La decisión de dar una segunda dosis de Pfizer a los menores de 60 años vacunados con AstraZeneca ha enfrentado aún más al Ministerio de Sanidad y a las comunidades, muchas de las cuales van a insistir en que la pauta debe completarse con el preparado de AstraZeneca. Anoche salió adelante la propuesta del Ministerio de combinar las dos marcas con los votos a favor de diez directores generales, siete en contra y tres abstenciones, si bien dejaron la puerta abierta a que este grupo pueda elegir entre ambas dadas las «circunstancias excepcionales».

La alternativa elegida por Sanidad ha provocado una cascada de reacciones en los dirigentes autonómicos, que volverán a tratar la segunda dosis de AstraZeneca en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud que ya ha arrancado. Aragón ha asumido por un principio de «lealtad» con el Ejecutivo central el acuerdo, pero la responsable de Sanidad, Sira Repollés, consideraba que el segundo pinchazo podía ser con este último suero, de ahí que la comunidad también se abstuviera ayer en la reunión.

En un principio, hasta ayer la reunión tenía como único punto del orden del día decidir las medidas que se adoptarán el próximo curso escolar frente al coronavirus, pero el Ministerio ha añadido hoy la «vacunación frente a covid-19 y acuerdos que procedan», además de una propuesta de actualización de las actuaciones coordinadas.

Uno de los expertos que asesoran al Ministerio en la estrategia de vacunación, el presidente del Comité de Bioética, Federico Montalvo, ha defendido que con esta decisión se ha primado la seguridad: «lo que hemos ido es a reducir al mínimo los riesgos teniendo en cuenta el tipo y el número de vacunas que vamos recibiendo«, ha afirmado en una entrevista. Ello no quiere decir que Vaxzevria (nombre comercial de AstraZeneca) no sea segura, pero para el tramo de edad por debajo de 60 años lo son más Pfizer, Moderna o incluso Janssen, que se basa en la misma tecnología que el suero de la Universidad de Oxford.

«La intercambiabilidad con Pfizer prácticamente nos garantiza que no haya trombos», y pese a que la incidencia sea de cuatro casos por millón de vacunas, «si lo podemos evitar, ¿por qué no lo vamos a evitar?», se ha preguntado. Frente a las reticencias contra CombivacS, el ensayo impulsado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) que confirmó la seguridad y eficacia de dar Pfizer a vacunados con AstraZeneca y en el que Sanidad ha sustentado su postura, Montalvo ha asegurado que se trata de un «estudio muy serio que acredita la intercambiabilidad, que es la hipótesis habitual en vacunas».

Sobre la posibilidad de que estos casi dos millones de ciudadanos puedan elegir con qué vacuna completar su inmunización, el experto ha dicho que, aunque es una de las alternativas «inteligentes» que aplican países como Portugal, él no es partidario porque, si llegaran a producirse casos de trombos, ello podría provocar el rechazo a las vacunas. La Comisión de Salud Pública debatirá sobre la posibilidad de hacerla voluntaria en próximas reuniones, pero hasta entonces, la opción acordada sigue chocando con la opinión de varias comunidades que quieren desde el principio que la segunda dosis sea de la misma Vaxzevria.