Los cultivos de secano -trigo, cebada y avena-, que ocupan más de 700.000 hectáreas en la comunidad autónoma, y que necesitan la lluvia para desarrollarse, están agonizando en todo el territorio. La mayor incidencia se da en las márgenes derecha e izquierda del Ebro, en la provincia de Zaragoza, la Comarca de Belchite y el Bajo Aragón, zonas en las que se da por perdido hasta el 75 por ciento de la cosecha de cereal de invierno.

En aquellas zonas más tardías o frescas en las que el cereal aún aguanta, la situación será «irreversible» si la lluvia no llega en las próximas jornadas. Por su parte, los cultivos leñosos en secano -olivar, frutos secos, viñedo- que habitualmente resisten mejor a la sequía ya están muy afectados, arrastrando varios años de bajas precipitaciones y de intenso calor. En algunas zonas peligra la supervivencia de los árboles, especialmente los más jóvenes y aquellos que no pueden tener riegos de apoyo. Por ejemplo, en el caso del olivar acaba de iniciarse una de sus etapas claves de cara a la próxima campaña, como es la floración que, además, se ha adelantado un par de semanas debido a las altas temperaturas.

En la ganadería, especialmente extensiva y semiextensiva, es ya seguro que no habrá suficiente pasto disponible y que las pérdidas para los ganaderos serán millonarias, ya que se verán obligados a adquirir más piensos, lo que incrementará sus gastos debido a los altos precios que registran, además de tener que recurrir en los casos más extremos a llevar cisternas a sus animales para que puedan beber.

La escasez de agua que ahora se señala se suma a otro problema: con la llegada en pocas semanas del verano, ¿habrá agua para el consumo humano? La provincia de Huesca es la más afectada por la falta de reserva hídrica en sus pantanos, que no llegan al 51 por ciento de su capacidad; en Teruel, los pantanos alcanzan el 51,20 por ciento de agua embalsada, siendo la zona del Jiloca la que más preocupa, donde no llueve, pero por la noche las temperaturas bajan a cinco grados bajo cero, lo que dificulta la maduración del fruto. En el caso de la provincia de Zaragoza, el embalse de referencia, el de Yesa, se encuentra al 60 por ciento de su capacidad, 20 puntos porcentuales menos que en 2022.

Estas cifras son la realidad de algo que evidencia que la escasez de agua y sus limitaciones pueden llegar al consumo humano para el próximo verano. Es el caso, por ejemplo, de la ciudad de Huesca. El Ayuntamiento ya ha hecho un llamamiento a la concienciación ciudadana para hacer un uso responsable de agua ante la escasez de reserva hídrica. En los últimos días los bomberos han tenido que llevar a varias localidades de la provincia agua para consumo humano con camiones cisterna. 

La escasez de reserva hídrica y la sequía que se observa estos días son evidentes, y aunque desde el consistorio oscense todavía no se han impuesto restricciones, sí se ha pedido a la ciudadanía un consumo responsable. En caso de que la sequía se prolongue y no llueva en unos días, las limitaciones podrán establecerse por parte del Ayuntamiento y racionar el consumo de agua para consumo humano.