hostelería necesita reencontrarse con la gente y la ciudad necesita volver a los lugares de los reencuentros. El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, llega con paso ligero al encuentro con este diario. La idea es hablar con Jorge y no tanto con Azcón. ¿Qué hay detrás de una persona que siente la política corriendo por sus venas desde la Universidad? ¿Cómo siente la responsabilidad de ser alcalde? ¿Qué retos tiene la ciudad de Zaragoza por delante…?

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La jornada del alcalde de Zaragoza empieza varios días a la semana a las 6:50 y se va directo a las piscinas del Stadium Casablanca. «Son tres días a la semana», puntualiza. Es ahí cuando reconoce que no piensa en nada salvo en nadar durante el rato que dedica para iniciar la mañana con tranquilidad. Lo que le queda por delante explica medio bromeando es media jornada de trabajo. «12 horas al día como mínimo» entre acto y acto, entre reunión y reunión, y saturado de papeleo que hay que desatascar. Esta es la realidad de ser alcalde y no tanto lo pomposo que a veces parece en los medios de comunicación.

El alcalde Azcón cuenta en la comida -con el desparpajo de ser un tío rocero- el aprieto que le pusieron el otro día en el colegio Juan de Lanuza, el que fue su colegio en edad escolar. «¿Qué es el liderazgo o cómo se consigue?», relata el alcalde. Y respondió como le salió: «Lo más importante es ser buena persona».

El alcalde Jorge Azcón durante el encuentro con HOY ARAGÓN / Xoel Burgués para HOY ARAGÓN

Porque Jorge Azcón ahí donde está es un político curtido en mil batallas y con una experiencia como pocos en el Ayuntamiento de Zaragoza. Tiene tablas, que se dice. Fue concejal cuando sólo tenía 27 años de la mano de quien considera su padre político, el exalcalde -ya fallecido- José Atarés. Su paso por la política no ha sido de continúo: Jorge Azcón tuvo que volver a la vida privada durante unos años. «Es ahí cuando vuelves a la realidad de lo que hay fuera de la política y lo más importante es saber siempre que algún día vas a dejar de estar», comenta.

Hay un reflejo en el que se mira Jorge Azcón. El alcalde de Málaga, Paco de la Torre, repite y repite como primer edil cada legislatura por el cariño que le da la ciudadanía. Y no es para menos. El alcalde de Málaga ha revolucionado la ciudad de la luz -como decía Ortega y Gasset- y Jorge Azcón lo toma como ejemplo para intentar darle la vuelta ‘como a un calcetín’ a la ciudad de Zaragoza en base a sus puntos fuertes y al talento de los zaragozanos.

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Nadie duda, y queda claro en esta comida informal con el alcalde, que Jorge Azcón no ha llevado la pandemia de la mejor forma posible por las difíciles situaciones del día a día en los momentos más críticos. Y por el roce, el tacto, la cercanía que el virus ha desterrado. Sin embargo, Jorge Azcón confía en el proceso de vacunación para llegar a la inmunidad de rebaño pronto. Y aspira a algo que parece casi un recuerdo o un sueño lejano: «Estoy convencido de que habrá Fiestas del Pilar, o parecidas, pero Zaragoza será la primera ciudad en tener unas fiestas con algo de normalidad«. Si el alcalde lo dice, amén.

El encuentro con la hostelería tuvo como protagonista el restaurante Cebrián del Actur / Xoel Burgués para HOY ARAGÓN

Donde sufre de lo lindo es con el Real Zaragoza. Un equipo que le corre por la sangre ya que su padre, Julio Azcón, fue jugador blanquillo entre 1952 y 1956. Eso sí, su hijo le ha salido colchonero. El alcalde incluso cuenta algo que más de un aficionado vivirá con sus hijos. «No tiene memoria de ver al Real Zaragoza ganando trofeos como hemos visto otras generaciones. Ojalá pronto sea así«, relata. La Romareda, como la espina clavada de la legislatura del alcalde Azcón, puede que no esté tan enterrada como la pandemia ha hecho ver. «Zaragoza no se puede olvidar de un nuevo campo de La Romareda«, insiste.

Si hay un rato que el alcalde Azcón despeja de su agenda es los sábados por la mañana donde va a ver a su hijo jugar con el Stadium Casablanca. La selección nacional y el Real Madrid en la Champions son otros insustituibles del alcalde. 

¿Y hay tanta crispación o mal rollo entre políticos de distintos partidos? El alcalde Azcón es tajante: «No haya mala relación con otros líderes de otros partidos. La tensión que se ha visto en Madrid no tiene nada que ver a Zaragoza. Hay discrepancias políticas pero en lo personal no se puede cruzar esa raya. Tengo siempre buena relación.» Y cita, como ejemplo, a la exconcejal de Chunta Aragonesista, Leticia Crespo.

Cuando ya no quedan casi patatas y las hamburguesas se han quedado en nada, una vecina del barrio se acerca a la mesa para saludar al alcalde. «Más guapo en persona. Y más joven también«, le dice a un alcalde que sonríe. «Siempre te voto. Bueno, antes no que no estabas de candidato», cuenta la señora que efusivamente le insiste en que siga «así de bien».

– ¿Esto no está organizado, no?

– (Se ríe) Esto es casi lo mejor de mi trabajo. Se me acerca la gente para darte ánimos o para contarte problemas y no puedo estar más agradecido e intentar ayudar.