Fue Adrián, un amigo de David, el hijo de la dueña de ‘La Corza Blanca’ quien movilizó en las redes a los clientes y amigos para recaudar fondos y recuperar este negocio que fue pasto de las llamas. «Estábamos sirviendo comidas y tuvimos que levantar a los clientes cuando la Guardia Civil vino a avisarnos. Veía las llamas lejos, pero de pronto, las teníamos encima», recuerda Rosa Lázaro, dueña del establecimiento.


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Lleva ocho años al frente de un restaurante que se había convertido en un referente para turistas y vecinos de Vera de Moncayo, un local único con vistas al Monasterio de Veruela. «Estamos encantados y de aquí no nos vamos a mover», insiste a pesar de que todo a su alrededor está calcinado por las llamas. Rosa trabaja estos días con su hijo David para recuperar lo poco que se ha podido salvar. 

Algunas mesas y sillas, algún aplique, el resto está negro, inservible, incluso dentro del local las llamas hicieron estragos y destrozaron el espacio de la barra y un comedor. «Platos, cubiertos, todo está para tirar, pero por lo menos en la cocina no entró», replica Rosa con cierta esperanza.


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Ese sentimiento, el de esperanza y optimismo, es el que ha ayudado a Rosa a sortear muchos baches y es el camino, cuenta a HOY ARAGÓN, que quiere seguir. «No nos vamos a rendir; volveremos a dar comidas y resurgiremos entre estas cenizas», añade sonriente.

Lo que sigue en su mente es ese recuerdo del fuego, de la violencia de un instante que se llevó en segundos el trabajo de la última década. «Me fui a una casa que tengo cerca y lo vi ya encima. De pronto observé una gran bola de fuego y pensé, ya está, ya se lo ha llevado todo», se lamenta.

NUEVA VIDA, NUEVO NOMBRE

«Salvemos a ‘La Corza Blanca'», es el eslogan que todos podemos ver en la web ‘Gofundme’, dedicada a la recaudación de donativos. Es un pequeño empujón a unos ánimos que lejos de decaer, están muy altos. «De hecho, en este arranque desde cero, vamos incluso a cambiar el nombre del local», añade Rosa Lázaro.

«Desconozco el tiempo que nos costará, unos meses, pero tengo claro que hasta el año que viene no estaremos en marcha de nuevo. Y en la entrada, cuando reinauguremos, se podrá leer ‘A fuego lento’«, dice la dueña de este local.


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Nos confiesa que se lo comentó un periodista y le gustó. «Yo tenía alguna otra idea pero cuando nos lo dijo, tanto a mi como a mi hijo David nos llamó la atención», añade Rosa. A partir de ahora toca olvidar y pensar en el futuro, que para Rosa y su familia ya es presente. Entre el dinero que recauden de los vecinos, lo que pueda cubrir el seguro y su tesón y esfuerzo están convencidos de salir adelante, de nuevo. Es el ejemplo más claro tras este incendio de la intención de muchos afectados. No se van a quedar con los brazos cruzamos; este fuego no va a poder con ellos. «El paisaje quemado tardará unos años en volver a ser verde, pero volverá», replica Rosa.