Zaragoza aspira a ser una ciudad cada vez más verde y más humana. Sus calles se peatonalizan, la red de carril bici se amplía, el Bosque de los Zaragozanos crece y el Parque Grande se está viendo sometido a una renovación paisajística sin precedentes. Son algunas de las medidas que se están llevando a cabo en la capital aragonesa para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Además del impacto estético que pueden tener algunas de estas acciones, lo realmente importante es que la calidad del aire mejora y pasear por la urbe es cada día más agradable. 

Según un ranking publicado por European Best Destinations con las 20 mejores ciudades europeas por su proporción entre asfalto y zonas verdes, de España, solo Madrid está en la lista. Entre las urbes destacadas están Liubliana (Estonia), que tiene 542 metros cuadrados de espacios verdes y 200 kilómetros de carriles bici; Helsinki (Finlandia), que es la capital europea con el agua y el aire más puros; Estocolmo (Suecia), donde más del 80% de los habitantes se desplaza en transporte público, en bici o a pie; o Bruselas (Bélgica), donde más del 40% de su territorio lo forman parques, jardines y otros espacios naturales.

Todos ellos son ejemplos a seguir para que Zaragoza llegue a ser una de estas capitales europeas verdes. Una ciudad donde hacer turismo no solo sea ir de compras o ver monumentos, sino también disfrutar del medio ambiente y respirar aire puro. Para conseguirlo, son varias las acciones que el Ayuntamiento está impulsando en los últimos meses.  Una de estas es el Bosque de los Zaragozanos, un macroproyecto fruto de la unión de todos los agentes: administración pública, empresa privada, habitantes, entes sociales, colegios… Toda la sociedad de Zaragoza está implicada en tener un gran bosque urbano en la puerta de casa. A ello puede contribuir cualquiera, apadrinando un árbol a través de internet e incluso lo puede plantar con sus propias manos. Así, grano a grano, se pretende llegar a reunir 700.000 ejemplares, uno por cada habitante. Esto significa que de aquí a diez años habrá 1.200 hectáreas de bosque urbano y periurbano entre los campos del Canal, los montes de Peñaflor y la Plana. 

Hasta el momento, en lo que Ayuntamiento llama primera ventana de plantación, ya han sido 50.000 ejemplares plantados, 50 hectáreas repobladas y más de 50 empresas colaboradoras con el proyecto. En cuanto a ciudadanos, 1.500 han apadrinado árboles para ayudar al medioambiente. Los escolares también están teniendo un papel importante en esta acción, y alrededor de 5.500 han estado plantando árboles. Gracias a todos ellos, Zaragoza va dando pasos hacia ser una ciudad más sostenible gracias a la captación de CO2 que mejorará la calidad del aire.

A la Zaragoza verde del futuro también contribuye la renovación paisajística del Parque Grande. Este gran plan de actualización y mejora paisajística arrancó hace un año con el objetivo de llevar al pulmón verde de Zaragoza al siglo XXI, manteniendo su esencia pero consiguiendo que se renueve en profundidad para convertirse en un parque contemporáneo. Dentro de un año, cuando la intervención finalice, se habrá mejorado la biodiversidad de este espacio verde y también sus infraestructuras. El parque tendrá sistemas de riego más modernos y eficientes, y será más accesible, con la eliminación de barreras arquitectónicas. Así, no solo será todavía más agradable caminar por él o practicar actividades al aire libre, sino que estará siendo más sostenible.

A estas mejoras se suma, además, la reciente renovación o nueva adjudicación de los contratos de los seis quioscos que hay repartidos por el parque. De esta manera, también se potencia la parte más social del recinto y se le dará un nuevo aire de modernidad. Entre otras condiciones, los establecimientos deberán contar con programación cultural, como conciertos y otras actividades, y también se alquilarán hamacas de tela para ser usadas en cualquier rincón del parque, como sucede en los más importantes de muchas grandes capitales. 

Otra de las revoluciones paisajísticas de la ciudad va a llegar al icónico paseo Sagasta. Es una de las principales vías de Zaragoza y se va a someter a una necesaria y merecida renovación. En el nuevo paseo se respetarán las actuales zonas verdes y se sumarán otras con nuevas especies y también arbustos, alcanzando casi los 600 ejemplares. Esto propiciará que la temperatura en verano sea más suave, al haber más zona de sombra, y al multiplicarse por cuatro la masa arbórea actual, la absorción de gases contaminantes crecerá más de un 200%. Las especies que se van a plantar no se han elegido al azar, sino que ha sido una novedosa herramienta la que ha hecho un estudio para decidir cuáles eran las más apropiadas para, entre otras ventajas, favorecer la conexión con la naturaleza de las personas que pasen por allí.

Que la ciudad tenga más zonas verdes la hace más sostenible y agradable pero a este fin también contribuye en gran medida el aumento de calles peatonales. Algunos ejemplos de las acciones que persiguen hacer que Zaragoza sea más amable para el peatón son, entre otras, las obras en la calle San Miguel. Los trabajos en esta importante vía comercial de la ciudad acaban de empezar con el objetivo de hacerla de prioridad peatonal. Muy cerca de esta, al otro lado del paseo de la Independencia, está la plaza Salamero, que también es objeto de una reforma de grandes dimensiones. Cuando las obras finalicen será una plaza verde, construida bajo las premisas de peatonalización, sostenibilidad y vegetación, donde el confort térmico estará asegurado durante las cuatro estaciones.