El pantano de San Bartolomé, en el término municipal de Ejea de los Caballeros, es uno de los atractivos naturales de las Cinco Villas. Situado a unos 15 kilómetros de la localidad y a medio camino hacia Biota, cuenta con varios accesos por carretera. Es zona de pesca y en sus aguas se practican deportes acuáticos como paddle surf, natación, windsurf o piragüismo. A raíz de la pandemia y con las limitaciones en las piscinas municipales, el uso para actividades de ocio del embalse ha aumentado en los últimos meses. Al mismo tiempo, desgraciadamente, lo ha hecho también la basura acumulada.

Para hacer frente a este problema y conservar el entorno natural del pantano, un grupo de más de 50 voluntarios de la comarca participó el pasado domingo en una jornada de limpieza. En total, se recogieron entre 4.000 y 5.000 kilos de basura, entre la que predominan las latas y botellas de cristal de bebida. También se encontró una buena cantidad de latas de maíz vacías, abandonadas por algunos pescadores una vez empleado su contenido como cebo.

La acción ha sido impulsada por los hermanos Bailo, de Biota, y Jesús Labena, vecino de Ejea, amante de la naturaleza y aficionado al remo. «Voy mucho al pantano y siempre llevo mi bolsa de basura y mis guantes para ir recogiendo lo que puedo, pero esta vez quería hacer algo más grande», explica Labena.

Su idea llegó a oídos de la comarca y del Ayuntamiento de Biota, que han colaborado en la acción, junto con Protección Civil. Estas entidades se han encargado de suministrar las bolsas de basura, los guantes, el camión para transportar lo recogido y el resto de materiales necesarios.

Pero aunque la acción del domingo fue un gran hito, consiguiendo adecentar el entorno del pantano, los objetivos de este grupo de voluntarios de las Cinco Villas van más allá. «Llevamos tiempo luchando para que el embalse esté más lleno. De esta manera saldría menos maleza, habría menos espacios en los que se quedara la basura y se potenciaría la práctica de deportes de agua y pesca», asegura Labena.

El pantano de San Bartolomé lo gestiona la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) desde 2007, cuando el Ayuntamiento de Ejea cedió su titularidad. Entonces, se invirtieron 4,3 millones de euros para acometer unas obras de reparación de la presa, que estaba en desuso desde hacía siete años. Desde entonces, el embalse tiene agua hasta la mitad de su capacidad total, que es de seis hectómetros cúbicos.

«Hace años el embalse tenía mucha vida pero al estar medio vacío ha perdido mucho. Además de la maleza, estéticamente da mala imagen. Si estuviera lleno sería más acogedor«, incide Labena, al tiempo que lamenta que no se saque más partido de las posibilidades de ocio que tiene este entorno.

Junto a las buenas condiciones naturales del embalse, en una de sus orillas hay un restaurante que todavía hace más atractiva la zona como destino de ocio acuático. En este bar, que cuenta con una terraza con vistas de excepción hacia la balsa de agua, se ofrecen comidas para grupos, como paellas, y otras opciones de menú. «Es imprescindible tener entornos limpios y más cuando son tan atractivos para el disfrute, como es el caso del pantano de San Bartolomé”, defiende Labena. En este sentido, también se reclama que se pongan más papeleras y contenedores de basura, escasos en la zona para ser un espacio tan grande.

En esta lucha, el primer paso ya se ha dado, gracias a la colaboración desinteresada de más de 50 vecinos de las Cinco Villas. Congregados temprano por la mañana y coordinados por Protección Civil, se pusieron manos a la obra para recoger la basura acumulada, a veces, en sitios de difícil acceso. Las labores se prolongaron durante varias horas tras las que los voluntarios se tomaron un merecido almuerzo. Para agradecer su ayuda, se sortearon dos jamones, proporcionados por las carnicerías Pola, de Tauste, y Manil, de Ejea. La tienda BigMat y la empresa Limpiezas Frago completan la lista de patrocinadores privados de la acción.

Dado el éxito de esta primera iniciativa, la idea es seguir con acciones de este tipo en otros espacios naturales de las Cinco Villas, como el Lagunazo del Moncayuelo, la estanca del Sabinar y la del Gancho o el embalse El Bolaso. En cualquier caso, estas actuaciones puntuales no sirven de nada si no se respeta el medio. Por eso, los organizadores inciden en la importancia de cumplir con unas normas básicas cuando se visita este tipo de espacios como no tirar basura, no destrozar el entorno o respetar a las especies que viven en él.