Diego, Ana y sus dos hijos, de cinco y ocho años, iban a vivir una aventura en familia con su primer viaje juntos fuera del país. Lo que no imaginaban es lo que su sueño y esas ganas de vivir en familia una experiencia en la capital del Reino Unido se iba a convertir en una pesadilla.


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«Pasamos de hacer el ‘check-in’ a, una hora después, tener cancelado el vuelo, sin ninguna explicación», recuerda Ana. A partir de ahí comenzó una odisea para esta familia que les llevó al aeropuerto londinense con las maletas y buscando una alternativa para poder volver a la capital aragonesa. «Fuimos el martes después de saber que nuestro vuelo se cancelaba. Salimos del hotel a las cinco de la mañana, con un frío tremendo y una huelga de trenes. Los chicos estaban helados y nos refugiábamos en las bocas de metro, hasta coger transporte y por fin llegamos al aeropuerto. Allí había gente que llevaba desde el domingo y sin tener una solución para regresar», recuerda.

Por teléfono, hablando con Ryanair, la compañía con la que contrataron el vuelo, les dijeron que tenían dos opciones, o les devolvían el dinero o les buscaban otro vuelo, pero no iba a ser para ese mismo día. «Teníamos claro que queríamos otro vuelo. Miramos precios y, por ejemplo, a Tenerife nos salía por 400 euros. Y luego tienes que mirar allí vuelo a Madrid. El dinero no nos iba a solucionar nada», nos dice.

Así que la alternativa que les dieron es un vuelo a Santander para el próximo viernes. «Y luego tenemos que coger allí un autobús a Zaragoza que llegará sobre las dos de la madrugada», asegura Ana a HOY ARAGÓN.

¿CANCELACIONES POR LA NIEVE?

«Nos dejaron tirados y se despreocuparon de nosotros. Nadie nos ofreció ni hotel ni comida. En el aeropuerto no nos íbamos a quedar a dormir, sobre todo por nuestros hijos, y volvimos al hotel con la esperanza de tener habitación hasta el viernes», explica indignada esta zaragozana.

Lo cierto es que tuvieron suerte y pudieron coger noches en el hotel en el que habían estado antes. «Ya ese día entre una cosa y otra nos gastamos 150 libras, unos 175 euros. Y luego todo lo que nos queda. Eso no nos lo va a devolver nadie, ni las vacaciones que hemos cogido, ni la representación de un belén viviente que mi hija mayor tenía esta semana y a la que no va a poder ir», se sincera Ana.

Lo que ha trascendido a España y hemos podido escuchar en otros medios de comunicación es que hubo retrasos y cancelaciones por la nieve, que impidió que los aviones pudiesen despegar con normalidad, pero Ana y Diego no acaban de tenerlo claro. «El lunes salió un avión a Zaragoza y nos consta que regresó. Ese día podía haber problemas meteorológicos y a pesar de todo hubo un vuelo a la capital aragonesa. El martes el aeropuerto ya funcionaba con normalidad. de la compañía salieron varios vuelos, menos el de Zaragoza. Pudo influir el tiempo, pero creo que se ha tratado de algún problema de reorganización de vuelos y hemos sido las víctimas», explica.


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Hoy Ana, Diego y sus hijos pasean por Londres, un día en el que ya esperaban estar en Zaragoza. «Tendremos que ser positivos y pensar que podremos ver cosas que con los días que cogimos no nos daba tiempo a ver. Ahora los niños están más tranquilos, pero hubo momentos muy complicados. A ver si el viernes todo va bien», afirma resignada.