Nunca antes había sido tan madrugador un sábado en Zaragoza. Y es que después de 48 días de estricto confinamiento, había ganas de salir a dar un paseo o a practicar deporte y eso se ha notado en calles y parques, aunque se ha podido mantener con mayor o menor dificultad la distancia de seguridad.

El horario para las personas entre 14 y 70 años -de 6 a 10 y de 20 a 23- era limitado y muchos no han querido esperar a última hora y han preferido madrugar para tomar un aire que esta vez no ha sido «fresco», pues el día se antoja cálido, con temperaturas de hasta 30 grados.


Publicidad


Más suerte han tenido los habitantes de 707 de los 731 municipios de Aragón, que al contar con menos de 5.000 habitantes no deben cumplir con las franjas horarias por grupos de población como en ciudades y pueblos más grandes.

UNA CIUDAD QUE VUELVE A SUS CALLES

El ambiente en Zaragoza era prácticamente inédito -es difícil recordar otro momento en el que hubiera tanta gente paseando y haciendo deporte a la vez-, pero cada individuo o cada pareja iban «a lo suyo«, lo que ha facilitado el cumplimiento de las distancias de seguridad, indica a EFE Alba, vecina de las Delicias que se muestra alegre por la estampa que deja hoy el Parque Castillo Palomar y cree que sus vecinos lo están haciendo «muy bien».

Monopatines junto a la estación o clases improvisadas de aerobic en el Parque Sedetania son algunas de las imágenes curiosas del día en este barrio zaragozano, donde las mascarillas son la excepción en el caso de paseantes y deportistas.

Las mayores dificultades se han encontrado en zonas como la ribera del Ebro, las aceras de sombra conforme subían las temperaturas y calles transitadas y estrechas como la Avenida de Madrid o distintas vías del Casco Viejo, en unos casos por la mayor afluencia y en otros porque los paseos se han mezclado con las colas de supermercados, panaderías o farmacias.

El hecho de que el Ayuntamiento de Zaragoza reparta gratuitamente a partir de hoy 54.000 mascarillas a través de las 102 tiendas de Frutos Secos El Rincón y Martín Martín en la ciudad ha alargado las esperas a la puertas de estos establecimientos, mientras que el comienzo de mes también ha provocado grandes colas en mercados y supermercados.

Pero una de las filas que más destacaba en Delicias no era precisamente la de algún establecimiento de alimentación, sino la de un vivero que vende semillas, flores o productos para los huertos, a los que se podrá acceder de nuevo con el relajamiento del estado de alarma.

El trasiego, ya alto desde primera hora, ha ido aumentando conforme avanzaba la mañana y salían los despistados, como Jorge, que salió «pitando» a las 9.30 horas por la ribera porque pensaba que la hora límite para los deportistas eran las 11 y no las 10.

Asegura a EFE que no se había cruzado con tanta gente por esta zona «desde 2008, cuando la acondicionaron por la Expo», sobre todo por el andador del Huerva, que parecía «una autopista de personas caminando y haciendo deporte», aunque la distancia de seguridad se podía mantener más o menos «zigzagueando».

Le ha sorprendido también ver a la Policía Nacional patrullar por el andador de la margen izquierda del Ebro, algo que no había visto «nunca» hasta hoy y que también se ha dado en otras zonas verdes de la ciudad, como el Parque Delicias.


Publicidad


Misma impresión transmite Belén, que ha paseado a su perro a primera hora por el Parque Bruil y afirma que a las 9 de la mañana presentaba el aspecto de un día veraniego a última hora de la tarde, si bien remarca que se cumplían las normas con la excepción de algunos corredores que iban en grupo cuando el deporte debe ser individual.

En general, no se han visto muchos niños a primera hora -su franja horaria es entre las 12 y las 19 horas-, pero sí ha sido habitual ver a algún mayor de 70 años que ha salido antes de las 10, que es su hora fijada para el paseo.

En las afueras de la ciudad, en Santa Isabel, los runners han ocupado las zonas de paseo desde primera hora y ya sobre las 8.30 la afluencia se ha convertido en «muchedumbre» cuando se han sumado las parejas paseando, cuenta a EFE Rosa, una vecina del barrio.