El comercio tradicional languidece cada día un poco más. El cierre definitivo de varios establecimientos comerciales del centro histórico de Zaragoza, y en otros barrios de la ciudad, es el síntoma de un cambio en la tendencia de consumo que pilla con el pie cambiado a gran parte de los comercios más tradicionales de las ciudades.


Publicidad


El último ejemplo en Zaragoza, tras el cierre de la mítica tienda ‘El Mañico’, es el cierre de la tienda ‘Pelegrín y Tardío‘ en la calle Don Jaime de la ciudad, después de más de 60 años con la persiana abierta.

La disminución de los ingresos a lo largo de los últimos años, el aumento de la competencia con la apertura de nuevas tiendas internacionales o de low cost, así como la incapacidad por adaptarse a la digitalización son los factores que terminando provocando el cierre.

Todo ello dispara un ajuste continuado de los precios de los productos, lo que ha ido reduciendo cada vez más el margen de los beneficios de la histórica tienda. El cierre se ha intentado paliar en los últimos meses, pero la jubilación de uno de los dueños ha sido la puntilla para adelantar la noticia del adiós de ‘Pelegrín y Tardío’

Una de las situaciones que más están viviendo los comercios tradicionales que venden textil es el uso de la tienda como showroom o escaparate para la prueba del tallaje. Es decir, usar la tienda para probarse la ropa y así comprobar su talla exacta para luego terminar adquiriendo el producto en internet o en una tienda de bajo coste.


Publicidad


Un hecho que antepone el precio a la calidad, la pulcra mano de obra o la personalizada atención al cliente.

En el caso de ‘Pelegrín y Tardío’, desde hace más de 60 años han vestido a miles de novias para el día más especial de su vida. O incluso han diseñado vestidos únicos para fiestas o eventos especiales.

En pocas semanas su cierre se consumará, hasta entonces han dispuesto todos sus productos a una rebaja de hasta el 70% en vestidos de novias, de fiesta u otros productos de textil.

La esquina donde ha estado ubicado el establecimiento, entre Don Jaime y la calle San Jorge, no volverá a ser la misma. Otro establecimiento histórico cierra en el centro de la ciudad dejando a la ciudad huérfana del carácter propio de su fisionomía local.