El Gobierno de Aragón tiene todo preparado para celebrar el 22 de septiembre una megasubasta pública de 72 lotes de fincas propiedad de la Comunidad, con un precio de salida conjunto que supera los dos millones de euros, y cuya recaudación tras las pujas se destinará a financiar diferentes proyectos sociales de organizaciones no gubernamentales.

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Dentro de los lotes, hay desde pisos en zonas céntricas de Zaragoza, como por ejemplo en la plaza San Pedro Nolasco, la calle San Miguel o el paseo María Agustín, pasando por plazas de aparcamiento, locales y solares. Además de en la capital aragonesa, hay bienes inmuebles en localidades como Bulbuente, Magallón, Pedrola, Binéfar, Barbastro, Fraga o Jaca, entre otras.

Esta enorme subasta se ha puesto en marcha después de que el Gobierno aragonés, que se ha convertido en heredero de los bienes, constatase que no hay previsiones de utilizarlos para desarrollar actividades propias de la Administración. “Hemos conformado un lote grande y esperamos que sea atractivo y favorezca una suerte de reciclaje que trata tanto de poner coto al abandono de las propiedades como generar más musculo a los proyectos sociales”, ha explicado la directora general de Patrimonio y Organización, Marta Aparicio.

La tasación de cada lote se hace de acuerdo a la Ley de Patrimonio del Gobierno de Aragón. Además cada persona interesada en formar parte del proceso de venta debe aportar antes del 15 de septiembre una fianza del 25% del precio de salida. Es una cantidad que se devuelve al titular en el caso de que no sea el adjudicatario del bien enajenado, pero que además sirve para calibrar el interés que suscita el evento y para calcular el número de personas que van a acudir a la subasta, un hecho que reviste una importancia capital en estos momentos en los que hay que garantizar las distancias mínimas y los aforos.

De hecho, el lugar será el último aspecto que cerrará la organización. Hasta 48 horas antes de la subasta no se determinará el lugar de la celebración que, en función de la respuesta, será un espacio físico en el que se garantizará el cumplimiento de las medidas de seguridad, u obligará a la celebración de sucesivos actos públicos.

PRESENCIAL Y ONLINE

Por eso, junto a la presencialidad tradicional que requieren las pujas se pone en marcha también una forma telématica. Las pujas online ya solicitaron su registro antes de las 00.00 horas del 8 de septiembre. La organización les otorga un nombre de usuario y una contraseña para que puedan realizar su oferta antes del 20 de septiembre. Este sistema solo permite hacer una única puja, que no se podrá mejorar en el transcurso de la subasta. En cambio, los presenciales pueden hacerlo hasta en tres ocasiones, en función de las tres voces dadas por el voz Pública, asemejándose así a la imagen tradicional que tenemos de las subastas, especialmente transmitidas a través del celuloide.

Cuando dejan de hacerse propuestas, la presidenta de la mesa declarará concluida la presentación oral de ofertas y se procederá a la apertura de las presentadas de manera telemática. La más elevada se hará con la posesión del bien subastado.

A esta puja por los 72 lotes pueden concurrir todos los ciudadanos que tengan capacidad de contratar. Así podrán presentar sus ofertas por las 47 fincas rústicas en distintos pueblos del territorio, las 2 naves, los 9 solares y 14 casas en el ámbito rural, los 7 pisos en Zaragoza, las 6  plazas de aparcamiento, así como un trasteros y 2 locales en la capital aragonesa. No obstante, las bases especifican que para optar por el lote 64, una parcela en el polígono 504 de Fraga, es decir, en el ámbito de la zona de Monegros II, se deberá ser agricultor profesional, dedicado al cultivo directo y personal y ser propietario de tierras reservadas en el sector, aunque la superficie en propiedad tras la adquisición del lote no podrá superar las 50 ha.

Con cada uno de estos lotes, las propiedades tendrán la oportunidad de volver a recuperar el esplendor o la productividad de antaño, bien sea porque se trata de tierras o locales que tienen la posibilidad de volver a ser productivos, o porque, sometidas a obras de rehabilitación, vuelven a ser inmuebles atractivos. En muchos casos, la nueva oportunidad pone fin a historias de falta de herederos directos, a tiempos de clausura y olvido, que se disuelven desde el momento en que los funcionarios de la Comunidad Autónoma de Aragón los visitan.