El Gobierno ha marcado distancia con las declaraciones que llevan varios días haciendo sobre Cataluña algunos barones del PSOE, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el de Aragón, Javier Lambán, y ha señalado que, aunque las respeta, son «sus reflexiones».

«Son sus reflexiones, que respetamos, reflexiones«, ha remarcado la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, en los pasillos del Congreso, después de que García-Page sugiriera ayer en Onda Cero que España se tendrá que acabar planteando la ilegalización de los partidos independentistas.

Una idea que secundó ayer el presidente Javier Lambán, para quien «de entrada, no habría que descartar absolutamente nada» al respecto, porque «la democracia tiene derecho a defenderse de sus enemigos», en una entrevista en la Cope.


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Page y Lambán llevan días trasluciendo con declaraciones públicas la preocupación interna que existe, sobre todo en un sector del PSOE, por que el conflicto independentista de Cataluña afecte muy negativamente a sus resultados en las elecciones municipales y autonómicas de mayo, como creen que ha influido en las andaluzas.

A su juicio, la irrupción de VOX en el Parlamento andaluz, que junto al PP y Cs configura una nueva mayoría en el espacio político de la derecha capaz de arrebatar numerosos gobiernos al bloque de izquierdas que formaron en 2015 el PSOE y Podemos, se perfila como imparable en el resto de España, donde barones y alcaldes temen su entrada.