«Aquí no acaba la lucha», decían en diversos medios aquellos que se reunían para tratar de impedir, en la madrugada del pasado 8 de febrero, la desocupación del Centro Luis Buñuel, junto al Teatro del Mercado.

Y la lucha continúa en el Centro Social Okupado’ Kike Mur, llamado así en recuerdo de un preso insumiso que murió en la antigua cárcel de Torrero. Desde los años 80, dicen sus precursores, siempre ha habido en Zaragoza un espacio okupado. Este año se cumplen 13 desde que el antiguo centro penitenciario de la capital aragonesa se reconvirtiera en un espacio okupa.

«Doce años de la liberación de un espacio que nunca debió ser creado, y que ahora representa todo aquello para lo que no fue pensado», explicaban hace un año desde la asamblea del centro social okupado. En octubre de 2010, cinco años después de ser derribada la cárcel casi en su totalidad y tras el desalojo del ‘Centro Social Okupado’ ‘La Vieja Escuela’, comenzó su andadura el centro okupa ‘Kike Mur’.

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Desde entonces ha estado en el punto de mira político y social, con apoyos, miradas hacía otro lado y ataques de detractores. Hace seis años estuvo en el punto de mira por la presunta implicación en diversas actividades en este centro de Rodrigo Lanza, el joven condenado por la muerte de Víctor Laínez.

Los más críticos con este centro autogestionado y en el que se realizan todo tipo de actividades, apuntan a la permisividad del Ayuntamiento zaragozano, que se mantiene desde 2011. Explican estos detractores que los alcaldes Juan Alberto Belloch y su sucesor, Pedro Santisteve han dejado que los okupas sigan con sus actividades en el centro.

Y es que en 2011 se presentaron varios informes técnicos municipales que advertían del riesgo estructural del edificio. En 2001, con el traslado de los presos a Zuera, la fachada y una parte de la entrada se mantuvieron tras demoler la antigua prisión y utilizar el espacio para viviendas y una plaza. Lo que queda del edificio es competencia del Ayuntamiento de Zaragoza.

En el año 2020, el pleno municipal instaba por mayoría al gobierno de la ciudad a presentar un informe jurídico que expusiese las opciones de actuación para llevar a cabo la recuperación de la antigua cárcel de Torrero. La moción de Vox fue respaldada por el Partido Popular y Ciudadanos y rechazada por el Partido Socialista, Zaragoza en Común y Podemos-Equo.

APOYO VECINAL

El actual gobierno asegura que quiere evitar su degradación pero para ello quieren conseguir el «máximo consenso». El proyecto de rehabilitación de este edificio de rasgos mudéjares protegido como un centro cultural vecinal se ha ido aplazando año tras año. Los vecinos del barrio zaragozano que conviven con los okupas

La respuesta al estudio municipal de rehabilitación no se hizo esperar. Desde el colectivo okupa del ‘Kike Mur’ aseguran que en el edificio se han realizado más de 500 conciertos, 200 charlas, y cientos de talleres. «El espacio tiene como meta la creación de un tejido social, solidario y de apoyo mutuo por y para la integración con el barrio y la ciudad, cuenta con espacios como una tienda gratis, en la que cualquier persona puede venir y coger lo que necesite y/o dejar lo que ya no use», explicaban en un comunicado publicado en 2020.

Explican que van a luchar «con uñas y dientes por lo que es nuestro y de todo el mundo». Un espacio en realidad de propiedad municipal que si parece contar con el apoyo de los vecinos del barrio zaragozano que conviven con los okupas. Mientras son ya trece los años que celebra el que ya es el último reducto okupa en Zaragoza.