La sequía continúa azotando a la cuenca del Ebro y las imágenes del río pasando por la ciudad de Zaragoza es para echarse las manos a la cabeza. La imagen fija desde las alturas deja ver más tierra que agua, y entre ellas hay algas estancadas o grandes troncos a la vista de cualquiera. Es tanta la sequía que hay tramos del río Ebro en los que es casi posible cruzar de orilla a orilla. La situación es tan crítica que estamos a mínimos del año 2022.

Los datos del servicio SAIH de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) son evidentes: hasta 37 metros cúbicos por segundo y con un nivel de 0,75 metros. Estas cifras descienden aún más respecto al pasado mes y lo seguirán haciendo por el extremo calor que se vive en estas fechas. La cifra de mayo se acerca al mínimo registrado en 2022, cuando se recogieron cifras de 0,65 metros y 27 metros cúbicos por segundo en el mes de julio del citado año. Las enormes isletas que se pueden ver llaman la atención del río que es considerado el más caudaloso de España.

A día de hoy, la CHE está considerando reducir el caudal mínimo de agua, sin perjudicar los usos y la continuidad de los ecosistemas de cada tramo del río Ebro. En cifras, llama la atencíon que el 93% del agua que se extrae del río Ebro está destinado para regadío. El resto, un 4% para el agua de boca y el otro 3% para usos industriales.

Estas imágenes contrastan con las peticiones que reclaman en campaña electoral los partidos políticos del Levante valenciano y murciano, donde consideran que sus demandas de agua para regadío pueden ser servidas con agua del río Ebro.