Debe su nombre a la proximidad de los campos de cultivo regados por la conocida en aragonés como Bal de Fierro y durante 20 años sus calles no tuvieron nombre. Se trata del zaragozano barrio de Valdefierro, cuyas primeras casas datan de la década de los 40 del siglo pasado pero que no se constituyó legalmente hasta 1953. 


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Los primeros en llegar fueron agricultores que trabajaban los campos alrededor de la citada acequia, pero el boom poblacional sería algo después, con la llegada de inmigrantes andaluces y extremeños, principalmente, atraídos por el Polo de Desarrollo Industrial. También llegaron desde Soria o Valladolid, así como de Calatayud y Daroca, movidos por las oportunidades laborales.

Desde los primeros asentamientos poblacionales hasta ahora, Valdefierro ha cambiado y evolucionado mucho. No solo en los servicios (al principio ni siquiera había luz, agua corriente ni sistema de alcantarillado), sino también en las edificaciones. Pero si por algo se caracteriza este barrio es porque, pese a estos avances, mantiene su esencia rural, con un entramado de calles (ahora ya con nombre, astrológicos, muchos de ellos) un tanto enrevesado y lleno de casas bajas. Salir a tomar la fresca o que los niños crucen la calle con cierta tranquilidad es algo común en esta zona.

Al mismo tiempo, Valdefierro está bien conectado con la prolongación de Gómez Laguna y en su zona más nueva, alrededor del Centro Deportivo Municipal y de la calle Biel, proliferan las promociones de vivienda nueva que atraen a jóvenes y familias al barrio.

Otras de las cosas que no ha cambiado con el tiempo es el espíritu reivindicativo de los vecinos de Valdefierro. Durante sus 70 años de existencia, el barrio ha ido consiguiendo mejoras gracias a sus habitantes. Primero fueron cuestiones tan básicas como la luz, que llegó a las casas en el año 56 pero en la vía pública todavía tardó más. El agua corriente no circuló hasta 1971 y para ver pasar al primer autobús hubo que esperar al 73. Ni siquiera era una línea pública del por aquel entonces servicio de TUZSA, sino que se trataba de un vehículo privado.

Este fue el detonante de la primera gran revuelta vecinal en Valdefierro, cuyos vecinos se unieron en un movimiento para conseguir que el transporte urbano de Zaragoza llegará hasta el barrio. Se recogieron firmas, se entrevistaron con el alcalde y con la compañía prestataria del servicio… La cara menos diplomática de la acción fue un motín que terminó con detenciones por boicotear y apedrear autobuses. 

Aunque ahora las formas son otras, en Valdefierro hay dos asociaciones que siguen trabajando para mejorar el estado de bienestar de sus vecinos. Son Aldebarán y Las Estrellas que, con el apoyo de la Junta de Distrito, continúan reivindicando acciones en la zona. Las mejoras en los accesos y salidas del barrio, una conexión con Rosales del Canal y Montecanal a través de puentes sobre el canal, o una guardería municipal son algunas de las principales demandas.


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Por lo demás, Valdefierro sigue siendo ese barrio tranquilo y trabajador donde todavía se oye a los pájaros desde la cama y los gatos salen y entran de casa a sus anchas. Alrededor de 30.000 personas viven en este barrio situado al suroeste de Zaragoza, en el triángulo entre la carretera de Madrid, el Canal Imperial y el antiguo trazado del ferrocarril Zaragoza-Teruel-Valencia, convertido en un tramo del Anillo Verde de Zaragoza que enlaza el río Ebro con Valdefierro.