«Aquí hay un  perro de gran tamaño suelto, que deambula por la zona y creemos que es peligroso para los viandantes», explicaban los vecinos de la calle Teatro de la Fenice, en el zaragozano barrio de Parque Venecia.

En ese momento y en apenas unos minutos se personaba en la zona una patrulla del Sector Sur. Al llegar descubrieron un perro, de raza Doberman, que estaba suelto en la vía pública. Consiguieron sujetarlo e intentaron localizar a su dueño. 

«Tenía chip pero no aportaba dato alguno sobre la titularidad al no estar inscrito en el RIACA , el registro de identificación de animales de compañía», relatan en una nota remitida desde la oficina de comunicación de Policía Local.

Finalmente consiguieron localizar al dueño, quien contó a los agentes que el animal había sido adquirido en Serbia meses antes y trasladado a España. Entregó el pasaporte a los agentes, así como los datos del criador y los documentos de propiedad. Todo en regla, salvo un detalle del que se percataron los policías en el momento en el que sujetaron al animal.

AMPUTADAS VARIAS PARTES DEL CUERPO

El animal sufría amputaciones. Concretamente, varias parciales de las orejas y rabo. En ese momento los agentes instruían diligencias remitidas a la autoridad judicial por un posible maltrato animal.

El propietario del Doberman fue denunciado en virtud de la Ley de Protección Animal de Aragón. ¿A qué sanción podría enfrentarse? Hace tan solo unos días que se ha aprobado en el Congreso la Ley de Bienestar Animal. En ella se detallan las sanciones que, en la mayoría de los casos, se han endurecido.

Hablamos, según dicha ley, de entre los 500 y 10.000 euros en caso de ser considerada sanción «leve», 10.000 y 50.000 euros en caso de ser «grave», y entre 50.000 y 200.000 euros en caso de considerarse «muy grave».

En este caso, el de practicar al animal mutilaciones o modificaciones corporales no autorizadas, la sanción correspondería a la de un delito «grave», con lo que la multa podría alcanzar los 50.000 euros.