El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha advertido hoy que no considera un coste los indultos a los políticos catalanes presos por el referéndum ilegal de 1-O porque cree que el coste sería dejar las cosas enquistadas como están desde 2017. El jefe del Ejecutivo español ha asegurado, durante una rueda de prensa en Alcalá de Henares junto al primer ministro polaco, que el Gobierno tomará una decisión «en conciencia» una vez que reciba los 11 expedientes en los que está trabajando el Ministerio de Justicia y que tienen, ha dicho, que «amarrarse bien» para ser elevados al Consejo de Ministros.

Afirma, en este sentido, que la decisión se tomará pensando en millones de españoles que quieren vivir en paz y superar el desgarro emocional, social y político que supuso el año 2017. Por eso, y al ser preguntado por los costes políticos que puede suponer para el Gobierno adoptar la decisión de indultar a los presos del ‘procés’ ha afirmado que «el no representa un coste». «El coste para el país es dejar las cosas como están, enquistadas en 2017″, ha remachado.

De forma paralela a esa decisión para la que aún no hay fecha, el Gobierno trabaja también en una reforma del delito de sedición para rebajar las penas. Una reforma que beneficiaría a líderes independentistas, como Carles Puigdemont, pendientes de juicio, pero que para Sánchez permitiría homologar este tipo penal al de los «países más avanzados». Unos movimientos que han sido duramente criticados por la oposición al Gobierno de Pedro Sánchez.

Mientras llega esa medida de gracia, ERC ha instado al Gobierno central a retomar «lo más pronto posible» la mesa de diálogo sobre Cataluña, que se reunió una sola vez, en febrero de 2020, antes de quedar aparcada por la pandemia. Aunque aún falta configurar la composición de la delegación catalana en esta mesa de diálogo, ERC ha adelantado que desearía incluir en ella a Oriol Junqueras, uno de los líderes independentistas presos que podrían beneficiarse del indulto.

Una propuesta que no ha caído bien en las filas del PSC, que ha defendido que lo «lógico» es que en la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat participen solo miembros de los respectivos ejecutivos, lo que excluye a Junqueras, que no es conseller. Tampoco tiene prisa por recuperar esa mesa el propio Pedro Sánchez, que cree que lo primero que toca es reunirse con el nuevo presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.